Nones

Es evidente que hoy esa expresión está en desuso, como aquella de "pasarse el arroz" para quienes, sobre todo mujeres, no habían encontrado pareja a una determinada edad

Una pareja abrazada

Una pareja abrazada / Mario Guzmán

Luis M. Esteban

Luis M. Esteban

Por mucho que últimamente parezca que las palabras en sí mismas contienen rasgos discriminatorios por razones de sexo, ideología, religión, o raza, la realidad es que, salvo aquellas que específicamente genera la comunidad hablante con una finalidad agresiva, por ejemplo, gilipollas, la mayoría son palabras que se limitan a describir una realidad, idea, o sentimiento de una manera aséptica. Ahora bien, en tanto que las palabras son herramientas para la comunicación humana, su uso por esta comunidad es la que las carga de esos valores peyorativos y hasta ofensivos, de ahí que cuando se quieren corregir esos comportamientos sociales, el cambio no consista en suprimir o variar entradas en el diccionario, sino en cambiar el comportamiento social que ha generado ese significado atentatorio, porque no son las palabras las que cambian a una comunidad, sino al contrario, es a través de educación, valores y evolución, lo que después genera palabras o hace decaer otras, o alguno de sus significados. Pero tampoco es infrecuente que caiga totalmente en desuso la palabra o una expresión en cuestión y, sin embargo, sus significados permanecen.

Viene esto a colación de la significación de una pequeña palabra, tanto que es un monosílabo en singular y solo alcanza, como no podía ser de otro modo, a ser bisílaba en plural. Me refiero a la palabra non y su plural nones. Más allá de su uso medieval como el adverbio no y de su significado como antónimo de impar, por aquello de "non par", y más allá del juego de pares y nones, desde el Diccionario de Autoridades (1726) hasta el actual de la R.A.E. se recogen locuciones verbales coloquiales, hoy en desuso, como "andar de nones" para aludir a quien está desocupado, libre o sin oficio, o para aludir a algo raro, donde su desuso viene justificado por haber sido desplazado por las propias palabras que lo definen y que son más modernas.

Los eruditos hace años que redujeron el amor a una cuestión de química y física. Ese fue su acierto, porque mucho de ello hay y, sin embargo, su limitación, porque eso que construye ser par, pareja, va más allá

En todo caso, no parece que tenga buena fama la palabrita. De hecho, el cantaor Enrique Morente tiene una letra en la que un presidiario canta lo siguiente: "Con lo que me entretenía/ cuando yo estaba en prisiones/ con lo que me entretenía/ en contar los eslabones/ que mis "caenas" tenían;/ siempre me salían nones". Así que parece que la condena iba para largo e incluso indefinida, o, cuanto menos, mucho peor que si hubiera salido par la cuenta.

Este valor negativo tiene otra locución recogida en los diccionarios desde el siglo XVIII, "quedar/estar de no", para aludir a quien no tiene pareja, como si el hecho en sí ya supusiese una merma, un estar incompleto, una carencia frente al común de la sociedad. Y así lo cantaban grupos como Los marismeños, o La pandilla, en la década de los sesenta y setenta, en una coplilla que decía: "Pares o nones, niña/ pares o nones,/ o te pones de frente, niña, /o no te pones". Vamos, que o te vienes conmigo o te quedas de non y allá tú con las consecuencias.

Es evidente que hoy esa expresión está en desuso, como aquella de "pasarse el arroz" para quienes, sobre todo mujeres, no habían encontrado pareja a una determinada edad. Sin embargo, como contaba al principio, que desaparezca una palabra o una expresión no necesariamente implica que desaparezca la realidad.

En una sociedad como la actual en la que se exalta la individualidad hasta la saciedad, la heterogeneidad, la autorrealización, la independencia y la libertad, "estar de non" no cabe, porque sería una especie de insulto a la evolución. Faltaría más. Siglos y siglos de desarrollo para que ahora resulte que hay un cierto sesgo, aunque sea minúsculo, de que la falta de pareja es un inconveniente. Pero acabar con la expresión no supone acabar con la realidad, incluso en los aspectos más pragmáticos y hasta cutres. Una hipoteca, un préstamo, un alquiler y hasta algunos beneficios jurídicos son más asequibles siendo pareja, o sea, par. Y ser non es una jodida complicación. Como lo es en las reuniones de amigos cuando se ha dejado de ser pareja y ahora uno aparece como el non de la velada, la misma en la que un día se fue par.

En cualquier caso, cada uno lidia como puede y, sobre todo, como quiere, aunque a veces cueste reconocer que siempre hay una elección, y hay quienes eligen su condición de non y, como toda elección, es entendible, admirable y, sin duda, gratificante para quienes deciden hacer su camino con ellos mismos, sin más deudas, obligaciones, devociones, ni preocupaciones, asumiendo su soledad no como una tragedia, sino como la opción mejor, porque es la querida y elegida, que no sobrevenida, que siempre supone resignación, que no es lo mismo ni mucho menos.

Sin embargo, aquellos para los que ser par no es para pagar hipotecas, alquileres y recibos, sino porque les gusta amar y ser amados, cortejar y ser cortejados, compartir lo de cada uno y, sobre todo, crear y compartir un lo nuestro, ser non es una jodienda, porque se es totalmente autónomo en todo, menos en algo que se hace esencial, porque es inmaterial: sentirse arropado el cuerpo y el alma al caer la noche. Y lo que no se puede tocar con las manos acaba siendo lo maravilloso. "¿Para qué sirve el sabor del café?", decía Jorge Luis Borges. Ojo, no el café, sino el sabor, la esencia, lo que está más allá del paladar, la física y la química.

Los eruditos hace años que redujeron el amor a una cuestión de química y física. Ese fue su acierto, porque mucho de ello hay y, sin embargo, su limitación, porque eso que construye ser par, pareja, va más allá. Es, como escribió Federico García Lorca, tener esta sensación, esta necesidad, esta pasión: "Tengo miedo a perder la maravilla/ de tus ojos de estatua y el acento/ que me pone de noche en la mejilla/ la solitaria rosa de tu aliento".

Visto así, ser non es una invitación a dejar de serlo, pero, sobre todo, por debajo de esto no interesa ser par. Bueno, a algunos, claro.

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