Con el deseo de que la Semana Santa de 2022 sea “la de los abrazos y de los reencuentros”, la presidenta de la Junta Pro Semana Santa de Zamora, Isabel García, hace balance de unos días de Pasión atípicos, pero en los que se ha sabido mantener el espíritu cofrade, con actividades alternativas a las tradicionales procesiones, que han acercado a todos los zamoranos y visitantes el auténtico sentimiento de una de las celebraciones más conocidas fuera de nuestras fronteras.

–En su intervención el Domingo de Ramos destacó que esta iba a ser una Semana Santa “especial”. ¿Cómo se ha podido vivir?

–Ha sido verdaderamente especial porque, indudablemente, la mayor manifestación de nuestra Semana Santa son los desfiles procesionales, que no se han podido llevar a cabo. Por eso decía en mis palabras que cada uno viviríamos ese desfile procesional de alguna manera, sobre todo espiritualmente, porque no podía ser de otra forma. Se trata de los actos litúrgicos más importantes del cristianismo y también hay que añadir que se ha añorado también mucho a las personas que nos han dejado en este tiempo, tanto a las que se han quedado en el camino a cuenta de esta pandemia como a las personas que ahora mismo están pasando unas necesidades muy grandes.

–Precisamente, el pregón de este pasado domingo fue una de las principales novedades de la atípica Semana Santa de este año. ¿Cómo surgió la idea de realizar el denominado “pregón de pregones”?

–La idea surgió porque a finales de noviembre o principios de diciembre ya se intuía que se iba a empezar a vacunar a la gente y todas las juntas de Semana Santa de Castilla y León ya estábamos convencidas de que se iba a tener que suspender por segundo año consecutivo. Puesta al habla con don Vicente Díez Llamas, que debería haber sido el pregonero en 2020 y que, si Dios quiere, lo será en el 2022, y también en contacto con el director de la banda Maestro Nacor Blanco, pensamos que el teatro estuviera como lo habíamos dejado en el año 2019. Personalmente, me pareció que no teníamos que tener esa laguna en Domingo de Ramos y dándole vueltas empecé a pensar que sería un bonito reconocimiento para los pregoneros que habían sido la voz de nuestra Semana Santa a lo largo de tantos años, que se merecían un homenaje.

–¿Cómo fue meterse en el papel de guionista para desarrollar este proyecto?

–Era muy complicado hacer un resumen de todos los pregones desde el año que comenzaron, en 1961, pero se optó por tener pequeños fragmentos de los de la última década. Así que me puse en contacto con todos y fueron ellos mismos quienes escogieron la parte que vieron oportuna de su intervención. Como me parecía que había que dar paso a esos pregones, de ahí nació el guion, con los arreglos de Almudena San Frutos en la parte teatral y luego con la magnífica interpretación que ella misma hizo con Jesús Ramos, además de todas las personas que participaron. Además, Luis Fernando García Martín dirigió todo esto.

Igea ya nos dejó claro en la primera reunión de febrero que no habría ningún desfile

–Han sido unos días diferentes, pero la Junta Pro Semana Santa no ha dejado de trabajar. ¿En qué se ha centrado?

–Mi principal preocupación era que el Domingo de Ramos tuviéramos algún acto, una especie de recordatorio de que la Semana Santa continuaba. También trabajamos en la exposición “Altares”, que es una magnífica muestra comisionada por Alberto Martín y con dos grandes fotógrafos, que no desmerecen a todos los buenos fotógrafos que tenemos en Zamora, como son David Jiménez y Juan Manuel Castro. También están las puertas abiertas del Museo de Semana Santa, que trataba de ser una manera de acercar estos días de Pasión y esos pasos que no iban a verse en las calles este año.

–¿Tuvo en algún momento la esperanza de que se pudiera disfrutar de alguna procesión en este año?

–En absoluto. Tuvimos una reunión por videoconferencia con el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, a principios de febrero y nos lo dejó claro. Después los representantes de todas la juntas de Semana Santa de la región tuvieron a bien nombrarme portavoz de todas ellas y personalmente le solicité una nueva reunión, donde nos puso todo tan complicado que con la situación sanitaria no se podía hacer nada más.

–¿Estuvieron desde el principio de acuerdo con las medidas sanitarias que se habían tomado?

