El embajador español en Dinamarca, el mallorquín Melitón Cardona (Palma, 1944), ferviente admirador de los países de lengua escandinava, ha contribuido a la liberación del director de Greenpeace España, Juan López de Uralde. El diplomático, en vez de tirar piedras contra el estado danés, comprende su postura y cuestiona a López de Uralde, quien intentó colarse en la cena oficial organizada por la reina Margarita II en un coche con matrícula falsa. Fue arrestado junto a otros tres activistas que desplegaron una pancarta que decía: "Los políticos hablan, los líderes actúan". Melitón Cardona, antes de recalar en Copenhague ha desarrollado labores diplomáticas en Mozambique, Mauritania, Marruecos, Alemania, Cuba, Argelia y Rusia.

-¿Entiende la reacción del estado danés?

-¿Cómo se puede pensar que ha sido una niñería la usurpación de personalidad [se presentó como Jefe de Estado de Greenpeace], la falsificación de placas y el allanamiento de la casa de la Reina? ¿Cómo me va a sorprender que un juez decrete 21 días de prisión preventiva por delitos que conllevan penas de cárcel? Es el tiempo que ha necesitado la Policía -que también ejerce de Fiscalía en esta fase- para investigar el asunto.

-¿La presión ciudadana ha facilitado la liberación?

-Quizá si Greenpeace no hubiera dado los nombres de los otros colaboradores se hubiera prolongado el tiempo de prisión [la organización ecologista accedió después de 20 días a identificar a los otros cinco activistas que conducían coches y ayudaron a López de Uralde]. El sistema penitenciario es duro y se ingresa en prisión sin necesidad de tener antecedentes. Aquí se cumplen las penas. Si te condenan por conducir con una tasa de alcoholemia por encima de la permitida, te mandan a prisión 30 días.

-En España sorprende el rigor danés.

-La imagen idílica no se corresponde con la realidad. Son respetuosos con los derechos humanos, pero el poder político y judicial son independientes de verdad y la Policía admite pocas bromas. En España se escupe la bandera y se quema la foto de los reyes, pero allí no. Bromas, las justas. Imagínese que cedo a las presiones y fuerzo la situación. Me hubiera expuesto a que me contestaran que en su país existe separación de poderes como en España.

-¿Se ha resentido la relación de los dos países?

-Me alegro de la salida de Juan López de Uralde y de que Greenpeace haya calificado de "espléndida" la labor de la embajada. Lo que no se podía provocar es un conflicto diplomático entre los dos países por el encarcelamiento decretado por un juez y avalado por un tribunal colegiado.

-Usted se ha quejado de la falta de información por parte de las autoridades danesas.

-El Convenio de Viena obliga a que la detención de un ciudadano de un país firmante sea comunicada por el ministerio de Asuntos Exteriores a la embajada. Eso no se hizo y expresamos una protesta formal. Esta queja ha sido tenida en cuenta.

-¿Ha estado en contacto con el ministro Moratinos?

-Evidentemente. Le he transmitido las noticias y me he puesto en contacto con la mujer y la familia de López de Uralde. En España se ha desencadenado cierta alarma social pero he pedido que la situación no desbordara el ámbito consular. Al final, ha salido bien; en gran medida, porque se han dado los nombres de los cooperadores necesarios.

-Algunos interpretan la detención como una pataleta por el fracaso de la cumbre del clima de Copenhague.

-Eso es pensar que el sistema judicial está sometido a presión política. A un juez se la trae al fresco. Cuando se produjo la detención, yo ya advertí a mis superiores de que los delitos por los que se le acusaba eran graves.