Vivir con cáncer en Zamora

Un psicólogo y una paciente destacan la importancia de aprovechar lo “positivo” de la enfermedad, el aprendizaje vital que supone

Feliciano Ferrero, Alfonso Fernández Prieto, María Ángeles Rodríguez y Rubén Sánchez.

Feliciano Ferrero, Alfonso Fernández Prieto, María Ángeles Rodríguez y Rubén Sánchez. / ANA BURRIEZA

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Vivir el momento, aprovechando el presente y sin obsesionarse con lo que pueda suceder. Es la mejor forma de vivir el duro trance de una enfermedad como el cáncer que cada año afrontan más de un millar de zamoranos, diagnosticados de nuevos tumores.

El psicólogo de la Asociación Española contra el Cáncer de Zamora, Rubén Sánchez y la paciente María Ángeles Rodríguez González protagonizaron la ponencia “Vivir con cáncer” en las Jornadas Infosalud que promueve la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.

“Vamos a intentar dar una vuelta al discurso habitual sobre el cáncer y resaltar lo positivo, entre comillas, el aprendizaje que conlleva la enfermedad. Hablamos de ese aprendizaje, de esas cosas “positivas” que podemos disfrutar durante el proceso del cáncer y ese crecimiento personal que se obtiene al haber superado la enfermedad” señaló el psicólogo.

“Al final cuando te diagnostican un cáncer a ti o a un familiar cercano te das cuenta de que algo que damos por supuesto, que la vida va a durar para siempre no es así, porque no lo es para nadie. La vida tiene un principio y un fin, que puede llegar en cualquier momento. Esto te deja la oportunidad de aprovechar el día a día con las circunstancias que tengas” explica Rubén Sánchez. “Es cierto que el cáncer tiene unas circunstancias muy complicadas y es muy difícil encontrar esa fuerza, esa motivación para quedarte con lo bueno, pero si se hace un pequeño esfuerzo podemos encontrar pequeñas cosas: tomar un café con una amiga, poder estar con tu familia, esas cosas a las que cuando estamos sanos y con nuestra rutina diaria no les damos importancia. Lo damos todo por supuesto y luego vemos lo importante que son cuando por así decirlo, peligran”.

La incertidumbre

El psicólogo indica que “la incertidumbre, el miedo a lo desconocido, no saber lo que va a venir, es lo que más acompaña al proceso de cáncer y lo más difícil de manejar. Y tanto para una persona con cáncer como cualquiera que tenga una preocupación a futuro, lo único que podemos decir es no te obsesiones con lo que vaya a venir. Donde puedes actuar es en el presente, en el hoy: el pasado no lo podemos cambiar, sea lo que sea. Podemos aprender de él pero no lo podemos cambiar. Y el futuro no lo podemos adivinar y por lo tanto poco podemos actuar sobre él. El único momento en el que podemos hacer cosas es el presente”.

“Sabes como estas hoy, pero no sabes como vas a estar mañana, entonces aprovéchalo. Aunque estés al 50%, porque a lo mejor mañana estas al 30% o estas al 80%. Si estas al 50%, adaptado a esa capacidad que tienes hoy ver qué puedes hacer, qué puedes aprovechar. Es importante quedarnos con el sí podemos y no lamentarnos con lo que no podemos”.

“Bultito con buena pinta”

A María Ángeles Rodríguez le detectaron un cáncer de mama hace un año: se encontró un bulto en el pecho que en principio “no tenía mala pinta” pero que después se descubrió como un tumor. Y a partir de ahí, los tratamientos, la quimio y la radioterapia: ”El proceso me ha ido bien pero hay que pasarlo. Soy muy activa, voy a la finca, a bailar sevillanas, soy águeda de San Lázaro, pero ha sido duro, duro, duro”.

Y la conclusión a la que llega es que “puedes tener la enfermedad que tengas: larga, corta, más penosa, menos penosa pero lo principal es la situación que tu tengas, cómo tengas la cabeza. Yo hace 13 años necesité psicólogo y psiquiatra, cuando estuve cuidando de mi gente (su padre y su hermano), conmigo no he necesitado nada, lo he llevado sola para adelante. Hay que procurar estar emocionalmente bien para lo que tenemos herramientas como es la familia, los amigos, aficiones, los psicólogos, los médicos, y luego afrontar que esto lo único que quiere es normalidad, vivir lo más normalmente que puedas”.

Ahora, reconoce María Ángeles, “lo llevo un poco peor porque tengo el “veneno” de la quimio, con los pies acorchados, las uñas negras, todo esto que te pasa y que son las secuelas de la quimio. Pero como siempre, cuanto peor he estado he hecho más todavía”.