Esta ciudad y provincia a las que muchos dan por muertas y enterradas, están cargadas de retos, de auténticos desafíos por los que muchos no dan ni un ochavo. El optimismo es una tendencia que, desgraciadamente, en Zamora cotiza a la baja. El optimismo choca frontalmente con el carácter de los zamoranos, sin generalizar. Lo único que nos queda cuando ya no nos queda nada es el optimismo y también la esperanza. Echar mano de ambos es lo recomendable dada la situación. Todo este prologo viene a cuento de la futura creación de una oficina para la despoblación que forma parte de uno de los compromisos que el Gobierno de España debe asumir para afrontar el reto demográfico en las provincias más afectadas.

Es innegable que Zamora es una de las más en todo lo de menos. Menos población, cada vez más mayor. Teníamos la esperanza de que muchos zamoranos de la diáspora volvieran a casa, no por Navidad, sino por todas las navidades futuras, para quedarse definitivamente, para volver a abonar las raíces familiares y emprender, y nutrir el censo y darle un aire nuevo a esta enranciada ciudad y provincia. Nos hemos quedado con las ganas. Hombre, unos poquitos han vuelto, tan pocos, que el censo apenas ha registrado movimiento. Encima, la Covid lo va mermando considerablemente.

Todo lo que sea crear, bienvenido sea. Que no sea una ilusión, por favor. Que no sea una de las muchas promesas que se ha llevado el viento, que no sea una engañifa de esas a las que no terminamos de acostumbrarnos. Queremos que sea una oficina operativa, eficiente y eficaz, desde la que se den soluciones no vaya a ser que encima sólo sirva para crear problemas. 245 pueblos de Zamora están en juego. La noticia asegura que la implantación de estas oficinas servirá para ayudar a la instalación de nuevas empresas. No sé de qué me suena, pero me suena de algo relacionado con un cántico de sirenas que durante mucho tiempo escuchábamos por doquier. La gente tiende a columpiarse, de ahí que los zamoranos ya no crean prácticamente en nada. Y si es verdad que, además, apoyaran a las familias que se quieran trasladar a alguna zona del país con problemas de carácter demográfico, que empiecen por Zamora, que vengan a Zamora, que se queden y, por favor, desde los ayuntamientos a facilitar las cosas y no como se acostumbra.

Lo que me escama un poco es que la cosa está en fase sine die. Es decir, que no hay fecha fijada para la instalación de estos salvavidas burocráticos. El reto demográfico tendrá que esperar.