El obispo de Zamora, Fernando Valera Sánchez, invitó ayer a los zamoranos, en la celebración de su primera misa Pontifical de Pascua en la Catedral, a vivir la alegría de la fe, “a saber cuidar nuestra común experiencia del Resucitado”, a hacerse responsable de los otros y preservar la comunidad cristiana. Desde el pasaje del evangelio de San Marcos que describe la resurrección de Jesucristo, el prelado hizo especial hincapié en que “es necesario ver”, como le ocurrió a María Magdalena, y comunicar la experiencia de la fe cristiana, “he conocido al Señor y vive” al resto del mundo, indicó ante el centenar de fieles que acudieron a la seo.

En su homilía en el Domingo de Resurrección se refirió al “gozo, el don de la alegría y de la paz” que supone la resurrección de Cristo, la misma que ayer volvió a celebrarse en la capital, en este último día festivo de la Semana Santa en el que los zamoranos cumplieron con la tradición religiosa, a pesar de no poder ver la imagen del Resucitado y de la Virgen del Encuentro en las calles.

El prelado zamorano, rodeado por los canónigos y dos acólitos, presidió la eucaristía que cierra la Semana de Pasión en la seo, con intervención del Coro Sacro Jerónimo Aguado -también en número reducido por las restricciones de la pandemia-, para hacer un alegato de la religiosidad de esta celebración.

Desde ese sentimiento significó que “la fe de la Iglesia es la divinidad de Jesús” para proclamar ante los asistentes a la misa del Domingo de Resurrección que “Cristo vive, nos acompaña” para caminar si miedos, “ese es el gran don del Resucitado”, apuntó Valera Sánchez para instar a los presentes a seguir los pasos de esos primeros seguidores de Jesús, como discípulos que también son quienes pertenecen a la Iglesia Católica.

Valera Sánchez instó a los feligreses zamoranos a apoyarse en esa fe cuando “nos bloqueamos en una decepción, en cualquier herida interior”, a verse reflejados en María Magdalena que aún no había entendido las escrituras cuando acudió al sepulcro y no vio a Jesús; llamó a los zamoranos a olvidar la tristeza y la desolación ante una muerte que no es tal, sino resurrección, “Jesús está cerca y todo cambia”.

Parafraseando a Cristo, que “vuelve esta mañana a pronunciar tu nombre con el mismo amor que el de Magdalena”, el obispo hizo un llamamiento para que los católicos cumplan con el mandato que guarda esa resurrección, “nos envía al mundo, a la Iglesia”. El prelado terminó el acto religioso ante la imagen de la Virgen.

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