–Por supuesto, porque la vacunación sabemos que va muy lenta y el riesgo es muy grande. Desde luego, ninguna cofradía ni hermandad queríamos provocar ningún problema al respecto.

–En su intervención durante el Domingo de Ramos usted misma pedía prudencia a los zamoranos en estos días. ¿Se ven las cosas diferentes cuando uno ha tenido la enfermedad, como es su caso?

–Yo lo he dicho en repetidas ocasiones, fui de las primeras que me contagié y entonces desconocíamos absolutamente todo. Pero ahora sí sabemos lo que no debemos hacer y, sobre todo, hay que pensar en tantas personas que han fallecido y en las personas que están en los hospitales. Siempre que tenga la oportunidad daré esa recomendación de que, por favor, se cuiden por el bien de todos.

La presidenta, en la iglesia de San Vicente. | Jose Luis Fernández

–¿Cómo valora las actividades que han puesto en marcha las cofradías como alternativa a las tradicionales procesiones?

–En algunas he participado, pero todas me han parecido perfectas, porque han tenido un recuerdo a los hermanos fallecidos y estoy convencida de que, igual que ha pasado con la Cofradía de Nuestra Madre, sus familias se lo han agradecido. Es lo que nos ha tocado vivir y dentro de cada una han hecho los actos que les parecían más oportunos.

–¿Ha sido una buena idea también acercar las imágenes a veneración pública, teniendo en cuenta el éxito de asistencia?

–Animar a la gente a acercarse ha sido la idea. Este año ha cambiado todo, porque el pasado estábamos en nuestras casas pero teníamos claro que este 2021, con los templos ya abiertos, teníamos que hacer algo con esas imágenes. Creo que, en este sentido, todas las cofradías se han volcado para acercarlas y se ha visto reflejado muy bien también en la exposición “Altares”.

–¿Cómo acogió la idea de la Diputación Provincial de Zamora de colocar una pantalla gigante en la plaza de Viriato con imágenes de la Semana Santa?

–Cuando nos llamaron desde la excelentísima Diputación y nos comentaron la idea nos pareció brillante. Eso sí, recomendando que no hubiera aglomeraciones cuando se visionaran las imágenes. Todo lo que sea acercar esta Semana Santa tan especial y, sobre todo, difundir nuestra Semana Santa, ya que en el caso del edificio de las Arcadas se puede ver de la riqueza que existe en toda la provincia, es una buen idea. Y para una ciudad tan apagada como está ahora, toda la difusión que se haga siempre será bienvenida.

Las administraciones han dado una lección de unidad con respecto al nuevo edificio

–El obispo Fernando Valera ha vivido su primera Semana Santa, aunque no como estamos acostumbrados los zamoranos. ¿Qué le ha transmitido sobre esta su primera experiencia?

–Desde la primera entrevista que tuve con don Fernando, siempre ha mostrado su acercamiento a la Semana Santa y a todas las cofradías y hermandades. Una frase suya que recuerdo muy bien es que quería ser un cofrade más. Todo eso, unido a su carácter, tan cercano, hace que la diócesis de Zamora tenga un gran obispo y una gran persona que esperamos que pueda conocer la realidad de esa religiosidad popular tan arraigada en nuestra tierra el próximo año.

–¿Qué responde a las críticas de algunos hermanos sobre el cobro de la cuota este año, a pesar de que no haya habido procesiones?

–Respeto la opinión de todo el mundo, pero como decimos los zamoranos, cuando nos apuntamos a una cofradía, no lo hacemos solo para salir en una procesión, sino que nos apuntamos a pertenecer a una cofradía con los deberes y con los derechos que tiene. Y desde luego, un deber que además figura en nuestros estatutos es el pago de una cuota o donativo, que además va siempre a conservar el patrimonio de las cofradías, porque es el legado que dejaremos. También sirve para ayudar a mucha gente. De hecho, todos los hermanos de las cofradías que se han acercado de alguna manera, o bien con alguna persona de la directiva o con el capellán de la cofradía, siempre se les ha ayudado y nunca han recibido un no por respuesta. Las cofradías tenemos que estar para esas personas que han tenido y tienen, desgraciadamente, problemas.

–Entonces, ¿ese dinero también ha servido para volcarse en la labor social que realizan las cofradías?

