Desde los Tres Árboles

Ende, copista y mujer

Una artista excepcional que participó en la confección del Beato de Gerona

FOTOS DEL BEATO DE GERONA , GIRONA ,SIMURG , AGUILA Y GACELA

FOTOS DEL BEATO DE GERONA , GIRONA ,SIMURG , AGUILA Y GACELA / MUSEO CATEDRAL DE GIRONA

Eduardo Ríos

Eduardo Ríos

A punto de finalizar el primer milenio de la era cristiana la actividad es febril tras los muros del monasterio. Toda la comunidad, unos seiscientos monjes de ambos sexos, trabaja sin desmayo. Sucede que el señor abad acaba de comprometerse a confeccionar el beato en el tiempo fijado y la poderosa maquinaria conventual se ha puesto en marcha.

Se trata del cenobio de San Salvador de Tábara, un verdadero emporio económico situado en la Frontera Media. Esa tierra fronteriza entre los ríos Duero, Esla, Órbigo y Carrión y el califato cordobés...

"Ya dije al señor abad que el beato no va a estar para cuando él quiere. ¡ Si los de Gerona tienen que esperar que esperen!, le dije.

¡No! ¡No va a estar por mucho que se empeñe!, y eso que ha puesto a mi disposición a Ende o En o Eude que por los tres nombres se la conoce. Una monja recién llegada de la sierra cordobesa, pequeña de cuerpo pero de buen entendimiento".

Desde el primer día de su llegada al scriptorium me impresionaron la delicadeza con la que coloca el pergamino en el bastidor y su forma de utilizar el compás y los punzones para planificar espacios antes de darles vida. Ahora está con el acabado de las nubes y sus formas redondeadas parecen pétalos flotando sobre la crucifixión de Nuestro Señor.

Tendríais que verla sujetando la péñola con la punta hacia abajo entre el índice y el corazón. ¡La fuerza con que la apoya en el pulgar!¡Con qué destreza! Sabido es que la tinta fluye mejor cuanto más vertical está la pluma y que de esta forma es la mano, y no los dedos, quien la mueve. Es un ejercicio muy laborioso que solo el tiempo permite realizar con precisión, pero ella que acaba de llegar lo domina como cualquiera de nosotros que llevamos años iluminando códices. Ha sido bendecida con ese don, sin duda. No encuentro otra explicación.

A veces, la observo de reojo. Bien es verdad que trabaja de pie porque no se acostumbra al sitial con respaldo alto; tampoco le gusta el pupitre inclinado, prefiere los planos, pero éstas son pequeñeces que irá corrigiendo con el tiempo y no tardando se la disputarán los monasterios más exigentes.

Dicen que iluminar un códice es cosa de hombres. Yo respondo que no hay tarea más femenina y que quien aquello creyera se equivoca, además, Dios Nuestro Señor Jesucristo nada dijo de semejante cosa. Al menos que yo sepa, en los Santos Evangelios no se habla de las artes, en consecuencia si nada dicen no son para hombre ni mujer. Son para quien se entregue a ellas, a mayor gloria del Padre, naturalmente.

Creedme si os digo que yo, Emeterius, humilde siervo de Dios y presbítero, discípulo de Magius y recluido en el scriptorium del monasterio de San Salvador de Tábara próximo ya el año mil, nunca vi nada igual. ¡No olvidéis su nombre!. Ende, os digo que se llama o En o Eude que por los tres nombres se la conoce….".

El premio sería un justo reconocimiento al talento de la copista y ayudaría a situar a Ende en esa larga lista de mujeres con nombre propio que contribuyeron a lo largo de los siglos a derribar barreras y acabar con estúpidos prejuicios

El pasado día 8 de este mes LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, daba a conocer las bases del “I Premio Internacional de Pintura Femenina Ende”. Mi enhorabuena al Ayuntamiento de Tábara, a su Museo de los Beatos y a cuantos lo han hecho posible.

El objetivo del Premio es mostrar al mundo a la mujer que le da nombre. Una artista excepcional, sin duda, que participó en la confección del Beato de Gerona convirtiéndose así en la única mujer asociada no solo a un beato sino a cualquier libro iluminado de la época.

Sucedió en el año 975 d.C. y en un momento en el que a las féminas les estaba negado el acceso al conocimiento y a las artes su firma figura delante de la de un clérigo en el colofón del citado manuscrito. Algo de todo punto imposible, absolutamente impensable, incluso, para una reina. Ende lo consiguió en el monasterio de San Salvador de Tábara y junto a Magius, Arancisclo, Emeterius, Senior, Monnius, Froilán, Atilano, Sampiro o Juan Diácono, sin olvidar a cientos de lugareños anónimos pero no por ello menos importantes, vivió un período histórico con un esplendor difícil de superar.

Ojalá la iniciativa de la Corporación Municipal que preside Antonio Juárez se consolide. Sería un justo reconocimiento al talento de la copista y ayudaría a situar a Ende en esa larga lista de mujeres con nombre propio que de manera natural, y probablemente sin ser conscientes de ello, contribuyeron a lo largo de los siglos a derribar barreras y acabar con estúpidos prejuicios.

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