La Denominación de Origen del Vino de Toro afronta una nueva campaña de vendimia marcada por una merma de la cosecha respecto a la de 2021, en la que batió el récord de producción, y por la “extraordinaria” calidad del fruto.

Tres bodegas han iniciado esta semana la recolección de uvas de variedades blancas más “tempranas” y la previsión es que la campaña se generalice en fechas similares a las de pasadas vendimias, porque las elevadas temperaturas registradas por el día y por la noche han provocado que la maduración se ralentice.

Sobre el extraordinario estado sanitario de las vides, el veedor del Consejo Regulador, Carlos Gallego, aseguró que el calor ha contribuido a la ausencia de enfermedades y de hongos, factor al que hay que sumar la falta de humedad por las escasas lluvias registradas este año en la Denominación de Origen Toro, en la que se han recogido alrededor de 140 litros por metro cuadrado, un 66% menos que en 2021.

La menor pluviometría condicionará la recolección de la uva, ya que el trabajo de campo realizado por los técnicos del órgano vinícola apunta a una “desigualdad en la maduración" incluso dentro de una misma parcela, en función de si las viñas están plantadas en arena o en terrenos arcillosos o pedregosos. Incluso la maduración desigual de los racimos podría llegar a provocar que los viticultores se tengan que plantear realizar “dos vendimias”.

Racimos de uva tinta en los que se aprecia el proceso de maduración DO Toro

De hecho, Gallego es partidario de realizar la vendimia “con mucha precaución” para no recolectar uvas que todavía estén verdes y que tendrían que ser desechadas, aunque recordó que muchas bodegas cuentan con mesas de selección en las que se retira el fruto no apto para elaborar vino.

Además, remarcó que el estrés hídrico de la viña motivado por la escasez de lluvias también provoca que la “uva se quede prieta”, reduciendo el rendimiento del mosto, situación que podría revertirse si en los próximos días se registran precipitaciones que “ablandarían” el fruto.

La reaparición de las lluvias podría también variar las cifras relativas a la cosecha de uva que se espera recolectar. Rubén Gil, gerente del Consejo Regulador, reconoció que la previsión de cosecha realizada por los técnicos apuntaba a que se podría superar la del pasado año, cuando se recogieron más de 23,3 millones de kilos, cifra que supuso un récord de producción en la Denominación de Origen Toro.

Por la sequía, no se cumplirán las previsiones iniciales y el ente regulador espera una merma de cosecha de entre el 20 y el 30% respecto a la de 2021, aunque si se compara con campañas anteriores, la producción podría ajustarse a “una vendimia normal” en la zona, con una producción de entre 19 y 21 millones de kilos de uva. En este sentido, Gil precisó que la reducción estimada de la cosecha no tiene su origen en los rendimientos de los viñedos, sino en el menor tamaño y peso de las bayas provocado por la sequía.

La presente campaña de vendimia es la segunda en la que se recolectarán uvas de las dos variedades autorizadas el pasado año: albillo real y moscatel de grano menudo. El Consejo Regulador decidió incorporarlas a la lista de uvas autorizadas para preservar la tradición de elaborar vinos dulces y, poco a poco, las plantaciones se van recuperando, al igual que sucede con las de malvasía o de garnacha.

Esta recuperación tiene su origen en que, en el caso de la malvasía, algunas bodegas de Toro están “redescubriendo un nuevo camino”, con la elaboración de vinos blancos ligeramente fermentados o sobre lías “muy interesantes y más longevos”. La decisión del Consejo Regulador de permitir la elaboración de vinos monovarietales de garnacha, que están teniendo una gran aceptación en el mercado, contribuirá a que en la Denominación de Origen “no se pierda ni una cepa más” de esta variedad de uva tinta.

Viñedo de uvas tintas plantado en el municipio de Morales de Toro M. J. C.

De hecho, este año se han inscrito unas 180 hectáreas más de viñedo de las variedades autorizadas, saldo positivo que responde a que en las dos últimas vendimias se ha pagado un precio más alto por las uvas, lo que ha reactivado la plantación.

La Denominación de Origen ampara más de 5.000 hectáreas de viñedo que pertenecen a casi un millar de viticultores. En la nueva campaña, 63 bodegas certificadas recepcionarán uva aunque otra, que tiene previsto adherirse al sello de calidad, ha solicitado al Consejo Regulador una “vendimia tutorada”.

Escasez de mano de obra

A diferencia de otras zonas de producción, en la Denominación de Origen Toro cerca del 80% del viñedo está plantado en vaso, lo que obliga a realizar una recolección manual del fruto.

En las últimas vendimias, bodegas y viticultores han tenido serias dificultades para contratar temporeros, problema que, en principio, se repetirá en la presente campaña, a pesar de que ya no es necesario aplicar el protocolo COVID que complicaba los desplazamientos o la convivencia, aunque también obligaba a limitar la recogida a dos temporeros por linio.

La escasez de mano de obra volverá a ser el “caballo de batalla” de la vendimia ya que las empresas de servicios no pueden cubrir toda la demanda y, aunque la campaña atraerá a temporeros extranjeros, “no son suficientes”.

Con el paso del tiempo la vendimia ha dejado de atraer a estudiantes, lo que ha agravado el problema de la falta de jornaleros, al que hay que añadir que la vendimia coincide con otras campañas agrícolas como la de la patata.