El Cabildo Catedralicio ya tiene el permiso de la Comisión de Patrimonio Cultural para acometer la reparación de la cubierta y la mejora de los revestimientos interiores en la sacristía de la capilla de San Juan Evangelista, un espacio que se encuentra sumamente deteriorado por la acción que las humedades han provocado en los revocos. La capilla es una bonita habitación que se abre al traspasar la puerta situada en el muro sur de la capilla de San Juan Evangelista, también conocida como la del doctor Grado, que es la que se encuentra justo al lado de la del Cristo de las Injurias, y aún más antiguamente denominada la capilla del tesoro.

En contraste con la pila bautismal, el estupendo retablo o el fantástico sepulcro del doctor Grado, uno de los mejores ejemplos del último gótico en España, con el espectacular Árbol de Jesé, está la desconchada entrada de la pared de enfrente, una suerte de portada postiza, que tapa parcialmente un lucillo abierto en el muro y que presenta la pintura totalmente desconchada. La puerta da acceso a una sala que ahora mismo está hecha una pena, con el revoco blanco a medio caer y una sensación de humedad en toda la estancia.

La capilla de San Juan Evangelista fue mandada edificar por Pedro Oña, sobrino del Obispo Suero, en la segunda mitad del siglo XIII, a los pies de la nave meridional, relata José Ángel Rivera de las Heras, delegado diocesano de Patrimonio en su libro sobre la Catedral que es una de las obras de referencia para todo aquel que quiera acercarse a los entresijos del primer templo diocesano.

"Denominada antiguamente capilla del tesoro, fue adquirida por el doctor Grado a comienzos del siglo XVI, con el fin de servirle de panteón personal", relata Rivera en su obra. Juan de Grado era una figura singular, que tuvo entre otros cargos el de comendatario del monasterio de Valparaíso y canónigo del Cabildo de Zamora. De azarosa existencia, marcada por la ambición, amasó bienes y fortuna, sin dudar de utilizar incluso la violencia, como prueba la pelea que tuvo con fray Pedro de León, abad reformador de Valparaíso.

La sacristía objeto de restauración ocupa el lado meridional de la capilla. Es de planta cuadrada y de menores dimensiones que la capilla, pero como ésta, la sacristía está también cubierta con bóveda de crucería octopartita, de nervios en arista y el emblema heráldico de los Grado en la clave.

El retablo central de la capilla fue realizado por el entallador Francisco Barahona en 1575 e inmediatamente después dorado, policromado y estofado por Juan de Durana. El banco alberga en su parte central un relieve enmarcado por una cartela apergaminada flanqueada por sartas de frutas y en cuyo interior está representada Santa María Magdalena penitente, recostada en el campo, siempre según la descripción que aparece en la mencionada obra de Rivera de las Heras. El cuerpo central contiene un gran relieve con la figura de San Juan Bautista sentado, acompañado por el águila.

En el lado de la epístola de la capilla se encuentra el ya mencionado sepulcro del doctor Grado. Está considerado como uno de los mejores ejemplos de sepulcros murales del último gótico que se conservan en España, tanto en ornamentación como el escultura. A su calidad técnica se une un desarrollado y complicado programa iconográfico. Está esculpido en alabastro y piedra arenisca. El nicho sepulcral va flanqueado por pilares góticos que rematan cuatro figuras de proferas. Y en la parte superior aparecen distintas escenas como la de dos niños en actitud de ahorcar a un personaje demoniaco y un niño abriendo las fauces de un dragón, que representa la derrota del pecado.

La Comisión de Patrimonio aprobó también en su última reunión la restauración de los lienzos del Cristo de Burgos, Improperios, Inmaculada Concepción, Visitación y Virgen de la Paloma pertenecientes a la iglesia de San Torcuato, que promueve el Obispado de Zamora. Y autorizó el traslado de tres piezas de la diócesis para la exposición sobre la indumentaria en el Siglo de Oro que está organizando el Museo de la Santa Cruz de Toledo. Se trata de un alba del siglo XVI iglesia de La Hiniesta; un Niño Jesús Dormido Museo Diocesano procedente de las Juanas y la Virgen del Consuelo de la iglesia de Pelas de Arriba, que es precisamente toledana.