Los 62 componentes de la delegación zamorana llegaron a Roma el pasado viernes para participar en la ceremonia de canonización de la beata Bonifacia Rodríguez de Castro, fundadora de las Siervas de San José, y tuvieron tiempo para visitar algunas de las basílicas mayores de la ciudad, además de otros monumentos emblemáticos.

El primero de los actos conmemorativos fue la acogida de los peregrinos y Vigilia de oración como preparación para la Misa de canonización que tendría lugar al día siguiente. En el acto estuvieron presentes el obispo de Salamanca, Carlos López y el de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán.

La comitiva de los zamoranos se unió por primera vez en esta Vigilia, en la que destacó la presencia del secretario particular del obispo, Esteban Vicente, el delegado episcopal para la canonización, Juan Luis Martín, el delegado de Medios de Comunicación Social, Luis Santamaría, y los párrocos de la capital Jesús Campos y Plácido Isidro.

Los saludos y los reencuentros entre las Siervas de San José que llevaban incluso varios años sin verse, precedieron al acto en el que también hubo ocasión de saludar al que fuera secretario particular del obispo zamorano fallecido Eduardo Poveda y al sacerdote valenciano Ramón Fita.

Tras una monición de entrada, hubo una ofrenda de flores, una vela encendida y un recipiente con tierra traída de Zamora y Salamanca ante un cuadro de la Madre Bonifacia. A continuación fueron pasando, país por país, representantes de todos los lugares del mundo adonde ha llegado la obra de la fundadora, desde el Congo hasta Papúa-Nueva Guinea, pasando por Vietnam.

Durante la ceremonia se destacó la figura de la Madre Bonifacia: «ella se hizo eco de la mirada compasiva de Dios y se comprometió con un proyecto cargado de utopía, diciendo sí a crear en su pequeño taller un espacio de dignificación y liberación para la mujer trabajadora pobre». Acompañando a la delegación estuvieron presentes trece Hijas de San José, representantes de la otra congregación femenina que fundó el jesuita Francisco Butinyá en la provincia de Gerona tras haber fundado con la Madre Bonifacia las Siervas de San José.

Tras la oración, los peregrinos zamoranos volvieron a realizar algunas visitas en la ciudad eterna, para regresar después al hotel, ya que el día siguiente traería consigo madrugar para poder acudir pronto a la Plaza de San Pedro. De hecho a la temprana hora de las ocho de la mañana los zamoranos ya estaban allí para asistir al histórico momento en el que Benedicto XVI incluyó a Bonifacia Rodríguez de Castro en el catálogo de los santos, junto con Guido María Conforti y Luigi Guanella, todos ellos fundadores de congregaciones religiosas en el siglo XIX.

Los tapices con el retrato de los tres colgaban desde hace varios días de los balcones de la fachada de la basílica que guarda los restos del principal de los apóstoles.

Tras la homilía continuó la eucaristía de forma ordinaria, y al término de la misma el Papa dirigió su alocución a los presentes, que ya rompieron la formalidad de la liturgia para responder a los saludos con aplausos y el ondear de banderas. «Saludo muy cordialmente a los peregrinos de lengua española», y a continuación, «saludo en particular a las Siervas de San José, que tienen el gran gozo de ver reconocida por la Iglesia universal la santidad de su fundadora», deseando su intercesión y terminando con un «¡muchas gracias!».

La celebración concluyó con el rezo del Ángelus, tras el cual los zamoranos volvieron a reunirse a la salida de la Plaza de San Pedro, para dirigirse a la comida de confraternización organizada para continuar con la fiesta por la canonización de la Madre Bonifacia.