El caso Rubiales tiene precedentes similares y peores

El famoso beso a Jenny Hermoso solo ha sido la gota que ha hecho rebosar un vaso que estaba repleto de mierda

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ofrece una rueda de prensa en la Asamblea General Extraordinaria, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, el 25 de agosto de 2023.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ofrece una rueda de prensa en la Asamblea General Extraordinaria, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, el 25 de agosto de 2023. / RFEF

Manuel Antón

Manuel Antón

En una sociedad tan desnortada como es la nuestra, en todos los ámbitos sociales, políticos, deportivos, etc. hay golfos, muy golfos, y palmeros que los sostienen (sigo sin dar crédito a los resultados de las pasadas elecciones generales).

¿Solución?... Mejores leyes y mayor determinación a la hora de aplicarlas, para tratar de evitar que tanto los desmanes de los que llegan al poder, como la falta de responsabilidad de quienes los aúpan y mantienen en él se puedan seguir dando.

Lo que ha hecho el señor Rubiales, como decía hace unos días, no es ni más ni menos que producto de la mediocre legislación por la que se rige el funcionamiento de las federaciones deportivas españolas, y, por supuesto, de la falta de principios que suele caracterizar a quienes aspiran a gobernarlas, o las gobiernan.

Uno, que por diversas circunstancias ya hace tiempo supo cuan golfo y mentiroso era el todavía presidente de la RFEF -Real Federación Española de Futbol- no puede entender cómo es posible que, ante casos tan palmarios y de tanta gravedad como son muchos de los que ha protagonizado el señor Rubiales a lo largo y ancho de los cinco años que lleva al frente del máximo órgano federativo del futbol español, siga aún dirigiendo sus destinos.

Después de las continuas barrabasadas que ha protagonizado Rubiales desde que llegó a la presidencia de la RFEF, la principal causa por la que sigue estando ahí no es otra que la falta de valentía y de dignidad de todos los que lo sostienen, tanto desde dentro del órgano federativo (son muchos los "estómagos agradecidos" que presiden las federaciones territoriales), como desde fuera de él (son decenas los directivos del CSD -Consejo Superior de Deportes- puestos a dedo). Los unos y los otros son los responsables de que la normativa por la que se rigen las distintas asociaciones que conforman la estructura federativa del futbol español sea tan pobre, de espíritu, y tan mediocre en todo cuanto tiene que ver con la limitación de competencias de su clase dirigente y los mecanismos de control de la misma.

Lo que ha hecho el señor Rubiales, como decía hace unos días, no es ni más ni menos que producto de la mediocre legislación por la que se rige el funcionamiento de las federaciones deportivas españolas, y, por supuesto, de la falta de principios que suele caracterizar a quienes aspiran a gobernarlas, o las gobiernan

Que al señor Rubiales se le haya dejado hacer todo cuanto ha hecho, sin que hasta que sucedió lo que sucedió tras la final de Sídney se le haya abierto expediente administrativo alguno, es para echarse a llorar, y deja en evidencia el mal funcionamiento del CSD, por su habitual dejación de funciones cuando de hacer valer su razón de ser se trata.

En el CSD, seguro, más de un alto dirigente ha tenido que tener noticias de los chanchullos y polémicas que un día sí y otro también ha ido protagonizando el ínclito Rubiales a lo largo de los cinco años que lleva presidiendo la RFEF. La prensa deportiva y otros medios de comunicación dieron buena cuenta de ellos, bien de manera puntual, o bien cuando se fueron conociendo, y no es de recibo que ninguno fuese considerado causa suficiente por el CSD para iniciar actuaciones contra él.

Antes de que todo el mundo pudiera ver por televisión como el desvergonzado presidente de la RFEF, para celebrar la victoria de la selección española en el mundial, se cogía sus testículos sin tener ninguna consideración ni respeto a las personalidades que lo acompañaban en el palco de autoridades (entre ellas estaban la reina Leticia y la infanta Sofía), ya era notorio que había sido protagonista de actuaciones muy polémicas, de las que siempre había salido impune.

Entre otras, que se sepa, ha quedado en el aire un viaje que el señor Rubiales hizo a Nueva York, en otoño de 2018, en compañía de una pintora mexicana que, según la información que salió a la luz en 2022, fue costeado con fondos de la RFEF (al parecer, tras la denuncia presentada a los efectos, un juzgado de Madrid está investigando el asunto…).

