La Opinión de Zamora

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Una pantalla de micropilotes asegurará los edificios colindantes al Museo de Semana Santa de Zamora

La piedra de Zamora, en el exterior, y el hormigón tintado, en el interior son los elementos constructivos de la nueva sede de Semana Santa

Imagen virtual del nuevo Museo de Semana Santa de Zamora Proyecto Museo de Semana Santa

Una pantalla de muros de pilotes armados con tubo de acero asegurará las edificaciones colindantes al Museo de Semana Santa, en especial la iglesia de Santa María La Nueva, durante el vaciado del solar que se llevará a cabo tras el desmontaje y demolición del actual edificio además de la casa anexa de oficinas. Es lo que prevé el proyecto del nuevo edificio, que ha salido ya a licitación en busca de una empresa para ejecutar los trabajos.

“Una vez realizada esa pantalla de micropilotes podrá iniciarse el vaciado del solar para la construcción de los espacios de sótano, siempre tras haberse realizado los trabajos arqueológicos pertinentes que resulten de las primeras catas”, precisa el proyecto que firman los arquitectos Beatriz Matos, Alberto Martínez-Castillo, Néstor Montenegro y Antoni Gelabert.

Este muro de pilotes no funcionará como acabado de los espacios interiores de sótano, sino que sobre él se proyectará el hormigón, aunque se dejará una cámara bufa para evitar problemas de humedad por filtraciones.

El nuevo Museo se desarrolla como un edificio compacto, sin apenas huecos en sus fachadas más que los de accesos y aquellos que son capaces de establecer relaciones significativas entre el interior del espacio y la ciudad, y sin patios en su interior más que el que ilumina y ventila algunas estancias en planta sótano.

La volumetría se adapta en sus frentes a calle a las alineaciones oficiales de los planes de urbanismo y del Conjunto Histórico definidas tanto en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico “y se adosa siempre a las medianeras de los edificios y parcelas vecinos”. Eso sí, se elimina la “curva” de la calle Segismud Thalberg, que queda como una pequeña plaza.

Esquema del “esqueleto” del edificio. | Proyecto del Museo de Semana Santa Carlos Gil Andrés

La volumetría, construida con piedra de Zamora, se define según las alturas descritas en el planeamiento urbanístico: 8 metros para las crujías más próximas a calle y 12 metros para el cuerpo al interior de la manzana, con lo que se matiza el impacto visual con relación a la iglesia de Santa María La Nueva. El exterior de piedra de Zamora trata de neutralizar la presencia del edificio y “permitir un fondo tranquilo sobre el que proyectar la ciudad. Al interior, unos potentes muros de hormigón tintado y texturizado construyen la espacialidad. Unos muros que se elevan hacia el cielo en busca de la luz natural, que cae por los lucernarios y patios abiertos en su interior. Estos lucernarios tienen la doble función de introducir luz natural en el interior del museo de manera que puedan optimizarse consumos de luz artificial, pero también de provocar y conducir hacia el dramatismo al visitante”, dicen los autores del proyecto.

“Los muros continúan en una estructura horizontal de idéntica materialidad tostada, marcando las vigas de grandes luces. Los interiores se completan con un suelo continuo de alta dureza y resistencia al tránsito”. Los materiales se han estudiado para que el conjunto “sea altamente resistente y de mínimo mantenimiento al tiempo que asegure unas condiciones óptimas en su comportamiento acústico”.

Al exterior “el nuevo Museo se reviste de piedra, mudo, sin intención de competir ni de emular las texturas históricas a las que acompañamos. Concentrando nuestra capacidad de impacto en los espacios interiores, nos posicionamos en un plano de la ciudad en el que podemos materializarnos como elemento neutro, dejando el único protagonismo, la única seña identitaria, a los elementos de acceso público y salida de pasos que se construirán como el primer elemento informativo al visitante: el gran portón metálico construido con acero galvanizado pavonado de color gris oscuro y con las letras que conforman el cartel de Museo de la Semana Santa como elementos sueltos y de ese mismo material. Este acabado se ejecutará con chapa plegada de acero galvanizado pavonado fijada sobre perfiles metálicos ligeros”.

El revestimiento de acero pavonado “se encuentra en toda la embocadura de salida de pasos y acceso de visitantes frente al ábside de Santa María la Nueva, construyendo la puerta, revistiendo el muro frente a ella (integrando incluso los armarios de instalaciones) o en forma de lamas horizontales que pasan por delante del gran ventanal de la sala de juntas de la zona de oficinas en planta primera”. Ese espacio exterior mantiene la traza del actual, es decir, respeta el imaginario colectivo de los zamoranos sobre la entrada del Museo, salida de las procesiones.

Un proceso constructivo sencillo pero eficaz y resistente

Tras el levantamiento de la estructura se acometerán simultáneamente las obras exteriores de revestimiento y cubiertas. En primer lugar se levantará el muro interior de hormigón armado, con base de cemento blanca y tintado en tonos ocre, en él se dejarán unos conectores hechos con redondo de acero y en forma de horquilla que servirán para la estabilización del muro mampuesto.

Se colocarán diez centímetros de aislamiento térmico de poliestireno extruido entre la hoja del hormigón y la exterior, realizada en piedra de Zamora de 25 centímetros de espesor, que será “la encargada de construir la imagen del Museo hacia la ciudad”.

El muro se ejecutará en hiladas horizontales, cuyas piedras vendrán labradas de forma irregular y tendrán una forma sensiblemente prismática con dimensión variable entre 10 y 60 centímetros en longitud y altura, estas piedras serán tomadas con mortero de cemento en tonos ocres”. Además de la piedra de Zamora y el acero pavonado, existe un tercer elemento que compone la fachada del Museo: los dinteles de hormigón para los huecos de grandes dimensiones abiertos en la fachada en algunos puntos.

Museo de Semana Santa de Zamora: Vista de una sección del Museo, una sala interior y la descripción de los espacios principales Proyecto Museo de Semana Santa

La altura de la sala principal de exposición es de 5,50 metros

El edificio acoge un programa de exposición permanente de los pasos de Semana Santa (en planta baja y planta primera) y exposición temporal con talleres didácticos (en planta sótano), oficinas (planta primera), salón de actos (plana sótano) y restauración y almacén (planta sótano).

Es decir, el edificio se distribuye en dos plantas principales de exposición (planta baja y primera), y una planta sótano de acceso público (zonas de formación, salón de actos y centro de documentación y archivo) y acceso restringido (almacén, restauración de grandes piezas, instalaciones y espacios técnicos).

Por encima de la planta sótano (sobre los espacios de servicios y almacén) y por debajo de la baja, se ubica una entreplanta destinada a espacio de instalaciones. La altura libre de la planta baja es de 5,51 metros y de planta primera 5,48 metros, suficiente para cualquiera de los pasos de la Semana Santa. El más alto, La Lanzada, mide, con mesa 5,3 metros de alto, hasta el punto de la cruz del Cristo.

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