El clero diocesano, familiares de Benito Peláez así como cientos de fieles abarrotaron ayer el templo de San Ildefonso con motivo del funeral de este sacerdote zamorano, párroco emérito de esta iglesia a la que estuvo vinculado durante 18 años.

La misa exequial, presidida por el obispo de Zamora, Gregorio Martínez y concelebrada por el obispo de León, el toresano Julián, y por más de un centenar de sacerdotes, entre ellos muchos presbíteros jóvenes, estuvo seguida por muchos fieles de pie, pues hasta el pasillo central del templo, donde se encuentran los restos de San Ildefonso, se llenó de fieles que quisieron despedir a Benito Peláez.

En la homilía Gregorio Martínez Sacristán recordó con gran cariño al sacerdote fallecido. De él dijo, con una gran emoción, que «era un cura de la cabeza a los pies», y un hombre «pobre, pobre que no tenía ni casa propia».

Benito Peláez Velasco ha fallecido a los 85 años de edad y 61 de sacerdocio. Nacido en 1928 en Zamora fue ordenado presbítero el 6 de julio de 1952, tras concluir ese mismo ejercicio sus estudios de Filosofía en Zamora y de Teología en Salamanca.

Su ministerio lo desarrolló en Seminario Mayor, en la parroquia de San José Obrero, templo en el que estuvo 23 años, de 1972 a 1995, entre sus funciones de cura ecónomo y de párroco. Esta parroquia la compatibilizó con su cargo de vicario general de 1977 a 1992. Desde 1995 hasta el pasado mes de septiembre, que se jubiló, fue párroco de San Pedro y San Ildefonso. Además entre 1993 y 2013 fue consiliario de los Centros de Cultura Popular y Desarrollo de Adultos.