Mañana se escucharán campanas. Tocarán por consagración, becera y por tente nublao, expresiones que aunque ahora no signifiquen mucho para la mayoría, fueron el alma de la vida rural y aún hoy viven en la memoria de los mayores. "La vida se regía por las campanas", cuenta Antonio José Ballesteros, presidente de la Asociación Cultural de Campaneros Zamoranos, organización que llevará a cabo la exhibición de toques y repiques de la tarde del sábado. El evento forma parte de las celebraciones por el cuarto centenario de la Virgen del Tránsito y reunirá a doce maestros que inundarán de repiques la Plaza de la Catedral.

"Era el medio de comunicación antiguamente. Antes no había relojes, las personas se guiaban por el tañir de las campanas. Han significado mucho, no solo para la religión, sino también para la vida civil", continúa Ballesteros. Y es que los toques y repiques no solo se usaban para llamar a misa, sino también para sacar el ganado a pastar o para avisar de un incendio. "Durante la exhibición explicaremos la historia y significado de las 22 formas de toque y repique, todos diferentes".

La Asociación Cultural de Campaneros Zamoranos protege un legado inmaterial. Ser ducho en el toque manual requiere de práctica y dedicación, por eso han constituido una escuela donde enseñan a todo aquel que quiera apreder este arte tradicional. Sus 130 socios abarcan todas las edades, desde un bebé que no llega al año a un maestro campanero con 91 inviernos a sus espaldas. Ballesteros recorre junto a sus compañeros los pueblos de Zamora, llevando siempre sus campanas poratátiles, las mismas que se instalarán y tañerán en la Plaza de la Catedral. Ha sido este espíritu el mismo que los ha llevado a poner en marcha iniciativas como la catalogación legal de todas las campanas de la provincia. "Lo hacemos por el riesgo de robo, de esta manera si están registradas podemos denunciar e intentar localizarlas en el mercado negro", algo que confiesa, ya ha pasado.

Cada campana es única, pues tienen grabadas cuándo y quién las fundió, además de que su cuerpo varía en función del diámetro y la nota musical. "Todas tienen nombre propio". Nombre e historia, que en el caso de algunas llega a los siglos de vida. Pero están en peligro, el desuso las está matando. Entre sus enfermedades encontramos yugos podridos, badajos en mal estado y campanarios derruidos."Nos llaman desde los pueblos, nosotros intentamos asesorar y encontrar la mejor solución". Esta suele ser refundir las campanas en mal estado, pero en Zamora las hay demasiado antiguas para esto. "No se puede refundir si es del siglo XVII porque es una pieza histórica. En ese caso solo podemos soldarla, algo carísimo. Así que optamos por guardar la original como pieza de museo y fundir una copia exacta como sustitución".

La Asociación Cultural de Campaneros Zamoranos protege este arte desde 1977, cuando un grupo de maestros campaneros de Villarrín de Campos dio los primeros pasos. Hubo que esperar hasta 2016 para la constitución oficial de la asociación, momento a partir del cual se ponen en marcha la escuela y el registro de campanas, además de continuar con la restauración de campanarios de toda la provincia, 46 hasta hoy. Todo ello para proteger un legado inmaterial que recala en 22 toques: de fuego, de amanecer, de alborada, de ángelus; el de la molinera cuentan que es el más complicado, sólo usado para llamar a fiesta.

Lo normal hoy en día es que las iglesias pongan sonidos de campanas grabadas. Este sábado eso cambiará, y la Plaza de la Catedral se hará eco de la tradición más pura en un viaje al pasado que los campaneros de Zamora intentan por todos los medios traer de vuelta.