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Zamoreando

Carmen Ferreras

Es impagable

Reivindico a Valery Lagutik, su música, la alegría en las calles

Es impagableSergio Villar

Zamora, en este caso hablo de la capital, carece de muchas cosas. Cada vez tiene menos comercio, cada vez tiene menos vida, cada vez tiene menos alegría, cada vez está más fría y vacía. Pero tiene algo que no tienen el resto de capitales no sólo de nuestra comunidad autónoma, sino de España toda. Zamora capital tiene banda sonora. No es original, pero es una banda sonora impagable, como impagable es lo que Valery Lagutik nos ofrece en Santa Clara todos los días, haga frío o calor, llueva o haga niebla: su música.

Lagutik es un virtuoso del acordeón. Lo domina. Hace hablar a ese instrumento musical armónico de viento, que nos alegra la vida a todos los zamoranos. Me encanta ir y venir por la arteria principal de Zamora, a los acordes de las distintas partituras que interpreta este ruso extraordinario que se merece un monumento, no sé si del estilo al de mi querido profesor Herminio Ramos o simplemente un busto o una placa, pero se merece el reconocimiento unánime de todos los zamoranos por lo que hace y cómo lo hace, en precario, cuando este intérprete bien podría seguir demostrándonos sus habilidades en cualquiera de nuestros teatros.

Ni ese detalle se tiene con él. Todos los años debería ser fijo continuo en la cartelera teatral de Zamora y todos los zamoranos, en masa, acudir a aplaudirle, a demostrarle nuestra gratitud y nuestro afecto. Valery es un zamorano más. Es uno de nosotros. Siempre amable, siempre sonriente, siempre agradecido, siempre risueño. Lagutik no es un músico de platillo en el pavimento sobre el que dejar unas monedas. Este joven tiene mucha más categoría musical y humana que todo eso.

Si será nuestro que incluso ha sido capaz de adaptar algunas de las más importantes marchas de la Semana Santa de Zamora a su día a día callejero. No todo es Tchaikowski, Borodin, Prokófiev o Rajmaninov, que también, Thalberg, Dorado Janeiro, Rivas, Hernández Garriga o los grandes de la Zarzuela, Chueca, Arrieta, Sorozábal, Moreno Torroba, Serrano, amén de la música popular. Valery Lagutik es un todo terreno que se ha adaptado muy bien, incluso a los elementos, y al que hoy quiero aplaudir desde esta ventana de papel, agradecida. Cuantas veces, cuando paso por su lado, está tocando alguna de esas melodías romántica que me devuelven a los amores de mocedad y aquellos años de radio inolvidables.

Reivindico a Valery Lagutik. Reivindico su música. Reivindico la alegría en las calles. Y no que Zamora se está dejando llevar por una inercia que no me gusta nada. No nos vendría mal poder contar con un Lagutik en cada calle.

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