Entrevista | Rafael Dávila General de división retirado, autor de «El nuevo arte de la guerra»

"Se acabó el mundo que confiaba la seguridad a EE UU y la comodidad a China"

"Por mucho que hayamos elevado el orden intelectual y moral, los problemas los seguimos resolviendo con las armas en la mano"

El general de división retirado, Rafael Dávila, con su libro en el Colegio Universitario.

El general de división retirado, Rafael Dávila, con su libro en el Colegio Universitario. / JOSE LUIS FERNANDEZ

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

La humanidad sigue resolviendo los conflictos con las armas en la mano, unas guerras muchas veces con raíz económica y un desarrollo tecnológico muy alejado del mundo militar tradicional. La reflexión sobre los conflictos y la paz es el meollo del libro "El nuevo arte de la guerra. Teoría, orígenes y futuro de los conflictos bélicos", presentado por su autor, Rafael Dávila Álvarez, en el CLUB LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, invitado por su coordinadora, Carmen Ferreras con el filósofo Gabriel Albiac y el coronel José Andrés Cuellar también presentes en la mesa de invitados. Aunque el libro es anterior a la guerra de Ucrania, el general Dávila cree que la nuclear es una amenaza cierta y se muestra incapaz de vaticinar la marcha del conflicto, para el que considera fundamental que haya un acuerdo al menos de alto el fuego y después de paz.

–Siempre después de las grandes guerras y las consecuencias de muerte y devastación que traen consigo la humanidad se hace el propósito de nunca más, pero al final siempre repetimos la historia, sin ir más lejos, ahora con Ucrania.

–Es exactamente lo que planteo en el libro, buscar este por qué en gente que puede responderlo. Ese gran interrogante del por qué se lo hacían Einstein o Freud, y es curioso que no llegaron a una definitiva conclusión. Parece ser, por lo que vemos, que es algo innato en el ser humano. Es tremendo comprobar que por mucho que se haya elevado el orden intelectual y moral se haya elevado y hablemos de convivencia, los problemas los seguimos resolviendo con las armas en la mano. Es terrible, pero yo tampoco he encontrado la respuesta, pero esto es así.

–En la guerra de Ucrania estamos viendo el choque de dos potencias. ¿Estados Unidos y Rusia o Estados Unidos y China?

–Aunque no está en el libro, porque está escrito antes, siempre he planteado que la de Ucrania es una guerra entre Rusia y Estados Unidos; quien la ha sufrido es Ucrania y Europa, pero el enfrentamiento de fondo es ese. Pero no solo hay ese foco de conflicto, si nos vamos al Sagel, ahí está metido también el Grupo Wagner (organización paramilitar de origen ruso). Quiero decir que la penetración es grande. China es el gran observador, es el elefante que camina derecho donde hay agua y comida, pero ellos tienen su ruta muy despacio, no se meten con nadie, pero ojo, que nadie se meta con ellos. Es la nueva ruta de la seda, están observando y siempre y cuando saquen provecho de ello estarán tranquilos. Ya lo decía Napoleón, ojo, no despertéis al gigante chino porque os arrepentiréis. Es una guerra difícil de entender.

–¿El factor económico es importante?

–El factor económico es muy importante. Yo me atrevo a corregir casi a Clausewitz, que dijo de la guerra que es la continuación de la política por otros medios. Habría que decir que la guerra es la continuación de la economía por otros medios. El factor económico es fundamental: pone y quita gobiernos, hace y deshace guerras, esto es así.

–¿La guerra de Ucrania puede volver a desempolvar los arsenales nucleares?

–La situación es muy, muy delicada. Lo nuclear ha sobrevolado el conflicto desde sus inicios y lo sigue haciendo. Esa amenaza ahí está y existe y además sobrevuela todo el conflicto. Si no existiese esa amenaza Rusia jamás hubiera emprendido una guerra, porque sabe que hubiese sido arrasada en pocas horas. Fíjese en que lo nuclear es una cuestión disuasoria, pero el primer factor que tiene la disuasión es que sea creíble. Es una amenaza como otra cualquiera.

–El negocio de las armas convencionales es otro factor.

–Acaba de terminar el Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, la Feria de Armamento, Idex 2023, más importante del mundo. Ahí estaba Rusia, España, Estados Unidos...quiero decir, que ahí se han juntado las mayores industrias de armamento del mundo cuando estamos en plena guerra. Parece un poco irrisorio, una falta de respeto...Decía Ortega y Gasset, hace ya unos cuantos años, que el guerrero está hoy en día mediatizado o desplazado de su lugar porque está sometido a la industria. Puede haber generales muy tecnócratas y perfectamente adiestrados en lo que realmente interesa, pero el campo de batalla es de una complejidad enorme. No solo hay militares, sino que juega un señor metido en un sótano con una pantalla, que no tiene nada que ver con el uniforme pero está lanzando misiles.

–En España se anunció un aumento del gasto en Defensa hasta el 2% del PIB. ¿Qué le parece la política española al respecto?

–Aquí en España no se ha planteado nunca y más en un Gobierno que la mitad dice una cosa y la otra mitad la contraria. Aquí han aumentado por primera vez en la historia el presupuesto un 26% porque se han visto obligados a ello, no por otra razón. Recuerdo al presidente del Gobierno cuando estaba en la oposición y le preguntaron qué ministerio suprimiría y contestó, yo creo que sin pensar, el de Defensa. El problema es que no ha habido nunca por ningún partido político ningún interés por mantener unas fuerzas armadas y de ahí el déficit armamentístico y de organización que hemos padecido.

–¿Y a nivel europeo?

–Esto ha ocurrido en toda Europa. Recuerdo una frase del ministro Borrell, míster PESC, ante todos los embajadores de la Unión Europea: "Señores, hemos confiado nuestra seguridad a los Estados Unidos de América y nuestra comodidad y bienestar a China y Rusia. Ese mundo no existe, se ha terminado". Vamos a ver, Europa ante una guerra como esta no es nadie; si no están los Estados Unidos de América, nosotros no tenemos capacidad en absoluto. España puede aguantar una crisis limitada en el tiempo y el espacio, pero no tenemos capacidad para otra cosa.

–Mensaje optimista o pesimista respecto a este asunto de la guerra.

–No tengo información, porque escasea y ni puedo ser optimista ni pesimista. Lo único que puedo hacer, con mi experiencia, es analizar la situación. Y como analista, no me gusta lo que veo. Estamos en una situación muy delicada, donde hay mundos contrapuestos, mundos distintos hasta ideológicamente, y diferencias hasta en el sistema de vida. Claro, no puede pensar lo mismo un polaco y un portugués que está muy lejos de la frontera o un neoyorkino, con el frente de batalla muy alejado. Pero es que cada vez la guerra se acerca más, el norte de África va a pasar hambre porque los campos de Ucrania están sembrados de bombas y chatarra bélica, no de cosechas en el tercer país exportador de cereal. Lo que veo no es optimismo ni pesimismo. Veo que hay posibilidades, como ocurrió en Yugoslavia con los acuerdos de Dayton y llegar a un acuerdo. Hay que llegar lo antes posible, porque luego cuando llega el acuerdo uno dice caray, pero si esto se podía haber hecho hace muchos meses e incluso años, por qué no se hizo y hubiéramos evitado tantas muertes como han ocurrido. A ver si llegamos al menos a un acuerdo de alto el fuego.

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