La escritora Soledad Puértolas clausuró ayer los VIII encuentros literarios de la Biblioteca Pública del Estado, donde, pese a que no le gusta hablar ante grandes grupos, se enfrentó a un auditorio abarrotado de escolares de varios centros educativos de Secundaria, sabedora que los chicos habían trabajado algunos de sus textos.

-Echando una mira hacia atrás, ¿cómo se decidió a dedicarse a la Literatura?

-Fue algo vocacional desde muy pequeña. Me encuentro muy cómoda escribiendo porque es como un refugio frente a algo tan incomprensible como la vida de los adultos. Aquello que creas y que ves en los cuentos que lees, te das cuenta que puedes plasmarlo como hacen los autores que lees porque tienes la palabra y la capacidad. Los maravillosos y truculentos cuentos se ajustan a las necesidades de los niños y ofrecen herramientas imaginativas que creo que ahora están en desuso. Estudié Periodismo pero he ejerció poco porque mi terreno es la imaginación. Tengo una resistencia a indagar sobre los hechos.

-Ha tocado la escritura de ensayos, novelas, cuentos y hasta la opinión. ¿En qué género se encuentra más cómoda?

-En la ficción. Me gusta inventar historias, encontrarme con un personaje y dejarle hablar. No obstante, cada parcela tiene sus dificultades. En opinión la mayor dificultad es tener una idea clara para poderla desarrollar porque en caso negativo se te pude ir de las manos. También te encuentras con problemas de sintaxis, gramaticales? y que tu idea primigenia esté presente en todo el texto. En la creación el escollo es que cobre vida, que sea verdadero. Cuando ves que has entrado en un bucle de repetición, salir es lo complicado. Huyes siendo valiente y eliminando cosas que creas que no merezcan la pena.

-¿Es muy crítica con su producción?

-Tienes que serlo. Tienes que tener tanta dosis de crítica como fe en ella. No ser crítica te haría ir por unas veredas que no son las tuyas y crearías obras acartonadas de las que están llenas las librerías. Para mí la literatura es de autor, de búsqueda personal, más parecida a lo que es un poema. La literatura tiene que tener una parte accesible y de entretenimiento, pues necesito seducir y transmitir al lector.

-En sus libros están muy presentes las relaciones personales.

-Son la base de la vida y todas tratan las relaciones humanas. En la poesía el eje son las aspiraciones, en el relato son los símbolos y en la novela la exploración de las relaciones. La novela son los personajes, la novela profundiza en los hechos y la sostienen los propios personajes.

-Atención especial dedica al binomio madre-hija.

-Lo hago porque es una relación poco expresada en la literatura. Aunque hay buenísimas escritoras, se tiene la capacidad de hacerlas invisibles cuando se hacen recuentos. Es un hecho que no entiendo, hay como un perjuicio hacia la mujer que no lo puedo comprender y es algo que me llena de estupor. No entiendo por qué no se mencionada a Virginia Wolf o a Jane Rice y a una cantidad de escritoras maravillosas que no encuentras en las librerías.

-¿Existe literatura femenina?

-No. Si comparas a Joyces con estas autoras no sabrías diferenciarlos. En los jurados si uno de los integrantes dice que un texto es de un hombre, la mayoría de las veces resulta ser de una mujer.

-¿Sus obras tienen mucho de autobiografías?

-Sí, pero engañosa. No hay nada real de mi vida. Todo está transformado, pero plasmo mi visión del mundo. Invento sobre lo vivido y sobre la complicidad con los demás. Un escritor es un observador de la vida. Creo que en ese sentido no somos personas normales porque tomas cosas de la realidad para luego cambiarlas. Absorbes como una esponja.

-Desde su punto de vista, ¿qué autores serían de obligada lectura por los escolares?

-Lo que haría sería acoplar los intereses de cada edad a los libros. Creo que debería de darse mucha poesía, gusta mucho a los niños por la sonoridad que tiene. Insistiría en la musicalidad del lenguaje. Tienen que leer cosas de su lengua y traducciones, porque la literatura es universal. Puedes mandar leer un «Árbol de la Ciencia», de Baroja a los 15 años con Susan Hilton, autora de «Rebeldes» o «La ley de la calle». Lo enriquecedor sería comparar ambos textos.

-En estos momentos está embarcada en...

-En un libro de relatos «Compañeras de viaje» que aparecerá en marzo. Son 15 relatos, uno de ellos publicados en Internet, en los que los protagonistas abarcan desde los 20 a los 30 años, una edad que tenía poco explorada. Creo que en estos relatos hasta predomina el humor, e incluso en algunos momentos me reído mucho al escribir.

-Alude a que uno de los relatos ya está en lnternet, tiene web, pero no blog. ¿Qué relación mantienen con la red de redes?

-No tengo el vicio de estar horas delante del ordenador en foros o en el «facebook», tras escribir. Me gusta pasear a mi perro, caminar, nadar..., hacer otras actividades que necesito y que me nutren. De hecho mi web la ha hecho Eugenie Romon que hoy (por ayer) lee su tesis sobre mí en Lille, en Francia.

- Y¿ cómo sienta que alguien realice tal investigación sobre su obra?

-Con cierta perplejidad. Me abruma un poco y a la vez se lo agradezco mucho.

-¿Qué opina del fenómeno «Millenium» y de la saga «Crepúsculo»?

-Es un fenómeno sociológico más que literario, pero es algo nuevo. Siempre ha habido «best sellers», pero en esta ocasión la situación va mucho más allá.

-¿Sobre qué temática le queda pendiente escribir?

-La enfermedad es una de las grandes dificultades del hombre al igual que el afrontar las limitaciones que conlleva. En «Una vida inesperada» la protagonista batalla con su cuerpo y estoy con otra novela en la que personaje principal que ha tenido un accidente de coche y afronta una nueva vida.

Zaragoza, 1947

Comenzó a estudiar Ciencias Políticas en Madrid pero finalmente curso Periodismo. Ha vivido en Noruega y en Estados Unidos, debido a que su marido consiguió becas en estos países. En 1979 ganó el premio Sésamo con «El bandido doblemente armado» y el premio Planeta por «Queda la noche» en 1989. Logró el Anagrama de Ensayo en 1993 con «La vida oculta» y ha sido galardonada con el Premio Aragón de las Letras. Autora de decenas de ensayos, novelas y cuentos. Tras venir a Zamora hace varios lustros ayer disfruto de la ciudad y de la belleza de sus iglesias románicas. «Es una ciudad desconocida», manifestaba.