Una prestigiosa beca Marie Curie, auspiciada para la movilidad de los investigadores en la Unión Europea, le ha llevado hasta la universidad londinense Imperial College. Licenciado en Biología y Biomedicina por la Universidad de Barcelona y con un máster en Biotecnología por la Universidad Autónoma de Madrid, su actual proyecto se centra en el uso de técnicas de terapia génica para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca como consecuencia del infarto de corazón. "Hoy en día, es la primera causa de muerte en los países desarrollados", apunta. La terapia génica consiste "en la transferencia del gen terapéutico a las células del paciente con el propósito de reparar el área dañada", resume.

Este joven de 27 años reconoce que la beca Marie Curie le ha otorgado "prestigio y reconocimiento internacional", aunque lo más importante para él son los fondos que recibe para su investigación, "además de un salario que te permite vivir con dignidad en Reino Unido", añade.

Una situación de la que no disfrutan sus colegas en España. "Nunca se ha tenido en cuenta a los investigadores y creo que hay muchas cosas que cambiar y pocas ganas de hacerlo. Culturalmente, España nunca ha sido una potencia investigadora como Reino Unido pero la culpa no es de la sociedad, sino de nuestros gobernantes, que no han sabido promover, financiar y relanzar a sus científicos y por eso son tan pocos, poco conocidos y deben irse de España", lamenta.

Otro diferencia entre ambos países reside en la financiación. "Aquí hace años que han entendido que la investigación, así como la universidad, no tiene sentido subvencionada por el gobierno y está promovida por fundaciones y mecenas", compara.

Sin monotonía

Su día a día en el laboratorio es todo menos rutinario. "Hacer investigación es muy entretenido y poco monótono. Las mañanas son para realizar los experimentos y las tardes para diseñarlos y escribirlos. Es verdad que en ciencia no hay horarios establecidos y si un experimento dura 72 horas no te queda más remedio que empezar pronto y acabar tarde", relata.

Además, se siente muy acogido por sus compañeros ingleses. "Las universidades británicas no te contratan por politiqueo o para llenar una plaza, sino por méritos. Y eso lo cumplimos todos los españoles que estamos aquí de sobra", subraya.

Aunque el trabajo le deja tiempo para el ocio y Londres "siempre ofrece actividades muy variadas", admite echar de menos la tierra de sus padres, Villardeciervos. "Me acuerdo mucho del clima, del jamón y del calor de la gente, además de los montes de Sanabria y La Carballeda", enumera.

Sobre su futuro, reconoce que es "todo un dilema" ya que aunque por un lado está el deseo de regresar a España, "sabes que las oportunidades laborales, así como los sueldos, son mejores y más competitivos fuera de allí, así que, honestamente, aún no lo he decidido", confiesa.