Entrevista | Pedro García Aguado Ponente del congreso motivacional «Ahora ilusión»

"Debemos dejar de educar con el chantaje, la amenaza y el castigo"

"La sobreprotección resulta el problema más grave en la convivencia"

Pedro García Aguado

Pedro García Aguado / Cedida

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Atesora una larga trayectoria como intervencionistas familiar, tras haber sido un deportista de élite, Pedro García Aguado es uno de los ponentes de “Ahora Ilusión” el congreso motivacional que tiene lugar el 10 y 11 de febrero en el Teatro Ramos Carrión de Zamora.

–Para usted ¿qué es la ilusión?

–Tiene que ver con una expectativa, con lo que pensamos que puede ocurrir y tiene una connotación positiva. Tiene que ver con sentido positivo de conseguir lo que esperamos.

–En su trayectoria deportiva no siempre logró lo que quiso, ¿resulta fácil volverse a ilusionar?

–Lo interesante es aprender del principio de realidad, el que dice que las cosas no llegan en el que momento que queremos ni como queremos, ni como esperábamos. No es lo que ocurre, sino la lectura que sacamos de aquello que ocurre y la oportunidad de aprendizaje que hay. Viví ganar una medalla de plata olímpica en waterpolo en Barcelona 1992 cuando todo el mundo esperaba que ganáramos el oro. Este hecho podía leerse como un fracaso o bien como una oportunidad de aprendizaje para cuatro años después, en los siguientes Juegos Olímpicos, darle la vuelta.

–Pero a veces no somos capaces.

–Tiene que ver con la educación. Nuestros padres en ocasiones, sin darse cuenta, nos enseñaban de una forma indirecta a culpar de todo lo que nos pasaba a los demás. Cuando éramos niños nos caíamos al suelo, pegaban al suelo y lo llamaban tonto. La forma de poder darle la vuelta es la actitud. Si giras la cámara y ves la parte de responsabilidad que tienes ante eso que te ha sucedido, posiblemente tendrás más números para darle la vuelta al argumento. A veces depende de esa otra lectura y de no quedarte con los brazos cruzados culpando de todos los males a los demás, al sistema, a la vida, a los políticos... Tienes que analizar qué parte de responsabilidad tienes tu para cambiar las cosas que te corresponden cambiar, pues hay cosas que nos corresponden a nosotros.

–Algunos padres culpan del fracaso de los niños al sistema, a los profesores…

–Es un mecanismo de defensa porque si yo no me veo capaz de acompañar con un apego seguro a mi hijo o a mi hija, voy a buscar culpables en vez de buscar responsables. Es mucho más fácil señalar a los demás. Como padres y como madres tenemos que saber que más del 80% de lo que ocurre en casa es nuestra responsabilidad por el modelo educativo que hemos utilizado, los mensajes que hemos dado, si la comunicación intrafamiliar es efectiva si el acompañamiento que hacemos genera un apego seguro en nuestros hijos y nuestras hijas. Luego habría que buscar un 20% en cosas externas, parte en la personalidad de nuestros hijos e hijas marca el comportamiento y posiblemente algunos factores las escuelas o la irrupción de las nuevas tecnologías que han venido para quedarse y tantas dificultades están generando en la convivencia.

Como padres y como madres tenemos que saber que más del 80% de lo que ocurre en casa es nuestra responsabilidad por el modelo educativo que hemos utilizado

–Por su amplia experiencia ¿cuáles son ahora los problemas más identificativos en la convivencia?

–Para mí el más grave es la sobreprotección que es una forma de educar en la que los padres adoran a sus hijos, pero les sitúan en el centro del universo de una manera tóxica. No le dejan crecer ni madurar, no les fomentan esa capacidad que todos deberíamos tener a cierta edad para valernos por nosotros mismos. Esa forma educativa ha sido un efecto péndulo, de venir de una sociedad muy dictatorial, muy autoritaria, de un modelo educativo muy autoritario se ha pasado a un modelo sumamente permisivo. Educar tiene que amar de una forma ordenada, no amar de una forma desordenada, donde no existen las normas ni los límites. Evidentemente genera chicos y chicas con dificultad para gestionarse y manejarse ante la adversidad y lamentablemente reaccionan con violencia cuando las cosas no van como ellos quieren.