–Es que no se entendería una cofradía sin la ayuda a los demás, su eje fundamental es ayudar a los que nos necesitan. Hemos podido ayudar a asociaciones que nos lo han pedido y hemos podido acercarnos a algunos hermanos con una situación complicada, incluso a los que les da reparo pedir ayuda. Pero es verdad que cuando les transmites confianza y, sobre todo, seguridad de que vamos a estar ahí, cambia el concepto.

–Tras las celebraciones de estos días, el principal asunto en la agenda de la Junta Pro Semana Santa es el nuevo museo. ¿En qué momento se está?

–Como era lógico, el asunto del Museo de Semana Santa sufrió un parón el pasado año y a pocos días de firmar el convenio de subvención pasó lo que pasó. Pero, afortunadamente, se ha retomado todo e incluso hace pocos días el Pleno del Ayuntamiento de Zamora ya aprobó la cantidad que iba a establecer destinada para el nuevo museo. Por su parte, la Diputación mantiene su buena disposición, al igual que la Junta de Castilla y León. De hecho, el presidente Fernández Mañueco desde el primer momento apoyó esta iniciativa, puesto que iba a ser un bien para Zamora, para la Semana Santa y para todos. Ahora estamos a la espera de que digan una fecha concreta para la firma de este convenio y esperamos que sea más pronto que tarde.

–Echando la vista atrás, ¿está siendo un proceso demasiado largo?

–Cuando empezamos con este proyecto estábamos seguros desde el Consejo Rector de que teníamos que seguir adelante. Ha sido laborioso, no es una tarea fácil, había que llamar a muchas puertas y, sobre todo, que se pusieran de acuerdo en este proyecto. Pero he de decir que las administraciones han dado una lección, porque cuando se quieren hacer las cosas se consiguen sin mirar colores ni partidos y esto ha sido una buena muestra de ello. Desde el primer momento tuvimos el apoyo del presidente de la Junta de Castilla y León, que era la parte más importante, porque era la que podía aportar más. Pero también nuestro alcalde apoyó el nuevo museo y en su momento la anterior presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo, como el actual mandatario, Francisco Requejo, han estado también ahí, así que siempre estaremos agradecidos por todo este apoyo.

El obispo conocerá el próximo año la realidad de nuestra religiosidad popular tan arraigada

–Un apoyo que hay que extender incluso al Gobierno central.

–De hecho, el siguiente paso, que ya lo tenemos en mente y va por el buen camino, es una reunión con el ministro de Cultura, aunque todavía no sabemos si tendré que desplazarme a Madrid o vendrá él a Zamora. Pero el caso es que tenemos el compromiso del Gobierno. No nos serviría de nada tener un edificio con un contenido muy valioso sin los elementos necesarios para que sea, en conjunto, un gran edificio.

–¿Es un empuje imprescindible este apoyo gubernamental?

–Es necesario, porque sin ese empuje el museo no podría abrir sus puertas como tal. Ahora mismo Alberto Martín está haciendo un gran proyecto museológico, pero necesitamos que el proyecto museográfico, que es la parte en la que entra el Gobierno central, dé el respaldo definitivo.

–¿Qué va a suponer este nuevo Museo de Semana Santa para Zamora?

–Será un aliciente más para visitar nuestra ciudad y, aparte de eso, sabemos que van a hacer una gran difusión por parte de Junta de Castilla y León y de las instituciones locales. También será importante a nivel internacional, como lo fue en su día gracias al esfuerzo de los que lo hicieron posible el actual. Será todo un referente, en definitiva.

–¿La Semana Santa de Zamora saldrá fortalecida de esta crisis, con todo lo que se ha logrado a pesar de las circunstancias?

–Creo que los cofrades a lo largo de la historia han pasado por muchas vicisitudes, no solamente ahora. A mí el mensaje que me gustaría hacer llegar es que saldremos reforzados pero en unión, en el sentimiento cofrade de la ciudad de Zamora. Pero no solamente con los miembros de las cofradías, sino con esos hermanos de acera, que son tan importantes. Mi consejo es que tengamos cuidado siempre, porque volveremos y lo haremos con más fuerza. Estoy segura de que la Semana Santa del 2022, que ojalá podamos tenerla, será la Semana Santa de los abrazos, de los reencuentros y de vivir la pasión zamorana de una manera muy especial.