La investigación sobre la masacre en Oslo avanza y va dejando datos estremecedores. El último es que el asesino utilizó balas expansivas para causar el mayor daño posible a sus víctimas. Esa munición está prohibida en guerras porque explota dentro del cuerpo causando unos daños masivos. La investigación policial trata ahora de ver cómo pudo conseguir esa munición y de reconstruir los últimos meses de la vida del ultraderechista por si tuviese algún apoyo fuera del país. De hecho la policía polaca ha detenido a un hombre con el que habría contactado para comprar explosivos. El registro de la granja donde aún quedan cinco grandes sacos de fertilizante, el que usó para fabricar las bombas, es exhaustivo. Pero la investigación no se centra sólo en esta explotación agrícola. La policía ha registrado la vivienda de su padre en el sur de Francia. Un diplomático retirado, con el que llevaba 15 años sin mantener una relación formal y que está en estado de shock. Aún se buscan l