En otro orden de cosas, decir que fue inconcebible que en la ceremonia de entrega de medallas de la última Supercopa de España de clubes de futbol, modalidad femenina, que disputaron el Barca y la Real Sociedad, en Mérida, a primeros del año actual, no se sabe aún por qué, el presidente de la RFEF, después de entregar el correspondiente trofeo al equipo campeón, no se dignara bajar al terreno de juego para colgar las medallas al cuello de las jugadoras de ambos equipos, que una a una tuvieron que ir recogiéndolas directamente de la caja en la que se encontraban, que estaba situada sobre el césped del estadio, en el camino de entrada a los vestuarios. Algo que no ha tenido explicación alguna hasta hoy…¡Increíble!

¿Y qué decir del acuerdo suscrito por la RFEF con los jeques de Arabia Saudí, con la intermediación del entonces todavía jugador en activo del F. C. Barcelona, Gerard Piqué, para que la Supercopa de España de clubes de futbol, modalidad masculina, se jugase durante seis años consecutivos en territorio árabe? A juicio de un servidor, lo más indecente es que al grupo Kosmos -la empresa de Piqué- por ejercer de conseguidor del contrato… según la información de que se dispone, le correspondiera cobrar una comisión de 4 millones de euros anuales (en total, 24 millones de euros). Es de destacar que la Fiscalía Anticorrupción sigue investigando acerca del asunto, por considerarlo un presunto delito de corrupción.

Quienes conocen a Rubiales saben de su argucia para ser beneficiario de cuantas comisiones haya podido trincar (algunas de las cuales se conocen) sobre los montantes de los jugosísimos contratos que de manera personal ha negociado con todas y cada una de las firmas que dan soporte al futbol español. No puedo revelar las fuentes de tal información, pero sí puedo dar fe de que son cien por cien fidedignas.

Según se ha podido saber, en septiembre de 2022, el exjefe del gabinete de la presidencia de la RFEF, Juan Rubiales, a la sazón tío de Luis Rubiales, denunció a su sobrino y a parte de su equipo directivo ante la Fiscalía Anticorrupción por haber montado una "fiesta con varias señoritas" en un lujoso chalet de Salobreña, Granada, cuyo coste se había pagado con dinero de la Real Federación. Meses después, tras argumentar que se trató de "una reunión de trabajo", Luís Rubiales hizo efectivo el reintegro de los gastos derivados de la referida fiesta en las arcas de la RFEF…

De escándalo mayúsculo se pudieron calificar los hechos que se conocieron tras salir a la luz que Luis Rubiales había grabado conversaciones privadas que había mantenido con altos cargos del Gobierno de Pedro Sánchez. Según "El Confidencial", que fue el medio que difundió la información, se daba cuenta de que el presidente Rubiales había grabado desde 2018 conversaciones comprometedoras con diferentes miembros del Ejecutivo, entre ellos, con quien fuera Secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, con fines espurios…Así mismo, según se pudo leer en las capturas de pantalla publicadas por el referido medio de comunicación, hay constancia de que Rubiales escribió al presidente Sánchez para pedirle el cese de la Secretaria de Estado para el Deporte porque: "había intentado tumbar su reelección…".

Dicho todo lo dicho, quien suscribe entiende que lo del famoso beso a Jenny Hermoso solo ha sido la gota que ha hecho rebosar un vaso que estaba repleto de mierda. Gota que, dado como se está juzgando públicamente hoy día todo lo que pueda tener que ver con la no menos famosa Ley del "solo sí es sí", se está aprovechado para ahogar a Rubiales, cuando tiempo atrás ya hubo motivos más que suficientes para su inhabilitación.

En más de una ocasión he dejado escrito que: "por desgracia, son demasiadas las personas que encumbran a otras de las que nunca se deberían fiar". Entre esos psicópatas egocéntricos de los que nadie se debe fiar, porque son capaces de todo con tal de alcanzar, o seguir en el poder, servidor incluye a los señores Sánchez y Rubiales por todo lo que, nos han demostrado ya con creces, han sido y siguen siendo capaces de hacer: por ejemplo, todo lo que se ha dejado escrito acerca de Rubiales, y todo lo que ha hecho el aún presidente del Gobierno, que no es poco.

Para quien esto suscribe, lo protagonizado por Rubiales no es nada comparado con lo que se le puede atribuir al aun presidente Sánchez. Sobre todo, los pactos con los encubridores de los asesinos de ETA y la derogación del delito de sedición.

En espera de que el tiempo ponga a cada uno en su sitio, solo me resta desear que así sea, y cuanto antes mejor.

¡País!

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