La Opinión de Zamora

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Carmen Ferreras

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Tú, no me representas

Somos muchas las que pensamos que a a Montero le falta un hervor

La ministra de Igualdad, Irene Montero Alberto Ortega - Europa Press

Ni a servidora, ni hasta donde yo sé, a la mayoría de mujeres españolas. Hablo de las que tenemos dos dedos de frente y utilizamos la cabeza no sólo para llevar sombrero o turbante. Quien no nos representa es Irene Montero. Me cuesta reconocer que esta chica esté al frente de un Ministerio. El más caro de la historia. El que más despilfarra. Lo de la Montero sí que es puro y duro despilfarro, señor Quiñones. Dignifíquese y dimita. Pero el Jefe no quiere, forma usted parte de su núcleo duro, puede que su hombre de más confianza en ese extraño Gobierno. Y eso es un plus.

Volviendo a la Montero, somos mayoría las mujeres que pensamos que a esta chica le falta un hervor. La, por el momento, última campaña del Ministerio de Igualdad que dirige como si de un circo se tratara ha puesto a las redes en pie de guerra. Podía haber evitado la polémica, sólo que le va la marcha y tropieza las veces que haga falta en la misma piedra. Cosa de necios, sin duda alguna.

Los consejos de Irene Montero pasan por el largo de la falda y la altura del escote, por la profusión de maquillaje, al más puro estilo pilingui de esquina

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No me extraña que se diga y repita hasta la saciedad que “nos trata como si fuéramos gilipollas”. Frase que se repite por igual entre hombres y mujeres. Hay que huir como de una plaga de los últimos ‘consejos’ en los que ha invertido una millonada. No sé si es de risa o es una pena. Todo es puro chiste en ese ministerio que también hay que dignificar en cuanto se pueda. Con Sánchez no vamos a poder contar. La cosa va de mal en peor a tenor de las últimas salidas de pata de banco presidenciales.

Los consejos de Irene pasan por el largo de la falda y la altura del escote, por la profusión de maquillaje, al más puro estilo pilingui de esquina, por la patrimonialización de la vida sexual y por unas “cerves para brindar porque este verano salgo sin miedo”. Pues, cuidado con ‘las cerves’, tía. La cerveza está siendo la perdición de muchas mujeres, en pasado, en presente y como la cosa siga así, también en futuro. Nada dice de la última modalidad de acoso y derribo a la mujer y que pasa por unos pinchazos que anulan su voluntad.

Irene Montero está muy equivocada. No son estos los carísimos mensajes que hay que lanzar. La igualdad es otra cosa que miles de mujeres que la defienden con uñas y dientes, conocen perfectamente, aplicando las recetas que corresponden, no estas gilipolleces que nos cuestan a los españoles, 20.000 millones de euros. Se ve claramente que la burricie es su principal seña de identidad.

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