Llevaba años en el Museo del Prado, en sus sótanos, una copia de La Giaconda pero, ahora, se puede decir que es su hermana gemela. A la obra que se exponía en Madrid le faltaba un paisaje toscano tras la modelo. Una capa negra lo cubría todo pero tras un laborioso trabajo de restauración se ha descubierto que el negro ocultaba el mismo fondo que la original.