Ni una sola máquina se ha adentrado todavía en la avenida de Carlos Pinilla para la construcción del futuro parking subterráneo y la sensación de caos ya se ha adueñado de la avenida de Requejo y las calles confluyentes al polémico bulevar. Varios vecinos, quienes en primera persona sufrirán las consecuencias de la actuación, y los usuarios del Virgen de la Concha, obligados a circular por la zona, alertan sobre el «desorden» circulatorio generado como consecuencia de este proyecto, a pesar de que ninguna obra está exenta de confusión inicial y molestias. Desde el momento en que cualquier conductor o paseante se adentra en la avenida de Requejo en dirección al Clínico se encuentra con un escaparate de obras que arranca en el propio Campus, en el que ayer varios obreros pavimentaban los accesos al recinto universitario. Unos metros después y paralelamente al aparcamientos provisional, los dos carriles de la avenida se convierten en uno ya que en el otro varios operarios cambiaban ayer las luminarias de los semáforos. Es precisamente en esta confluencia entre Carlos Pinilla y Requejo donde se concentra el mayor número de agentes de la Policía Municipal al encontrarse las direcciones habituales cortadas o en sentido contrario. Algunos vecinos alertan sobre la necesidad de dar «largos rodeos» para acceder a calles como Hermanos Pintón o Alonso de Mercadillo, por lo que se ven obligados a recorrer toda la avenida hasta el cruce con Cardenal Cisneros.

El aparcamiento provisional en una de las parcelas cedidas por la Universidad de Salamanca ha recibido quejas de algunos conductores «por la falta de señalización». Un pequeño mapa ubicado en la avenida de Requejo parece no ser suficiente para los conductores, que confunden este espacio con el habilitado para los estudiantes de la Politécnica. Tal vez sea éste el motivo por el que en plena hora punta de la mañana de ayer apenas había medio centenar de coches estacionados en este área con capacidad para 130 vehículos y a la que se accede a través de la avenida de Requejo.

La ejecución de los trabajos conlleva también el corte al tráfico de la avenida de Carlos Pinilla y el acceso a la rampa del hospital Virgen de la Concha. El acceso a la entrada principal del Hospital se efectúa desde la avenida de Requejo, mientras que el acceso y salida de Urgencias se lleva a cabo por las calles de Alonso del Mercadillo y Benalcázar.

Taxis y autobuses

Los taxistas son otros de los afectados por las obras si se tiene en cuenta que la parada habilitada hasta hace un par de días en la entrada del Clínico ha desaparecido. Los taxistas serán trasladados a la confluencia entre Carlos Pinilla y Reyes Católicos, donde estacionarán en batería, tal y como hacían hace años. También el autobús urbano ha cambiado su recorrido habitual con una parada provisional señalizada en Alonso de Mercadillo.

Pero el puzle que supone la reordenación del tráfico debido a las obras en Carlos Pinilla continúa a medida que los vehículos abandonan la zona por la calle Miguel de Unamuno con la pretensión de bajar la cuesta de Antón de Centenar. La pavimentación de la zona impide el descenso por esta vía de modo que los conductores se ven obligado a dar un nuevo desvío si quiere acceder hasta la estación del Ferrocarril.