–Educar no es nada fácil...

–El tío de Spiderman le dijo antes de fallecer que tenía un gran poder que conllevaba una gran responsabilidad. Esto de tener un hijo o una hija es un gran poder que conlleva una responsabilidad. Había un vídeo muy chulo de José Mota donde decía “¿se ha leído usted las contraindicaciones de ser padre?”, ninguno lo hemos hecho de tal forma que cuando vienen nuestros hijos e hijas a este mundo tenemos que formarnos e informarnos, tenemos que aprender, a veces, a ser padres y madres. Es bueno, con humildad, reconocer que no se sabe educar e interesarse por leer o por asistir a conferencias para cumplir bien en esa responsabilidad. Educar se ha convertido en un arte, por lo que seamos artistas realmente para que nuestros hijos e hijas el día de mañana sean capaces de vivir en una sociedad, que todos sabemos que cada día es un poco más deshumanizada.

El ponente Pedro García Aguado

El ponente Pedro García Aguado / Cedida

–Alude a la violencia, pero a veces también se observa mal comportamiento en la propia calle.

–El mal comportamiento puede deberse a esa ausencia de responsabilidad.

–¿Qué modelos educacionales lo potencian?

–Hay definidos muchos modelos educativos que van desde el autoritario al sobreprotector, el negligente o colega. En mi opinión estos tres son muy responsables del mal comportamiento. El comportamiento tiránico del pequeño, definido por Javier Urra como el pequeño dictador, estos tres lo favorecen. Para evitarlo deberíamos tirar de un modelo democrático-conciliador, que es el que engloba el apego seguro, la comunicación amorosa, el establecimiento de límites alineados a lo que queremos que aprendan. Dejar de educar con el chantaje, la amenaza y el castigo, que se sigue haciendo.

–En el castigo y en el chantaje ¿existe un poso cultural?

–Absolutamente. Seguimos diciendo que si no comes te quito la televisión o no te dejo videojuego... y lo hacemos porque pensamos que da resultado y evidentemente lo hace en algunos chicos y en algunas chicas cuando son pequeños, pero, a la larga, genera baja tolerancia a la frustración, falta de autoestima, inseguridad y como hago lo que me dicen pero no lo entiendo pare evitar ver a este personaje, ya sea la madre o el padre, se ponga como un energúmeno, desarrollan conductas evitativas, de tal forma que cuando son adultos tienen una discapacidad importante para vivir en una sociedad donde las normas y los límites están para cumplirse y si no los cumples, hay sanciones.

Cuando existe una sobreexposición a las pantallas se han realizado una sobreprotección y no se han puesto unas normas y límites al principio

–La irrupción de las nuevas tecnologías generan nuevos problemas en las familias.

–Es un elemento que se ha unido más a los problemas. Cuando existe una sobreexposición a las pantallas se han realizado una sobreprotección y no se han puesto unas normas y límites al principio. Hay padres que todavía se han quedado en la época de sus videojuegos y tienen que formarse para que las nuevas tecnologías no generen una brecha entre padres y madres, en la que no tienen nada que ver formación académica. Una madre y un padre presentes son aquellos que se informan en lo que es regalar un smartphone a su hijo sobre sus ventajas y sus desventajas.

–Otra asignatura pendiente resulta la educación emocional.

–Los padres tienen que preguntar a sus hijos qué tal se sienten porque otra de las asignatura pendiente es identificar las emociones y que nuestros hijos sepan identificar lo que sienten y eso se consigue siendo padres inteligentes emocionalmente, pero no lo somos porque no nos han enseñado. La inteligencia emocional se está empezando a introducir, poco a poco, en los colegios de manera trasversal hasta en matemáticas para regular la emoción de la frustración sin rendirse, pero queda mucho camino.

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