La Opinión de Zamora

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Rocío Molpeceres | Ponente en el Día de la Parálisis Cerebral
Rocío Molpeceres Ponente en el Día de la Parálisis Cerebral

“Yo nunca he querido ser la pobre niña que daba pena a la gente por mi situación”

“Me gusta estar implicada en el mundo asociativo, sobre todo porque ha sido la forma en la que he podido encontrar un hueco en la sociedad, es decir, hacerme ver”

Rocío Molpeceres, durante su intervención en el salón de actos de La Alhóndiga. EMILIO FRAILE

Rocío Molpeceres es todo un ejemplo de superación y activismo en favor de las personas que, como ella, sufren parálisis cerebral, reivindicando su lugar en la sociedad.

–¿Cuántos libros ha publicado desde que decidió adentrarse en el mundo de la escritura?

–Fue en 2019 cuando publiqué mi primer libro, titulado “Rodando hacia la inclusión”, y dos años después salió a la luz “Sara decide rodar fuerte”. El primero se compone de seis microrrelatos, dos con una niña como protagonista y los otros cuatro ya a una mujer, todos vinculados con la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, analizados desde mi punto de vista. Por su parte, “Sara decide rodar fuerte” habla sobre el camino que recorre la protagonista desde los doce hasta los veinte años. Tiene mucho que ver con el lema de este año en el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, sobre la vida independiente y la capacidad que tenemos las personas con alguna discapacidad de tomar decisiones.

–¿Es una buena oportunidad este 6 de octubre para volver a reivindicar todas estas cosas?

–Personalmente, yo llevo ya varios años en el mundo asociativo reivindicando este modelo de vida para nosotros. Como suelo decir, nací antes de tiempo y me salí un poco de los cánones que antes se esperaba de la gente como nosotros. Es ahora cuando se está luchando por algo que llevo reivindicando hace muchos años, también a través de la escritura de mis dos libros.

–¿Le gusta desarrollar ese papel de abandera de los derechos de las personas con parálisis cerebral?

–Es un papel que al principio yo me agencié, pero que luego me han agenciado (risas). Quiero decir que es cierto que a mí me gusta mucho el mundo asociativo, sobre todo porque ha sido una forma en la que yo he podido encontrar un hueco en la sociedad, es decir, hacerme ver.

–¿Qué le aporta ser parte de este movimiento a favor de las personas con discapacidad?

–Nunca he querido ser la pobre niña que daba pena a la gente por mi situación, pensando lo mal que lo estará pasando mi familia, siendo la niña de papá y mamá. Yo quería aportar algo a la sociedad y ha sido a través del mundo asociativo como lo he conseguido. Ahora tengo mi propio rol social.

A las personas con parálisis cerebral se nos ha añadido siempre la discapacidad intelectual, cuando somos funcionales

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–Se ha convertido en todo un modelo para sus compañeros por su modo de vida, pero ¿podría ser también un ejemplo para que la sociedad compruebe hasta donde pueden llegar estas personas?

–Perfectamente. Lo que ahora mismo pretendo es que se logre un cambio de mirada hacia la parálisis cerebral, sobre todo hacia ese 50% de personas que tenemos capacidad intelectual. A todas las personas con parálisis cerebral se nos ha añadido siempre la discapacidad intelectual, cuando se trata de una discapacidad de orden físico, pudiendo ser perfectamente funcionales en orden mental. Eso es muy importante que se sepa.

Rocío Molpeceres, durante su conferencia en La Alhóndiga EMILIO FRAILE

–¿En qué sentido debería avanzar la sociedad para que la inclusión se convierta en una realidad?

–Sobre todo, con un cambio de mirada hacia nosotros como personas con parálisis cerebral, accesibilidad universal y recursos, tanto humanos como técnicos. Pero, principalmente, eliminando los prejuicios que existen sobre nosotros.

–¿Esa sería la base para dar los primeros pasos?

–Evidentemente. Por ejemplo, está claro que las escaleras son un obstáculo para nosotros, pero si hay cuatro amigos que te pueden subir, serás capaz de tomar un café en ese bar. Pero si tenemos el prejuicio de que esa persona no puede entrar en algunos establecimientos porque tiene ciertas características, eso es más difícil de cambiar.

–Tiene estudios de Trabajo Social. ¿Le gustaría poder ejercer en ese terreno su profesión?

–Es una meta que aún tengo pendiente. Trabajé un año en la administración gracias a un proyecto de Aspace, pero de auxiliar administrativo. Lo que yo deseo es trabajar cobrando, en definitiva, porque sí que trabajo mucho en el activismo, pero de una manera totalmente gratuita.

–¿Cuál sería su puesto ideal?

–En mi caso, lo mejor sería poder teletrabajar desde casa, aunque luego me tuviera que desplazar para alguna formación. Pero lo que es trabajo de oficina, lo podría hacer desde casa. Lo importante del empleo es adaptar a cada persona las necesidades y los gustos que tenga. A lo mejor a mí me gusta teletrabajar, pero habrá gente que prefiera ir a una oficina de manera presencial, porque necesita relacionarse más con la gente.

–¿Qué aconsejaría a los que todavía ven con recelo a las personas con parálisis cerebral?

–Que se acerquen sin miedo a la persona con parálisis cerebral y que no vayan con el prejuicio desde el principio, que den oportunidad de hablar con las personas para poder conocerla. A lo mejor necesitamos más tiempo para hablar o movernos, pero deben invertir ese tiempo en conocernos.

Tarde de conferencias en La Alhóndiga, promovida por Aspace Zamora.

Por el derecho a una vida independiente

Rocío Molpeceres participó ayer en la Alhóndiga con su ponencia sobre “Activismo a través de la escritura”, poco después de que Virginia Aguayo, profesora de la USAL, hablara sobre “Perspectiva desde la investigación de la parálisis cerebral”. Ambas charlas se engloban en las actividades programadas por Aspace Zamora para reivindicar el derecho a la vida independiente de las personas con parálisis cerebral. Será este jueves, día mundial de estas personas, cuando salgan a La Marina para celebrar este día, con una posterior obra de teatro (20.30 horas) en el Principal, a cargo de la compañía Fénix Teatro, con “Terapia”.

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