Buena jera

De buena nos hemos “librao”

La sentencia europea contra Puigdemont evita su protagonismo en la campaña

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / EFE

Luis Miguel de Dios

Luis Miguel de Dios

El Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), con sede en Luxemburgo, ha acordado retirar la inmunidad al ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, huido a Bélgica desde octubre de 2017. La noticia se conoció el miércoles. Puigdemont y los ex consejeros Toni Comín y Clara Ponsatí habían recurrido una decisión del Parlamento Europeo que declaró anulada la referida inmunidad.

¿Se imaginan ustedes lo que habría sucedido si hubiesen ganado las tesis del fugado a Waterloo?, ¿cómo, en plena campaña electoral, habrían utilizado los independentistas la sentencia favorable?, ¿cuál habría sido la reacción de los distintos partidos nacionales? De algunos, ya lo intuimos: el sanchismo, ni más ni menos. De otros, lo sospechamos, aunque tanto PSOE como Sumar recurrirían a la manida, y cierta, frase de que hay que dejar hablar a la Justicia y respetar sus fallos. Pero, claro, la Justicia ha hablado y don Carles se ha quedado sin inmunidad, si bien por ahora poco o nada cambia. Puigdemont, Comín y Ponsatí anuncian un nuevo recurso, esta vez ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), y esperan, obviamente, una resolución favorable. Además, la anulación de la inmunidad deja en manos del Tribunal Supremo español la posibilidad de emitir una nueva euroorden contra el ex presidente catalán y, por tanto, este podría ser detenido y entregado a la Justicia española si abandona Bélgica. De momento, no sabemos qué hará el juez Pablo Llarena. Queda, por tanto, camino por recorrer porque el galimatías jurídico es gordo y la Justicia belga, como ya ha demostrado otras veces, no parece estar por la labor de remitir, envuelto en papel de celofán estelado, a monsieur Puigdemont a España. Veremos.

Y mientras llega el desenlace, congratulémonos de la decisión del Tribunal General de la Unión Europea. Y no solo porque, a mi juicio, Puigdemont tenga que responder ante la Justicia española de los delitos cometidos en el otoño del 2017, sino también por el uso que los secesionistas habrían hecho de una sentencia favorable. Seguramente la habrían convertido en protagonista de la campaña electoral y nos volverían a dar lecciones de democracia y legalidad a todos. Y ese asunto habría acaparado la atención en Cataluña y en el resto de España. Es decir, habría relegado a un segundo plano a problemas tan importantes como la sanidad, las pensiones, la reforma laboral, el empleo, las relaciones internacionales, etcétera, etc.

¿Exagero? La experiencia, el ejemplo de otras veces en las que asuntos catalanes desplazan a todo lo demás y nos convierten al resto en ciudadanos de segunda, o tercera, división. ¿Quién se va a acordar, verbigracia, de Castilla y León o de otras zonas pobres y silenciosas de España si únicamente parece interesar lo que sucede al norte del Ebro? Por eso escribo que “de buena nos hemos “librao”. Bastante tenemos ya con lo que tenemos como para añadir una puigdemontada más y aguantar declaraciones supremacistas de los únicos demócratas que pisan este país y que continúan diciendo que todo se reduce a una persecución política como si no hubiesen cometido ningún delito; nada menos que un golpe de Estado; pacífico, dicen.

De modo que la sentencia del TGUE nos ha traído, por ese lado, cierta tranquilidad, un suspiro de alivio. No espero mucho de la campaña electoral que comenzó el viernes, pero peor habría sido si le hubieran dado la razón la Puigdemont y sus mariachis. Y digo que no espero mucho porque la precampaña ha sido bastante espantosa. Pocas propuestas y muchas descalificaciones. ¿Se podría mejorar con algunos debates más entre los principales líderes? Sí. Sabríamos cómo se defienden ante los ataques del contrario, qué iniciativas toman, qué datos verdaderos manejan (y no como el precio de las naranjas de Feijóo)… Pero no. El candidato del PP se negó a asistir al debate organizado por el grupo Prisa y Abascal también se ha retirado. Suspendido. Feijóo, salvo que haya cambiado en las últimas horas, tampoco irá a RTVE. O sea que solo acudirá a Mediaset para medirse con Pedro Sánchez. Demasiado poco. Tendremos que conformarnos con entrevistas individuales y el diluvio de encuestas que nos caen encima a diario. Claro que tampoco nos aclaran mucho porque cada cual únicamente se cree las que le favorecen.

Mientras tanto, Puigdemont tendrá que abonar los costes del proceso que ha perdido. Y eso seguro que también le duele…aunque paguen otros.

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