La Opinión de Zamora

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El plan de reforestación marca el futuro

Las cenizas de los incendios han afectado a parajes como el Lago de Sanabria, donde acabarán depositadas en el fondo, aumentando la contaminación

El Lago de Sanabria visto desde el crucero ambiental. Sara Parra

Los efectos provocados por los incendios se dejan ver en la pérdida del monte. Sin embargo, sus secuelas van más allá y también están afectando a las aguas de la provincia. En entornos acuáticos como el Lago de Sanabria se prevé que las cenizas provoquen un aumento de los nutrientes. Este paraje acuático es el lago de origen glaciar más antiguo de la península y uno de los más importantes de Europa. Por ello, es indispensable que se reconozca su valor y la necesidad de frenar la contaminación que sus aguas sufren desde hace años.

Crucero ambiental del Lago de Sanabria. | Sara Parra

Los microorganismos presentes en el Lago asimilarán esos nutrientes y con el paso del tiempo serán digeridos. El problema llega cuando el alga que se alimenta de esas partículas, muere y se va al fondo, donde se acumula con otros restos ante la ausencia de limpieza. Sin embargo, la situación no es nueva, el Doctor Antonio Guillén, director científico de la Estación Biológica Internacional, explica que hay dos factores que llevan años desencadenando que el Lago se contamine. Por una parte, el mal funcionamiento de las depuradoras, que han convertido al Lago en un filtro. La red de saneamiento no funciona adecuadamente y pese a que existe un estudio de la Conserjería de Medioambiente, no se ha dado solución. Por otro lado, el cambio climático está incrementando las temperaturas, motivo por el que los microorganismos crecen en mayor medida y el Lago adquiere un tono verdoso que le resta transparencia y aumenta su contaminación. Desde la Conservación Hidrográfica del Duero y la Conserjería se han publicado varios estudios, pero no se ha aportado una solución integral, únicamente meras medidas temporales que actúan como parches.

Personas bañándose en el Lago de Sanabria. | Cedida

No obstante, hay muchas posibilidades de que el Lago pueda mejorar. Uno de los puntos clave se centra en las políticas forestales que se apliquen para los incendios. Pues estas, también repercutirán en el medio acuático. Guillén sostiene que “plantar pinos fue un error, son bidones de gasolina” y debería haberse reforestado con especies autóctonas, que arden con mayor dificultad. Por ello, el plan de reforestación que se lleve a cabo marcará el futuro de las zonas.

A propósito de la reforestación, el experto en botánica recomienda esperar a que las cenizas desaparezcan y apuesta por repoblar con especies como el roble melojo, presente en la zona de Sanabria. Algo que caracteriza a este árbol, además de su dificultad para prenderse es, que aun en el caso de quemarse, rebrota por si solo. Apuesta también por las encinas y los castaños. Pudiendo estos últimos suponer una fuente de ingresos para las zonas en las que se plantaran.

Desde la zona de la Sierra de la Culebra a Sanabria, en las zonas más duras del terreno puede encontrarse el roble melojo; en las vaguadas chopos, olmos, fresnos y una vegetación arbustiva muy rica que sirve de cobijo para los árboles que empiezan a crecer.

Las zonas donde comienzan a crecer los brezos se convertirán en lugares a los que acudirá la fauna salvaje, al ser el alimento habitual de animales como los jabalíes y los ciervos. Este hecho puede generar una ralentización en la reforestación

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En el supuesto caso de que el hombre no interviniera en la reforestación, al cabo de uno o dos años empezarían a aparecer pequeños arbustos, la naturaleza, por si sola empezaría a recuperar el equilibrio. De esta forma, en un periodo de diez a quince años, la zona podría estar recuperada. Por otro lado, con la ayuda de la mano del hombre también se puede sobreponer, siempre y cuando se haga de la forma adecuada. Si se volvieran a replantar pinos se recuperaría el bosque de forma notablemente más rápida. Sin embargo, debería afrontarse el mismo problema actual en el futuro. Por este motivo, es importante que la colaboración ciudadana vaya en la misma línea de los planes de reforestación oficiales. Es decir, que no planten por si mismos especies que tengan en sus hogares y que pueden no ser recomendables para algunas zonas naturales de la provincia. Lo ideal sería que la mano del hombre y el equilibrio natural pudieran converger, “aunque se trate de una dinámica lenta de recuperación, a la larga la sabiduría de la naturaleza genera una estabilidad mucho mayor para el medio”.

Así mismo, las zonas donde comienzan a crecer los brezos se convertirán en lugares a los que acudirá la fauna salvaje, al ser el alimento habitual de animales como los jabalíes y los ciervos. Este hecho puede generar una ralentización en la reforestación. Por este motivo, sería de especial relevancia realizar un control de la fauna que habita determinadas zonas y reducir el paso de estos para permitir el crecimiento de los brotes.

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