Miguel Ángel Santos afronta una nueva etapa en el grupo de Coros y Danzas Doña Urraca asumiendo la dirección tras el fallecimiento el pasado mes de mayo de la que fuera el «alma mater» del grupo, Rosa Do Barros. Sin perder el espíritu con el que nació esta escuela, Santos quiere dar un nuevo impulso al folclore zamorano.

-¿Cómo se presenta este curso para el grupo Doña Urraca?

-Comienza con un proyecto nuevo de escuela y muchas actividades. Entre otras cosas, queremos que los alumnos no solo bailen en el festival de fin de curso, sino también en Navidad, abril y mayo. Aparte, por los sondeos que hemos estado realizando, creemos que va a aumentar la matrícula, así que también ampliaremos un día más de escuela, de lunes a jueves.

-¿Habrá nuevas actividades?

-Tendremos por primera vez un taller de música tradicional, con gaita, dulzaina y caja, instrumentos que incorporan así a las clases de pandereta del año pasado. Aparte tenemos costura y baile, que es el más numeroso.

-¿Cuántos alumnos tienen?

-El año pasado, entre niños y adultos teníamos un centenar aproximadamente. Una cifra que se ampliará seguro este año, teniendo en cuenta que solo el año pasado entraron 28 niños nuevos. El boca a boca hace mucho en este sentido.

-¿Qué beneficios tiene la práctica del baile en los más pequeños?

-Se puede considerar todo un deporte. En este sentido, queremos es mentalizar a las familias y a los propios niños que con el baile se pueden practicar muchas cosas, desde ejercicios de coordinación, hasta trabajar el oído o el movimiento. Es una hora en la que se hace mucho ejercicio.

-¿Los talleres de costura o música están más pensado para los mayores?

-Sin duda. A las clases de costura siempre suelen ir abuelas o madres de los alumnos, porque les gusta hacer a ellas mismas los trajes de sus hijos o nietos. Obviamente, no es tan numeroso como el del baile. El año pasado había diez mujeres en este taller.

-Pero también tienen clases de baile para los mayores

-Tenemos clase de 20.30 a 21.30 horas para que las personas adultas puedan acudir después de salir de trabajar. Las primeras horas de la tarde son para los pequeños, a partir de los tres años. Este año contamos con cuatro profesores de baile, uno de música y otra de pandereta. En total tenemos 120 alumnos en todos los talleres.

-¿Qué deben hacer los interesados en formar parte de la escuela?

-Pueden recoger el impreso de matrícula en el Colegio Universitario en horario laboral o en el colegio del Tránsito, que es donde tenemos la sede, junto al Conservatorio de Música, los martes y jueves de 19.00 a 21.00 horas, donde se puede inscribir la matrícula. Es un pago anual al año y tienen de plazo hasta el próximo día 26.

-¿Qué otras nuevas actividades se han ideado de cara a este inicio de curso?

-El año pasado ya comenzamos a pensar qué podíamos hacer para que tanto los niños como los padres comprobaran que estaban aprendiendo con actividades de cara al público. Este año se ha planteado hacer un festival benéfico en Navidad, recitales de villancicos y actuaciones en residencias en esas fechas, un festival infantil en mayo con algún grupo de Castilla y León, excursiones a otras ciudades de la comunidad para que vean otro folclore diferente y cursos de fin de semana de paloteos o bailes de bandera, de fotografía o dibujo.

-¿Se necesita incentivar en Zamora el folclore?

-Es algo raro porque desde mi punto de vista y del de muchos folcloristas de Castilla y León, Zamora es una de las provincias más ricas en este sentido, con muchas comarcas y bailes diferentes que todavía se pueden recoger en los pueblos. Es una pena que no se le dé tanta importancia al folclore. Por eso nosotros queremos meternos de lleno en los colegios, es una idea que tenemos para dar clases de bailes regionales. Ya en algunas comunidades, como es el caso de Extremadura, el próximo curso dentro del currículum escolar se va a meter el folclore dentro del aula de música, porque es una parte tradicional importante. Es cultura y costumbres, un compendio de todo. Es algo que ya hablé con Rosa Do Barros en su día. Aun sin ella, hay que tirar para adelante y continuar con las nuevas actividades que planeamos juntos.

-¿Pesa el cargo de director cuando Rosa Do Barros puso la escuela en lo más alto?

-Ella hizo muy bien su trabajo y ahí se ha mantenido siempre. Yo he estado muy cerca de ella los últimos años sé cómo tengo que hacer las cosas para que se mantengan, me enseñó cómo hacerlo.

-¿Cómo se mantiene una escuela de estas características?

-Nos mantenemos gracias a los propios socios y también a las actuaciones que hacemos. Este año intentaremos que salgan de debajo de las piedras si hace falta, pero el futuro está asegurado ya solo por la gente que conforma la escuela.

Perfil

Zamora, 1983

Dedicado profesionalmente al mundo de la educación, el zamorano Miguel Ángel Santos entró a formar parte del grupo de Coros y Danzas de Doña Urraca en 1994, tras haber estado un año en la asociación de Tradición y Música Popular tocando la flauta y el tamboril. Cuatro años después pasó a formar parte del equipo de profesores de la escuela que dirigía Rosa Do Barros, primero dando clase un día a la semana y en 2001 ampliando el horario a dos jornadas. Junto a la directora de Doña Urraca estuvo cinco años, en los que asegura que aprendió mucho de todo lo relacionado con el mundo del folclore. Ahora se hace con las riendas de esta asociación con la mirada puesta en mantener la labor de su antecesora.