Doce años de guerra en Siria: Resistir y volver para reconstruir

El documental laureado "Por Amor a Siria", de Susana Oviedo, muestra en Zamora la fortaleza de un pueblo determinado a resucitar de entre las bombas

Susana Oviedo, directora del documental sobre Siria, antes de la proyección en La Alhóndiga.

Susana Oviedo, directora del documental sobre Siria, antes de la proyección en La Alhóndiga. / Jose Luis Fernández

"Déjennos cinco años sin guerra y el mundo se va a sorprender, porque levantaremos Siria". La petición de un hombre de la calle, un ciudadano del país árabe, resume la fuerza, las ganas y el compromiso de un pueblo que lleva 12 años viendo morir a civiles en un conflicto sin visos de poner fin al sufrimiento y la destrucción de todo un país. Esa valentía, ese empeño por reconstruir a pesar del bloqueo de Occidente y Estados Unidos, y de recuperar el patrimonio es el eje del documental español "Por amor a Siria. Historia de la resistencia", dirigido por la actriz argentina afincada en Madrid desde hace muchísimos años, "militante por las causas justas de los pueblos", como se define Susana Oviedo.

Trae historias cotidianas a la gran pantalla, da voz a todos esos sirios y sirias que se rebelan y permanecen apegados a su tierra, con orgullo y determinación para ver de nuevo en pie a su país, como explicó la autora, invitada por IU de Zamora para proyectar la cinta galardonada con el Primer Premio del Festival Internacional de Cine Político 2022, celebrado en Buenos Aires. Este país olvidado por Occidente, como tantos en conflictos provocados por el capitalismo y silenciados por los medios de comunicación, según Oviedo, a los que señala como cómplices por "desinformar", volvió a primera línea de actualidad por el desgraciado terremoto reciente, no por el próximo aniversario del inicio de de la catástrofe bélica.

"Fue como estar en el cielo y caer a la tierra", describe gráficamente una joven siria estudiante de Ingeniería Civil el efecto de la guerra cuando su familia sufrió directamente su zarpazo en su propia hogar, rodeada por las ruinas de la calle desierta tras los bombardeos sistemáticos de esta guerra que les dejó su ciudad devastada -como la de Alepo, que en 2010, dos años antes de la guerra, tenía 4,6 millones de habitantes-, reducida prácticamente a escombros, como tantas otras.

La recién titulada en arquitectura se dirige a la cámara junto a la casa destruida de su abuelo, en un "encuadre" de edificios sin ventanas y ocupados por el silencio y el vacío, testigos de la sanguinaria e irracional guerra, proclama Susana Oviedo.

Es uno más de los barrios enteros que muestran el elevado peaje pagado por la población civil gracias a "la acción imperialista de Norteamérica", agrega esta activista de la Plataforma Global contra las Guerras, quien ensalza la entereza y la determinación de tantos profesionales de distintas disciplinas que han decidido quedarse para cimentar de nuevo su país. O que, como la joven futura ingeniera, regresan tras cursar o complementar sus grados en universidades extranjeras, en este caso en Madrid, "vuelvo porque estudio para reconstruir Siria", como lo está haciendo ya con "mi casa. Han destruido toda la calle, hasta ahora nadie ha vuelto y por eso estoy triste", declara ante la cámara, convencida de que "todo volverá ser como antes. Siria volverá".

Frente al optimismo de esta siria en una país sin futuro inmediato, "siguen los ataques y el imperio continúa armando a los mercenarios", declara Susana Oviedo.

La directora del documental junto al cartel del trabajo realizado en Siria.

La directora del documental junto al cartel del trabajo realizado en Siria. / JOSE LUIS FERNANDEZ

El imperio que destruye países autosuficientes

Veintidós mujeres y nueve hombres de Siria, de todas las edades, profesionales de todas las disciplinas, la medicina, de la arqueología, de la cultura, arquitectura, jóvenes y no tanto, han puesto cara a la valentía y a la pasión por una tierra asediada por el capitalismo más feroz que fabrica guerras, "arma a los radicales" para arrasar con la multiculturalidad, a países emergentes, avanzados cultural y autosuficientes económicamente, como era Siria, donde todavía hoy "tiene la sanidad y educación públicas y gratuitas, siguen viniendo desde Yemen o Arabia Saudí, de todo el entorno, para estudiar porque siguen teniendo una buena educación".

El país es un oasis de democracia en el que la mujer está presenten en todas los ámbitos sociales, culturales y políticos, nada que ver con la imagen de represión que en países europeos y en Norteamérica se vende de este territorio. Las mujeres ocupan puestos de relevancia en una proporción similar a la de otros países de cultura occidental.

Los testimonios de la gente, "en ocasiones entrevistada de espaldas porque no querían salir en cámara, muestra lo diversa que es esta sociedad", ejemplo de acogida de pueblos tan diferentes como cristianos, árabes, asirios, palestinos -que vivían en un campamento de refugiados-, "la cultura y la convivencia eran parte de Siria", subraya Susana Oviedo, y el Isis financiado por el imperialismo lo ha reducido también a escombros.

Alimentar al terrorismo de Isis

Y vuelve a poner el acento en el afán de control de Estados Unidos, de Inglaterra e Israel para dominar alimentando a grupos terroristas como el Isis sin importar la destrucción conscientes de la destrucción que generan, con el objetivo de arruinar lugares irrepetibles del patrimonio cultural universal "como Palmira, donde no hay gas, ni hay petróleo", se bombardeó sin piedad incluso el Museo Arqueológico con piezas únicas.

En la actualidad, equipos de profesionales, con una arqueóloga al frente, limpian con suma delicadeza y paciencia para reconstruirlas "pedacito a pedacito" recogidos de entre las ruinas. O los médicos del Hospital de Damasco que continúan con una labor ímproba para mantener una sanidad pública, al alcance de toda la población.

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