El obispo de Zamora entra en la polémica sobre el aborto

En una carta suscrita por todos los prelados de la región, Valera defiende la ayuda a las "embarazadas con problemas"

El obispo de Zamora, Fernando Valera, en su despacho del Obispado de la calle Ramos Carrión.

El obispo de Zamora, Fernando Valera, en su despacho del Obispado de la calle Ramos Carrión. / EMILIO FRAILE

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Ante la polvareda levantada en torno al aborto tras el nuevo protocolo promovido por Vox en Castilla y León, y desautorizado por el propio Alfonso Fernández Mañueco, los obispos de la Castilla y León dan un paso al frente. Entre ellos, el de la diócesis de Zamora, Fernando Valera, que rubrica un comunicado en el que se ponen al servicio “de las mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas”.

En un comunicado de siete puntos, los obispos destacan que cada ser humano “desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado”.

Los prelados reconocen la aportación de las mujeres gestantes “particularmente en una tierra como la nuestra que se va despoblando y sus habitantes envejeciendo” y sus familias.

“Queremos estar cerca de las mujeres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio” para que tengan “la certeza de que no están solas en sus dificultades y que pueden contar con toda la ayuda que podamos prestar desde los organismos eclesiales y de ayuda a la mujer gestante. Así mismo, es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades”, señalan los obispos.

Los prelados mencionan varias veces las palabras del Papa Francisco: «Cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos será considerado demasiado costoso o grande, con tal de evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y que ha sido abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres”.

El aborto, no puede ser considerado “como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos. Ofrecer un período de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto permiten a la mujer gestante contar con elementos necesarios para ponderar sus decisiones. Así mismo, los profesionales sanitarios pueden ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores”. También están en contra de que una menor pueda abortar sin permiso paterno.

Por eso abogan por proporcionar ayuda y acompañamiento a las “mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas o difíciles, junto con la acogida y protección del nasciturus, habitualmente ignorado como parte concernida en esta cuestión, y que debe ser considerado como un bien primordial que el ordenamiento jurídico está llamado a reconocer, tutelar y promover”.

Los obispos son partidarios de “abordar esta cuestión mediante un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología”.

La declaración está firmada por los arzobispo de Burgos, el de Valladolid, los obispos de Segovia, Astorga, León, Palencia, Osma-Soria, Ciudad Rodrigo y Salamanca y Zamora (Fernando Valera) el administrador diocesano de Ávila.