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El espejo de tinta

Ángel Macías

La prensa. Impresión o traición

¿Tal vez hemos dejado atrás de manera definitiva la edad de la inocencia?

¿Por qué tenemos la impresión de que los medios de comunicación miden demasiado el alcance de la información que nos dan? ¿Por qué la tenemos de que nos tratan como a débiles mentales con los que hay que tener tanta prudencia, como si fuéramos preadolescentes fácilmente influenciables, y no capacitados para asumir la realidad? ¿Por qué pensamos que en función de la orientación ideológica, perfectamente marcada, de los grandes medios, toda la información que a través de ellos recibamos va a estar embadurnada por ese mismo sesgo ideológico? ¿Por qué tenemos la sensación de que la trascendental línea divisoria entre información y opinión es cada vez más fina, más endeble, más permeable? ¿Por qué existen temas de los que, todos a una, los medios han decidido no hablar o datos concretos que terminan destacando por el hueco que su omisión deja en la página periodística o el reportaje radiofónico o televisivo? ¿Por qué cuando abrimos un determinado periódico casi sabemos por adelantado cómo nos van a contar unas u otras noticias? ¿Por qué un periodista -que no un columnista, aunque éste tampoco- que trabaja en un medio “de la izquierda” o “de la derecha” es casi imposible metafísicamente que un día pueda entrar a trabajar en un medio de tendencia opuesta?

¿Tal vez hemos dejado atrás de manera definitiva la edad de la inocencia? ¿O, por el contrario, hemos entrado -tan de lleno que no siempre nos damos cuenta-, en una nueva edad de la inocencia, derivada del atontamiento y la extensión de la nueva ignorancia gracias a la sobreabundancia de fuentes informativas tan accesibles, tan inmediatas y tan omnipresentes como las que ahora abundan? ¿Por qué tantos, y no siempre los más tontos, prefieren ya informarse a través de un “amateur”, un “influencer” o un perfil anónimo de las redes sociales, que hacerlo acudiendo al periódico, al noticiario o al telediario? ¿Por qué quienes no acreditan sus fuentes poseen más crédito ante muchos ciudadanos que quienes acuden acreditados a cubrir periodísticamente cualquier acontecimiento con relevancia informativa?

¿Qué estamos haciendo mal como sociedad y como medios de comunicación; como ese cuarto poder, imprescindible para la libertad y la justicia,? ¿Tendrá que ver con que como apenas se venden periódicos o se ven los programas no bazofia de las televisiones y como la economía está fundida y las empresas bastante tienen con sobrevivir, la facturación publicitaria se ha desplomado, las empresas de medios han de seguir saliendo a diario solo gracias al dinero de las instituciones públicas o de los más poderosos conglomerados empresariales? ¿Y qué tiene esto que ver con que de algunos detenidos o investigados nos cuenten hasta la marca de su ropa interior y de otros ni tengamos noticias? ¿O con que se omita sistemáticamente la nacionalidad de los autores de determinados hechos delictivos como violaciones o agresiones en la vía pública que antes apenas existían y van siendo ya el pan nuestro de cada día? ¿O con que, con la moda actual, se titule de manera excesiva y sobre-actuada?

Todo pueden ser falsas impresiones, pero si no lo son, ¿no suena demasiado a una gran traición social por parte de empresas y periodistas?

www.elespejodetinta.com

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