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Torrijas llenas de recuerdos

Los usuarios de la residencia DomusVi participan en actividades especiales para celebrar la Semana Santa

Torrijas llenas de recuerdosAna Burrieza

"Mi abuela hacía torrijas y me gustaban mucho", expresa Soledad Rodríguez, residente de DomusVi Puerta Nueva, antes de comenzar el taller de cocina que, además de buenos olores y sabores, se ha llenado de recuerdos. "Ella las hacía de otra forma. Siempre tenía que ser con una barra de pan del día anterior que cortaba en rebanadas y las metía en leche, después las rebozaba, las freía y... estaban muy ricas", añade.

"Yo lo que más hacía en mi casa eran magdalenas y rebojos, pero mi madre sí las cocinaba mucho, las freía y vuelta y vuelta", cuenta Julia Alfageme, otra de las usuarias de la residencia. Postre tradicional que en casa de Encarnación Díez tampoco faltaba durante la celebración de la Semana Santa.

Las participantes durante el taller de cocina

Todas ellas han compartido sus vivencias mientras participan en la actividad que inauguraba este Lunes Santo el programa especial de esta semana en la residencia zamorana. "Hacemos estas actividades para mantener el vínculo con el momento actual de la ciudad, conservar sus tradiciones y que se sientan que siguen vinculados", explica la directora del centro, Blanca Lucas.

Una de las participantes durante la elaboración de las torrijas

Elaboración de una receta típica que, además de practicar la reminiscencia, tiene grandes beneficios. "Lo primero es que se salen de su actividad habitual haciendo algo que les gusta mucho que es cocinar y que hay residentes que echan de menos. También se practica la motricidad fina y hay un trabajo previo en el que hablamos de cómo es la receta y cómo lo hacía cada uno en sus hogares", desarrolla la terapeuta ocupacional, Irene Arias.

Una residente corta el pan en rebanadas

Con este fin, durante toda esta semana, los residentes modificarán sus tareas para salirse de la rutina en favor de la tradición por la Semana Santa.

Mañana Martes Santo realizarán una procesión junto a familiares en los que también portarán sus propios pasos. "Salimos por los alrededores y recorremos las plantas para que la gente que no puede bajar o asistir también la vea. Después, comeremos sopas de ajo y se repartirán almendras garrapiñadas. Un poco lo típico para que estén también integrados en lo que está pasando fuera", relata Arias.

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