Sol y flores para la Virgen de la Salud

Una treintena de niños y niñas vestidos con el traje de comunión arropan a la talla de la iglesia de La Horta junto a casi doscientas personas durante la procesión de la cofradía

El sol ya pegaba fuerte a las 11.30 de la mañana de ayer, cuando más de 30 niños y niñas ataviados de primera comunión habían tomado asiento en la iglesia de Santa María de La Horta, junto a sus familiares, para asistir a la misa que presidía por primera vez el obispo de Zamora, Fernando Valera, invitado por la Cofradía de la Virgen de la Salud que sacaba en andas a su talla para recorrer, como cada año, el barrio al que da nombre el templo románico.

Alrededor de doscientas personas se agolparon a ambos lados de las aceras del pequeño recorrido procesional por Los Barrios Bajos y aguantaron el fuerte calor del mediodía para seguir la tradición de arropar a la Virgen de la Salud.

La imagen fue llevada en andas por cofrades desde la iglesia de La Horta hacia la plaza de San Julián del Mercado, para tomar la avenida del Mengue en dirección a la plaza de Santa Lucía -en cuya iglesia permaneció la Virgen hasta finales del siglo pasado- y alcanzar la calle de Zapatería para regresar al templo.

Niñas vestidas de primera comunión durante la procesión celebrada ayer. | Jose Luis Fernández

Niñas vestidas de primera comunión durante la procesión celebrada ayer. / Ana Burrieza

Los cargadores se giraron a a la puerta para entrar de espaldas y con la Virgen en dirección hacia las personas que se concentraban en la calle, "para que la gente pueda despedirse de ella viéndole la cara", explicaba la presidenta de la cofradía, Virginia Rodríguez Carrascal.

La Banda de Música Ciudad de Zamora abría el desfile, mientras que los componentes de la Banda de Nacor Blanco cerraban la procesión, "siempre nos acompañan", colaboración que agradecía la presidenta de la Cofradía integrada por 424 hermanos y hermanas después de contabilizar 53 bajas tras la pandemia del COVID, a consecuencia de los fallecimientos de cofrades que venían arrastrado a sus allegados, "es una cofradía muy familiar y, a veces, cuando ya falta la abuela o la persona mayor referente sus allegados pierden el vínculo" con la organización, aclaraba Rodríguez Carrascal.

Una niña coge pétalos de rosa para arrojarlos en el recorrido procesional. | Jose Luis Fernández

Una niña coge pétalos de rosa para arrojarlos en el recorrido procesional. / Ana Burrieza

La presidenta, que acaba de iniciar su tercer mandato, con cuatro años por delante de gestión, se mostraba satisfecha por el incremento de afluencia al acto religioso y a la procesión en la que los cofrades llevan su medalla y su vara coronada por una pequeña reproducción de la talla.

Parte de ese mayor número de personas se debe a que "han venido niños y niñas de las cinco parroquias que formamos parte de la unidad pastoral: de San Ildefonso, San Torcuato, San Juan y San Vicente". La invitación a cofradías de Semana Santa y a las de Gloria tuvo su respuesta. Entre el público que llenaba el barrio se encontraban representantes de algunas de ellas, entre las que estaban las de la parroquia, "La Santísima Resurrección y la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras", agregaba Virginia, satisfecha por "la gran acogida" de la celebración, "como puedes ver, ha habido mucha gente".

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