Casi veinte años después de la creación de la Oficina de Atención a Víctimas de Delitos, las mujeres maltratadas continúan siendo las usuarias mayoritarias del servicio de asesoramiento y ayuda, situado en la Audiencia Provincial: protagonizan el 90% de las asistencias. Las recibe la gestora, Ángela Carrera Tejero, cuyo papel es decisivo, puesto que se trata de la primera persona que ampara a estas mujeres, socavadas por la situación de violencia vivida a todos los niveles, para quienes ese primer contacto será decisivo. Carrera Tejero las escucha antes de orientarles sobre los recursos de que disponen y los pasos a dar para beneficiarse de ellos cuando ya han denunciado o cuando acuden solo para saber, y les informa del procedimiento judicial, si bien aclara que "atendemos también a mujeres que no quieren denunciar" al maltratador.

Cuando han dado ese paso, pedir ayuda, "el más difícil", el más importante, "se sienten liberadas", explica la psicóloga de la Oficina, Silvia Casaseca-Alista Mostaza. Es la gestora la funcionaria encargada de derivar a estas víctimas del terrorismo machista a Casaseca-Aliste para que sigan una terapia que les ayude a reconstruir su autoestima, liberarse del yugo del maltratador y "recuperar y recomponer su vida". A día de hoy, casi un centenar de mujeres continúa en sus manos, no todas con denuncia cursada en los juzgados, aunque sí la mayoría. Otras seis personas acuden a terapia por las secuelas que sufren tras ser víctimas de otro tipo de delitos.

La labor es ardua, requiere una continuidad, a veces, de años porque estas víctimas de violencia de género "llegan a la consulta con muy baja autoestima, con síntomas de depresión y ansiedad, apatía, tristeza, desmotivación, insomnio y, en ocasiones, con ideas irracionales de suicidio, con inseguridad", explica la psicóloga. A Casaseca-Aliste le compete, a través de múltiples sesiones, "ayudarlas a recomponerse, recuperar la estabilidad emocional, su independencia económica, laboral", la terapia busca recuperar o aprender recursos personales para poder afrontar la nueva situación" que comienzan a vivir tras dejar a su maltratador atrás.

Cada caso es un mundo, por tanto, resulta imposible establecer el periodo que se precisa para salir de la espiral de violencia en la que algunas han vivido años, décadas. En la obtención de resultados positivos, el apoyo familiar, del entorno, la estabilidad laboral que tengan o logren es determinante. Lo que sí afirma la experta en violencia de género es que "pocas vuelven con sus agresores".

A lo largo de 2017, Casaseca-Aliste llevó a cabo un total de 812 sesiones individuales de terapia para mujeres maltratadas en este servicio gratuito del Ministerio de Justicia, además de 113 conjuntas con sus hijos, recientemente considerados víctimas directas de esta lacra social. Pero no solo llegan a su consulta mujeres que han sufrido maltrato, sino que víctimas de otros delitos, entre ellos de abuso sexual y agresión sexual, robos, lesiones por accidente u otras infracciones penales, demandan terapia, acuden para tratar de superar las secuelas psicológicas que han generado esa experiencia traumática.