Opinión

La convergencia real del Oeste español con Europa pasa por recuperar el tren Ruta de la Plata

Los colectivos e instituciones que han participado en la manifestación entienden que es necesario ir hacia un consumo de proximidad

La concentración por la reapertura de la Vía de la Plata.

La concentración por la reapertura de la Vía de la Plata. / José Luis Fernández

El éxito de la jornada reivindicativa de este sábado en Zamora para exigir la reapertura del corredor ferroviario Ruta de la Plata pone contra las cuerdas al Ministerio de Transportes de Óscar Puente, tras admitir que esta infraestructura no está en sus planes a medio plazo. La presencia junto a representantes institucionales y empresariales de buena parte de la sociedad zamorana y extremeña, arropados por otras muchas localidades por las que discurre el antiguo trazado de la línea férrea como León y Salamanca, evidencia la fortaleza de una exigencia que está a punto de cumplir 40 años. Su cierre el 1 de enero de 1985 se ha convertido en una cicatriz para una provincia que busca desesperadamente fórmulas para converger con Europa, donde cualquier iniciativa de recuperación socioeconómica que se articule sobre distintos territorios cuenta con el respaldo de las comunicaciones, en especial las ferroviarias. Lo que no sea trabajar en la viabilidad de la Ruta de la Plata para reabrirla en todo el eje que comunica Gijón con Sevilla pasando por ciudades monumentales como Mérida, Salamanca, León o Astorga es penalizar a toda la franja del oeste peninsular español y colocar piedras en el desarrollo de las propuestas e iniciativas contra la despoblación.

La infraestructura ferroviaria que recorre la antigua calzada romana destapa discrepancias incluso dentro del mismo Gobierno. Mientras que el Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles da pasos para impulsar el "Corredor de la Plata" con importantes centros logísticos y de fabricación de armas, entre ellos el acuartelamiento de Monte la Reina en Toro, el de Transportes no parece dispuesto a mover ficha sobre los planes iniciales de su titular: estudios sobre su rentabilidad que no se conocerán hasta dentro de dos años, y con el horizonte del plan de inversiones europeo del año 2050. En el reciente viaje de Óscar Puente a Galicia para inaugurar la puesta en funcionamiento de los nuevos trenes S-106, los mismos que han provocado auténtico bochorno en Zamora por sus retrasos y averías, el ministro comprometió unas inversiones millonarias para el Corredor Atlántico, 4.561 millones de euros hasta 2030, centradas casi exclusivamente en la vecina comunidad y que no catará el ferrocarril Ruta de la Plata. Desde la Plataforma Corredor Oeste insisten en que si se invierte en Galicia pero no se soluciona el eje de la Ruta de la Plata se genera un cuello de botella incomprensible. Los servicios gallegos tendrán infraestructuras del siglo XXI, pero en el otro lado de la balanza los tráficos que se prevén captar para la Ruta de la Plata con origen o destino Galicia se verán mermados de no abrir el tren por el Oeste, porque estas inversiones no serán efectivas si no cuentan con una salida rápida, moderna y eficaz por la antigua línea de ferrocarril.

La reivindicación de León, Zamora, Salamanca y Extremadura sobre la reapertura del servicio ferroviario exige la puesta en marcha de una línea mixta, de pasajeros y mercancías, entre Gijón y los puertos del sur de España. Conscientes de la importancia de unir fuerzas, los representantes de distintas provincias han comenzado a actuar como una única voz ante el Ministerio de Transportes, que es en definitiva quien se tiene que hacer cargo de sufragar el coste de habilitar la línea para que sea factible su reapertura. Por lo pronto, los expertos que se han reunido en Zamora con motivo de la macro concentración reivindicativa coinciden en la viabilidad del tren de la Plata desde el punto de vista técnico. Tanto Germán Barrios, expresidente del Consejo Económico y Social autonómico, como José Luis Ordóñez Fernández, de la Coordinadora estatal Tren Público Social y Sostenible, y Marco Antonio Macía, miembro del Grupo Estratégico Ferroviario Astorga-Plasencia 3.0, inciden en la acuciante necesidad de vertebrar las comunicaciones entre el norte y el sur del oeste del país con un eje que durante siglos ha sido estratégico para distintas civilizaciones y que se ha dejado morir con argumentos como la escasa rentabilidad económica.

A las plataformas extremeñas, como sucede en Zamora y en Castilla y León en general, no les sirve con el horizonte de construcción de la Ruta de la Plata para el año 2050. En los últimos años el Consejo Económico y Social de Extremadura, las Cámaras de Comercio e Industria de las provincias entre Plasencia y Sevilla, y diversos colectivos como el Corredor Oeste se han unido, aportando un nuevo impulso motivado por el objetivo de descarbonizar y abaratar el transporte de mercancías, insisten desde Extremadura, una comunidad que como en el caso del Oeste de Castilla y León, se juega un amplio abanico de opciones de desarrollo a la carta del ferrocarril. Los colectivos e instituciones que han participado en la manifestación entienden que es necesario ir hacia un consumo de proximidad y defienden un ferrocarril y transporte público que impulse la revitalización de las comarcas, que permita acceder los servicios educativos y sanitarios y que posibilite las relaciones humanas, así como el traslado de mercancías de corta, media y larga distancia. En definitiva, vertebrar un territorio para fijar población, ofrecer opciones de movilidad y no condenarlo a ser una tierra vacía que se atraviesa para ir de una gran ciudad a otra.

El Oeste del país ha hablado alto y claro, lo suficiente como para que sus demandas lleguen al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.