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"A mi hijo se lo ha tragado la tierra"

La toresana Rosa Riesco, madre de Pedro Matías Sánchez desaparecido hace siete años en Gijón, pide colaboración ciudadana para recabar nuevas pistas que resuelvan el caso

"A mi hijo se lo ha tragado la tierra"Foto cedida por R. R.

La desaparición del joven Pedro Matías Sánchez Riesco hace siete años en Gijón sigue siendo un "gran misterio" para su familia, oriunda de Toro, que a pesar del tiempo transcurrido no cesa en su empeño de recabar pistas que arrojen luz al caso. "No tenemos respuestas a tantas preguntas", reconoció ayer la madre del joven, la toresana Rosa Riesco, quien seguirá luchando para "conocer la verdad". Por este motivo, ha realizado un llamamiento público para que las personas que pudieran aportar alguna pista sobre la "extraña desaparición" se pongan en contacto con la Policía que mantiene abierta la investigación, a pesar de que la búsqueda, por el momento, ha sido infructuosa.

Con dolor y una profunda pena, la madre recuerda cada día aquel fatídico 26 de marzo del año 2009 cuando Sánchez Riesco salió de casa para tomar algo con unos compañeros de trabajo. Tras despedirse de sus amigos, emprendió el camino de regreso a su hogar donde su familia lo esperaba para comer, pero nunca llegó. El retraso del joven inquietó a sus familiares y, en especial, a su abuela Enriqueta, muy conocida en Toro porque durante casi 40 años fue sacristana de la parroquia de Santo Tomás. La inquietud dio paso a la preocupación de sus familiares, sobre todo después de llamar al joven a su teléfono móvil y comprobar que estaba apagado. La Policía, familiares y amigos se movilizaron de inmediato para tratar de encontrar a Sánchez Riesco, de 1,68 metros de altura, ojos castaños, pelo negro y corto y complexión atlética que, en el momento de su desaparición, vestía un pantalón vaquero, chubasquero gris con franjas naranjas y playeras grises.

Desde el principio, la investigación se complicó por la falta de pistas que indicarán qué pudo pasarle al joven, a quien su madre definió como "leal y sincero" y muy unido a su familia, a la que siempre avisaba si se retrasaba.

Aunque han pasado siete años desde su desaparición, la Policía sigue buscando al joven "lógicamente muerto", reconoció su madre, aunque la investigación no avanza, sobre todo por la ausencia de pistas que pudieran contribuir a despejar las incógnitas que rodean al caso. A pesar de su delicado estado de salud y de sentirse "destrozada", la madre del joven sigue intentando que el caso "no se olvide" y sigue descartando que desapareciera voluntariamente, porque "no tenía problemas". También descarta que sufriera un accidente porque, como matizó, "su cuerpo habría aparecido", aunque el misterio que rodea al caso lleva a la madre a reconocer que "a mi hijo se lo ha tragado la tierra". Por último, destacó que a su hijo le "encantaba" pasar sus vacaciones de verano en Toro, ciudad en la que residen tíos y primos y algunos amigos de la juventud.

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