La alegría, el colorido y la música navideña inundaron ayer las principales calles de la ciudad gracias al desfile de Papá Noel que por segunda vez se celebra en la ciudad, auspiciado por la firma Gaza que, a través de la figura de este personaje, "quiere compartir y regalar ilusión a sus consumidores y a la sociedad zamorana", indican fuentes de la organización.

Cientos de niños acompañados de padres, tíos o abuelos aguardaban al cortejo, que integraron unas 250 personas, entre las que figuran integrantes de grupos de teatro de la capital, como Atrezzo, Fantasía, Juan del Enzina y Natus, así como las chicas del grupo de gimnasia rítmica Mapeca, miembros de Zamora Patina o de la escuela de Baile Escena.

Varios muñecos de nieve, la vaca Gazi, que jugaban con los pequeños espectadores, dieron paso a un singular coche lechero de Gaza, una réplica de un vehículo de 1930 que iba adornado con motivos navideños y acompañado por unos duendes patinadores.

La primera de la carrozas correspondió a la de la Reina de las Nieves, que iba escoltada por una docena de Damas de las Nieves y por un grupo de duendes infantiles que danzaban perfectamente coreografiados. El tren articulado de 30 metros de largo, formado por una máquina, una carbonera y varios vagones iluminados en vistosas tonalidades, hizo las delicias de los más pequeños pues en él viajaban numerosos personajes de dibujos animados. La Bella y la Bestia, Lumiere, Cenicienta y el Príncipe o un grupo hadas saludaban al público mientras que los más pequeños los iban identificando. "¡Mamá, es Cenicienta!", decía una niña, sorprendida también por el saludo de Daisy. Y es que tras el vehículo desfilaban personajes de Disney, un grupo de soldaditos de plomo y otro de bailarinas sobre patines.

Ositos autómatas

Una plataforma con un show musical de ositos autómatas, que tocaban desde un piano a una batería, enlazó con un conjunto de esquimales con trineos, llenos de paquetes, y sus perros que atrajeron a todas las edades. "¿Son los perros de la Guardia Civil?", preguntaba un caballero. Campanilla, el capitán Garfio o Peter Pan trasladaron al País de Nunca Jamás que protagonizó una amplia carroza de un dragón iluminada totalmente en alegres y vivos colores.

Un gran árbol de Navidad, unas bolas navideñas y de la firma Gaza daban paso a la delegación llegada desde Laponia, que a primera hora de la jornada acudió al hospital Virgen Concha o a centros de mayores antes de compartir su alegría con la ciudad. Los renos, que parecía ir en el aire, tiraban de la carroza de Santa Claus dirigida por un duende mientras que otro iba tocando una campana y Papá Noel saludaba a los zamoranos, gesto que el público repetía al tiempo que las lecheras obsequiaban en mano con piruletas.

Los duendes carteros, que tenían hasta burritos, pedían las cartas a los niños más rezagados, algunos de los cuales se las dieron a Santa en la Plaza Mayor.