Los adultos también tienen rabietas

No solo los niños pierden los papeles ante la ira y los caprichos

Dibujo de un niño enrabietado.

Dibujo de un niño enrabietado. / P. G.

Esta imagen la has vivido o has sido testigo alguna vez seguro. Un niño entra en un supermercado con su padre. Se le mete entre ceja y ceja una caja de caramelos con dibujos de Pepa Pig y el adulto le dice alto y claro: "No, cariño, hay cajas enteras de caramelos en casa caducándose". Y ahí, en ese preciso instante, ante ese "no" atronador... empieza todo: ¡Que arranque el pollo!

Los consejos, recomendaciones y reglas para combatir las temidas rabietas de los niños son infinitas. Pero, ¿qué ocurre con los adultos y su ira? Las rabietas en los adultos existen, tanto o más que en los niños, pero con un agravante: no suelen tener a un adulto enfrente para pararle los pies o, al menos, no siempre.

Mientras que el fenómeno en los más pequeños se manifiesta con pataletas, gritos y una ira descontrolada, en los adultos se manifiestan a través de la desilusión, la rabia y la decepción. Son lo que, según denomina el portal "La mente es maravillosa", las "pataletas silenciosas".

Las rabietas de los adultos son, por llamarlos de alguna manera, menos básicas y más autodestructivas y siempre relacionadas con el sentimiento de frustración. Lo explica muy bien la psicóloga Paz Valenzuela para el portal La Tercera: "En los grandes las pataletas toman formas más sofisticadas y pueden derivar en alcoholismo, dejar de ir al trabajo o simplemente, que se vuelvan negligentes", apunta la docente. En estos casos, el apoyo de un familiar o buen amigo al lado es fundamental. Primero, para detectar que algo extraño sucede. Y, segundo, para pedir ayuda psicológica en el caso de que sea necesario.

Así debes actuar para que no se repitan las rabietas de tus hijos

Así debes actuar para que no se repitan las rabietas de tus hijos / P.I

Diferencias con los niños

La psicóloga infanto-juvenil Rocío Ramos-Paúl que la rabieta infantil "es evolutivamente necesaria porque el niño no sabe contar qué le ocurre" y los padres tienen que enseñarle "a identificar su emoción" e indicarle "lo que hay que hacer". La especialista ha explicado que "educar es un trabajo muy largo", que requiere de "mucha constancia" y "flexibilidad" porque "cada momento del niño y cada niño son distintos" y "cada situación por la que pasa la familia es distinta y necesitamos enfrentar de manera distinta cada una de estas variables". Sin embargo, en el caso de los adultos estas actitudes no son esperables.

"Supernanny"

Rocío Ramos-Paúl, conocida por su programa televisivo 'Supernanny', ha dicho siempre que las rabietas "muchas veces tienen que ver con que el niño no sabe expresarse emocionalmente y con el inicio de la identificación y control de las emociones para ser luego inteligentes emocionalmente". Una conducta que a veces traspasa el umbral de la infancia sin solucionarse.

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