"De esta no nos ahogamos", decía un curioso que se acercó en la mañana de ayer a ver cómo bajaba el Duero. Razón no le faltaba al caballero, desde luego, aunque la crecida del río sí que ha provocado desperfectos que habrán de solucionarse, billetes mediante, cuando las aguas vuelvan a su cauce, nunca mejor dicho. Como es habitual, las aceñas han sido las que más han sufrido la avenida del Duero. Las de Pinilla, aunque han librado la inundación, sí que han quedado inutilizadas al pasar el agua por encima de uno de los accesos. Las de Cabañales, absolutamente inaccesibles y con el jardín botánico completamente anegado. Y las de Olivares, al mismísimo borde de sufrir una nueva entrada de agua en las instalaciones.

No pocos ciudadanos quisieron asomarse ayer a las barandillas para ver al río Duero en su versión más irreverente. Los paseos que discurren junto al cauce no fueron óbice para que las aguas saltaran por encima de ellos y los sumergieran bajo ese caudal de cerca de 1.000 metros cúbicos por segundo con el que se aceleraban en su viaje hacia Oporto. Los accesos a estos caminos estaban impracticables, debido a que el agua también había hecho acto de presencia, por lo que resultaba imposible acercarse más allá de lo que la naturaleza permitía.

La zona de los Tres Árboles, junto a la Ciudad Deportiva, fue una de las que más curiosidad despertó entre los zamoranos, dada su facilidad para la inundación. La Policía Municipal y Protección Civil se encargaron de balizar correspondientemente el entorno para evitar peligros. En Olivares, los vecinos miraban con recelo al arroyo de Valderrey, que tantos disgustos les ha dado en esta última semana. Sin embargo, el peligro se cernía también en el hermano mayor, dado que el Duero gusta de visitar esta zona en jornadas de crecida.

A partir de ahora, el caudal tenderá a bajar y los paseos emergerán. Con ellos, saldrán también a la superficie todos los desperfectos de esta avenida que, sin ser de las más graves que se recuerdan en la capital, sí que ha causado más de un trastorno a los ciudadanos y al Ayuntamiento.