El hombre acusado de violar a una joven de 23 años en la calle Benavente de Zamora el pasado 15 de octubre de 2018 se enfrenta a una pena de prisión de hasta 29 años, 24 de ellos correspondientes a este caso, y otros 5 a una presunta tentativa frustrada de agresión sexual llevada a cabo en noviembre de 2017. Esas son las condenas que pidió el Ministerio Fiscal, con el respaldo de las acusaciones particulares, a la conclusión del juicio que quedó visto para sentencia este lunes en la Audiencia Provincial.

En lo que tiene que ver con el caso de la calle Benavente, la Fiscalía y la acusación reclaman 20 años de prisión por un delito de agresión sexual continuada y otros 4 por el robo con violencia del teléfono móvil de la presunta víctima, que defendió su versión de los hechos con el respaldo de varios testigos. Según su relato, el acusado la abordó el 15 de octubre de 2018 a las 22.20 horas en el portal en el que presuntamente se produjeron los hechos, y la forzó a subir por el ascensor hasta el sexto piso mientras la intimidaba con un cuchillo de unos 15 centímetros.

Una vez allí, ambos subieron por las escaleras hasta el séptimo piso, donde presuntamente el acusado la obligó a practicarle varias felaciones e intentó sin éxito la penetración. Tras estos hechos, siempre según la versión de la víctima, el acusado siguió utilizando la intimidación del cuchillo para llevar a la joven en dirección a un domicilio situado en la avenida Príncipe de Asturias. Durante el trayecto, el presunto agresor presionó a la mujer para “ir agarrados” como si fueran una pareja y evitar así posibles sospechas de los viandantes.

Ambos llegaron juntos al portal del presunto agresor, pero allí la joven logró zafarse y huir hacia la zona en la que se encontraban dos hombres. Estos testigos reconocieron al acusado en el juicio y aseguraron que echó a correr cuando le amenazaron con llamar a la Policía. Fue en esa huida cuando, supuestamente, el autor de los hechos habría arrojado el móvil que previamente le habría sustraído a la mujer para que esta no pudiera comunicarse ni pedir auxilio.

El acusado pasó la noche en el domicilio de su madre, en el barrio de Los Bloques, y fue detenido a la mañana siguiente. En su contra, aparte de los testimonios de la víctima y de los testigos, operan también las grabaciones realizadas por diferentes cámaras de seguridad, las huellas encontradas en el teléfono móvil de la supuesta víctima y el ADN hallado en un cigarro que el individuo, que tenía 32 años en el momento de los hechos, habría arrojado al ascensor del portal de la calle Benavente donde presuntamente ocurrió todo.

A pesar de ello, el acusado aseguró en todo momento que no se acordaba de ninguno de los episodios narrados, y se amparó en la circunstancia de que había bebido, aunque algunos testigos aseguraron haberle visto en los minutos previos a las 22.20 horas “en actitud normal”. La defensa pidió la libre absolución de su cliente.

Del mismo modo, para la presunta tentativa de agresión sexual de noviembre de 2017, la defensa también apoyó la inocencia del acusado, a pesar del testimonio de la supuesta víctima, una mujer de 48 años que dio su versión de cómo le habría abordado este individuo, también en la zona de Príncipe de Asturias, aunque señaló que logró escapar antes de que se produjera la posible violación.