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Cuarentena sí, pero algo más dulce

Confiterías y reposterías de la ciudad, consideradas de "primera necesidad", tratan de sacar adelante todo su género a pesar de que las ventas hayan caído en picado por la pandemia

Cuarentena sí, pero algo más dulceNico Rodríguez

En el lluvioso día de cuarentena en el que Isidoro Pérez decidió volver a levantar la persiana de su pastelería cerca de la Plaza Alemania, el escaparate pintó con llamativos colores la calle vacía. Había un poco menos de gris en Zamora y el expositor invitaba a disfrutar de bombones, pastas y huevos de Pascua. "Probamos a abrir un fin de semana de marzo porque teníamos encargos y queríamos ver cómo se daba. Las ventas no superaron ni el 20% y decidimos irnos a casa para ver qué podíamos hacer", explica al móvil desde el obrador. Con 16 personas en la empresa y acuciantes pérdidas, decidieron presentar un ERTE que recibió una resolución negativa: "Nos dijeron que éramos de primera necesidad y que no podíamos hacer eso", resuelve.

Isidoro resume en pocas palabras la situación en la que se encuentran las confiterías de la ciudad. El virus les pilló con el stock en los obradores bien cargado, así que ahora toca intentar vender el máximo posible para perder lo mínimo en esta crisis sanitaria. Al menos le están endulzando la cuarentena a los zamoranos.

Durante la Semana Santa, María Victoria redujo el precio de sus aceitadas a 5 euros el kilo. Tenía 200 litros que vender y lo consiguió. "Hice unos pequeños blísters con ellas para ponerlas encima del mostrador y que la gente se lanzara a comprarlas", explica. "Es una buena forma de venderlas asegurando la higiene". Añade, además, que "las torrijas y las cañas zamoranas también se vendieron muy bien". "La producción ha bajado a más de la mitad, pero seguimos vendiendo. No quiero mandar a mi gente a casa, así que hay que agarrarse a un clavo ardiendo", zanja.

Cada uno se busca su forma de dar salida al género. Francisco Cuadrado ha decidido aprovechar el servicio a domicilio para seguir repartiendo dulces por los hogares zamoranos. Durante la semana pasada, vendió 40 kg de aceitadas bañadas en chocolate blanco y negro e incluso tuvo que producir de más. "No queda otra que resistir. Ahora hemos empezado a abrir la tienda por las mañanas, de 9 a 14. El servicio que teníamos también para bodas y eventos privados está todo anulado", explica.

Ayer mismo, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) concluyó que el confinamiento ha cambiado los hábitos de consumo de los españoles. La compra de productos frescos y de primera necesidad durante las primeras semanas ha dejado paso a el consumo de aperitivos, alcohol y repostería en un intento de hacer la cuarentena un poco más llevadera. A pesar de este drástico cambio, los pasteleros zamoranos insisten en que las ventas que han vivido estos días no son más que un mero espejismo. La producción no supera el 50% y los ingresos han caído drásticamente, alcanzando incluso el 70%. En otras palabras: sobreviven, pero a duras penas. "En la semana pasada vendimos pastas, pasteles y algo de pan, pero es muy poquito comparado con otros años. Es de suponer, el confinamiento es así", concluye Isidoro Pérez. Una conclusión que completa Cuadrado: "La gente no sale y no tenemos turismo, así que bastante es que estemos vendiendo".

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