Tras alzarse con el premio musical del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León el pasado junio, el grupo zamorano Sadia presenta esta noche en la Cueva del Jazz (23.30 horas) su último trabajo, en el que, sin perder sus raíces ancladas en el rock y el blues, se reencuentra con su público en esta nueva etapa de su carrera.

-¿Qué supone volver a tocar en casa?

-Supone la presentación de nuestro disco "Cruce de caminos", un EP que contiene cinco canciones, y también una vuelta a nuestra ciudad, un reencuentro con mucha gente que nos ha visto con otras formaciones hace tiempo. Es una alegría para nosotros, porque vamos a intentar conectar con un público nuevo, aparte del conocido.

-¿Qué se va a ofrecer sobre el escenario de la Cueva del Jazz?

-Un repertorio amplio y extenso durante casi dos horas, trabajado durante años, porque hay canciones que tienen 15 años de vida. Es un repertorio maduro de un grupo que tiene fuerza, poder y contenido. Estamos cargados de ideas y eso es algo de lo que la gente se irá dando cuenta poco a poco.

-¿Cómo definiría el estilo de Sadia?

-Principalmente somos un grupo de rock, pero hay gran influencia de la música blues en nuestro estilo. Aunque el grupo posee una personalidad y un carácter, también hay influencias, porque nadie se inventa un género a estas alturas. Todas ellas están interiorizadas, no son referenciales, sino que forman ya parte de nuestra esencia. Yo cuando escribo las canciones realmente intento expresarme desde mi punto de vista, desde mi óptica, tanto musical y letrísticamente. Por lo tanto, creo que la gente se va a encontrar con un grupo con un lenguaje lleno de reminiscencias del blues y el rock clásico, pero con un carácter muy personal.

-¿Qué queda de su anterior formación, Superhombre? ¿Es Sadia una continuación o un punto y aparte?

-Superhombre fue un paso intermedio, era un grupo más enfocado a lo comercial. Nos sirvió de aprendizaje y de paso intermedio para después pensar que uno tiene que hacer lo que realmente cree que tiene que hacer. De hecho Sadia, el nombre del grupo, es nuestro apellido, la esencia, lo que somos sin disfraz, máscara ni maquillaje.

-El grupo lo compone usted con sus hermanos Manuel y Mario, ¿existe una base musical familiar?

-Por supuesto, la historia viene de largo. Mi padre es el fundador del grupo Cepa y Sarmientos, de música folk, y de jóvenes le acompañábamos sobre el escenario. Mi hermano Manuel y yo llevamos tocando rock desde que teníamos 15 años, compaginándolo con el trabajo en el grupo de mi padre, lo que nos sirvió para aprender mucho.

-¿De dónde saca la inspiración Sadia?

-Las letras y la música corren de mi cargo, pero realmente el sonido forma parte de los tres. Somos un trío y Sadia suena a tres personalidades, no completamente diferentes, porque sería imposible, pero sí diversas. Cada uno tiene su influencia musical y su visión de ver la música. A mí me encanta los sonidos de los 70, pero somos un grupo abierto a todo, una cualidad que cualquier músico o creador debe tener. Tienes que ser un ecléctico, porque tampoco puedes imitar. Desde el punto de vista musical yo siempre evito el mimetismo, seguir los pasos de alguien, porque tiene unas consecuencias muy negativas desde el punto de vista musical. En un primer momento puede ayudarte a empezar, pero posteriormente lo que hace es frenar tu creatividad. Las influencias son muchas, me encantan grupos como The Allman Brothers, Eric Clapton, Bruce Springsteen, Joe Cocker, Tom Waits o BB King. Mi influencia musical viene de la música que ha dado base y poder al rock y al blues.

-¿Es buen momento para vivir de la música?

-Nunca lo ha sido, desde los 15 años lo intentamos y no lo conseguimos. Es algo que te desilusiona, pero con lo que aprendes a vivir. Ves que no puedes renunciar a la música porque forma parte de ti, pero hay que compaginarlo con una vida más para sobrevivir. El arte forma parte de mí y lo que he hecho es aprender a vivir con ello y compaginar mi vida familiar y profesional con la artística. No se puede poner uno como objetivo primordial el conseguir vivir de la música porque eso te puede desilusionar tanto que puedes dejar al menos temporalmente las cosas y eso no es positivo.

-¿Se complica más esta situación viviendo en una ciudad pequeña como Zamora?

-Las cosas están difíciles en todos los sitios, creo que no tiene nada que ver. Pero hace años era más complicado llegar a Madrid y ahora mismo solo tienes que tener una página en Internet y todo el mundo puede ver lo que haces. En ese sentido es mucho más sencillo. Además, Zamora está a la altura de muchas ciudades musicalmente, porque tenemos gente que está apostando por la música en directo y eso es muy loable, tal y como están actualmente las cosas.