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Alejandro García Álvarez: Un historiador zamorano en Cuba

El catedrático siempre tuvo presente la tierra de su familia, la contribución de zamoranos y castellanos y leoneses, junto a otros españoles en la conformación de la sociedad cubana

Alejandro García Álvarez: Un historiador zamorano en CubaRubén Sánchez Domínguez.

Hace unos días ha fallecido cerca de La Habana el profesor Alejandro García Álvarez, catedrático de Historia en la Universidad de La Habana y uno de los más reconocidos investigadores sobre la historia económica de la Cuba de la época contemporánea, y también de la presencia de castellanos y leoneses en la Perla de las Antillas.

Alejandro nació en Matanzas en 1932, pero su padre había nacido en Aliste, en San Vitero, y emigrado a Cuba. Estudio en la Universidad de La Habana y en la misma es reconocido por su actitud siempre cercana a los estudiantes y su empeño en la renovación de la fundamentación teórica y metodológica de la disciplina histórica. Era uno de los miembros más reconocidos de la Academia de la Historia de Cuba, impulsada por otro destacado cubano muy vinculado a la Colonia Zamorana de Cuba y por ende a Zamora, el Historiador de la Ciudad de La Habana y responsable de que ésta sea Patrimonio de la Humanidad, el Dr. Eusebio Leal Spengler.

En su faceta como investigador se interesó por varios campos fundamentales de la economía cubana, como el ferrocarril o el azúcar y la conformación de la gran burguesía comercial en Cuba tras su independencia de España. Obras como La United Fruit, Caminos para el azúcar o La costa cubana del guineo, una historia bananera, son fundamentales para conocer la economía cubana de antes de la revolución de 1959.

Pero Alejandro García Álvarez siempre tuvo presente la tierra de su familia, la contribución de zamoranos y castellanos y leoneses, junto a otros españoles en la conformación de la sociedad cubana. Yo lo conocí vinculado a la Colonia Zamorana de Cuba y de la mano de otra investigadora, Coralia Alonso Valdés, también interesada en la realidad española, castellana y leonesa de Cuba.

Alejandro García Álvarez reflejaba en su apariencia y su comportamiento más la sobriedad de nuestras gentes de Aliste que la exuberancia que atribuimos al trópico y al Caribe. De su mano investigamos distintos aspectos de nuestra historia común tejida por zamoranos y castellanos y leoneses en la Mayor de las Antillas. Con la UNED de Zamora y el Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa participó en varios proyectos de investigación y conjuntamente publicamos varios libros como Gestión económica y arraigo social de los castellanos en Cuba, El legado de España en Cuba o el muy reciente de La atracción de una ciudad cosmopolita. Castellanos y leoneses en La Habana.

De su mano y con su magisterio comprobamos las persistentes huellas de tantos miles de procedentes de estas tierras que se asentaron en Cuba, crearon nuevas familias; desarrollaron una relevante tarea religiosa como el obispo zamorano Fray Juan de las Cabezas Altamirano (o la que lleva a cabo hoy el dominico Padre Manuel Uña); desempeñaron importantes puestos administrativos y políticos; levantaron emporios económicos como los Gómez Mena (poseedores de algunos de los edificios más emblemáticos de una ciudad esplendorosa como La Habana), o construyeron un soberbio balneario cerca de la ciudad donde nació Alejandro García y por lo mismo conocía bien, como a su propietario, el palentino Manuel Abril, reconocido empresario y abogado en la sociedad habanera.

España, Castilla y León y especialmente Zamora siempre estaban muy presentes en los afectos del profesor García Álvarez, y tuvo la suerte de visitar los mismos, siempre con tiempo para disfrutar del cariño de sus familiares.

Mi último recuerdo con Alejandro García Álvarez tiene que ver con la constatación y rememoración de esos vínculos a veces menos visibles pero persistentes que deja la emigración que tantas gentes de estas tierras tuvieron y tienen todavía que emprender. En la preparación de ese mencionado libro que se refiere a los 500 años de presencia de castellanos y leoneses en La Habana, el Profesor Alejandro García

Álvarez, señalando el lugar al que desde principios del XX llegaban todos los emigrantes que arribaban a La Habana, el muelle de Casablanca y el lazareto de Triscornia, al otro lado de la bahía, por donde habían entrado en Cuba su padre y el mío, me comentaba en diciembre de 2018: la emigración separa del lugar donde se nace, pero no lo borra y te acerca a otros nuevos que el emigrante vincula a los de origen. Esa vinculación es parte de nuestra realidad y hay que fomentarla. Él lo hacía.

(*) Director del Centro de Estudios de la Emigración

Castellana y Leonesa

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