La alimentación sube un 20% en Zamora y castiga a unos salarios incapaces de seguir el ritmo

El azúcar sube un 50%, el aceite un 30 y la carne un 25 | La rebaja del IVA aprobada en enero se muestra incapaz de contener la inflación

La inflación sube al 6,1 % en febrero por la electricidad y los alimentos.

La inflación sube al 6,1 % en febrero por la electricidad y los alimentos. / EFE

No hay salario, ni público ni mucho menos privado, capaz de seguir el endiablo ritmo de la inflación. Los sueldos languidecen ante el incremento de los productos básicos, que mes tras mes suma un nuevo escalón. El último, el del mes de febrero. La inflación marcó un auge del 7,2% en la provincia en comparación con febrero del año pasado, pero sería engañoso quedarse con ese dato. Los productos básicos, los que todo ciudadano necesita para subsistir y los que se llevan la mayor parte de los ingresos, han subido mucho más de ese porcentaje. Como muestra, la alimentación. En comparación con febrero de 2021, los alimentos son en conjunto un 19,6% más caros. Inasumible. Inaguantable.

Bajar al detalle en lo que refiere a alimentación resulta especialmente sangrante en algunos productos. Siempre según el INE, el azúcar ha subido un 52,6% en el último año; la mantequilla, un 39; el aceite, un 33; la leche, otro tanto; los huevos, un 28%, la harina, un 26; las legumbres, un 23. La lista es tan larga como el pasillo de un supermercado. Los productos a los que el Gobierno rebajó el IVA tampoco se libran de la quema y sin ahora más caros que en enero. El efecto de la medida se diluye entre los incrementos generales de los últimos meses.

Es una evidencia que la inflación está aplastando a los salarios más humildes y castigando al resto. En este sentido, el secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO de Castilla y León, Fernando Fraile, subrayó ayer que, para aguantar la inflación, es necesario apostar por “un incremento de los salarios de manera generalizada y la inclusión de las cláusulas de revisión salarial”, porque las empresas están obteniendo beneficios “un mes tras otro”.

“No es de recibo que sean los trabajadores y las trabajadoras las que tengan que soportar la inflación, mientras los empresarios encarecen sus productos para obtener cada vez más beneficios”, apunta. El sindicalista lamenta que “como siempre” la subida del IPC, es decir, de los precios, “repercuta de manera más notable en los salarios de los trabajadores más vulnerables”, a la vista de que la cesta de la compra "se ha disparado”.

Por lo que refiere a los fríos datos, el Índice de Precios al Consumo creció en Castilla y León un 6,5% por tercer mes consecutivo, convirtiendo a la comunidad en la quinta en relación a la subida de la tasa interanual. La cifra está medio punto por encima de la media nacional, que aumentó hasta el seis por ciento, una décima más que en el mes de enero.

Además, en el conjunto de España, la tasa anual de la inflación subyacente aumentó una décima, hasta el 7,6%, y la variación mensual del índice general se situó en el 0,9%, debido principalmente al aumento de la cesta de la compra, con una subida del 16,6% en alimentos y bebidas no alcohólicas, más de un punto por encima del mes anterior.

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Castilla y León se encuentra en el grupo de autonomías en las que el salario medio ganaba poder adquisitivo hace un año y ahora lo está perdiendo. Los datos emanan del monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo en la comunidad. En el cuarto trimestre de 2020, el salario medio castellanoleonés resulta un 3,6% menor, en términos reales, que en el mismo período de 2020. Traducido a euros corrientes significa que el asalariado medio castellanoleonés tiene, al cabo de un año, 725 euros menos en su bolsillo de los que tenía hace dos años (157 euros menos tiene de media un asalariado en España).

La inflación ha carcomido a tal punto el poder de compra salarial, que este ha caído por debajo de los datos de 2020. Es decir, la inflación tiene un mayor impacto negativo sobre el poder de compra del salario medio que el que tuvo el hecho de que más de 3 millones de asalariados cobraran un 30% menos de su salario por estar en ERTE. La capacidad de compra del salario medio español es ahora ligeramente inferior a la que tuvo en 1996. Además, es un 10,1% inferior al mayor poder adquisitivo de la serie histórica, que continúa siendo el de 2009.

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