Para bien o para mal, se acerca la Navidad a pasos agigantados. Compras, atascos, comidas, encuentros anuales cuasi obligatorios..., pero, sobre todo, de estar con nuestra familia. Es complejo definir lo que es la familia en el momento actual. Los hijos son los que tienen más claro su rol de hijos, los abuelos lo tienen medianamente, y se debaten entre canguros a domicilio de los nietos y chicos para todo de sus propios hijos, pero ¿los padres? Los padres intentan conciliar el ser colegas de sus hijos intentando pasar inadvertidos entre los grupos de veinteañeros con camiseta y vaqueros estratégicamente rotos con el deseo de prolongar la adolescencia frecuentando los mismos garitos que cuando tenían 20 años, eso sí pasando del calimocho en vaso de plástico al gin-tonic con pizca de pimienta; todo esto, al tiempo que desean desarrollar una parentalidad positiva hacia sus hijos, definida por el Consejo de Europa como: "conductas que procuran el bienestar de los niños y su desarrollo integral desde el cuidado, afecto, protección, enriquecimiento y seguridad personal e incluye el establecimiento de límites para promover su completo desarrollo, el sentimiento de control de su propia vida".

El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha promovido algunas investigaciones en torno a las habilidades parentales cuyo resultado global es que casi la mitad de los padres y madres consultados admiten que les cuesta entender el comportamiento de sus hijos, que parece asociado con la tendencia de incapacidad de ayudar a sus hijos para que resuelvan sus propios problemas y a acabar haciendo las tareas que estos no hacen para que no queden sin hacer. Asimismo, afirman tener dificultades para hablar con sus hijos sin exaltarse cuando estos están enfadados y su estrategia principal es reñirles cuando hacen o dicen algo que les molesta. Sin embargo, la familia, con todos sus miembros, con todas sus idiosincrasias propias del siglo XXI, representa un contexto social, educativo y de aprendizaje, que puede contribuir, de darse las condiciones de convivencia adecuadas, al desarrollo humano y personal de sus componentes, ya sean niños, jóvenes o adultos, en todas las etapas de su desarrollo. El sociólogo Javier Elzo señala cuatro modelos de familia en España; los dos primeros representan condiciones poco favorables de convivencia para el desarrollo personal y los dos últimos representan condiciones más favorables para ello:

- La familia nominal, al que pertenecen el 43% de las familias españolas. Tiene de familia solamente el nombre. No hay conflictos en casa, sencillamente porque los padres han decidido que no los haya. Cada cónyuge acusa al otro de no ocuparse de los hijos y de dejarles hacer lo que quieran y ambos acusan de lo mismo a la escuela.

- La familia conflictiva, al que pertenecen el 15% de las familias, es aquella en la que los padres y los hijos están a la "greña" continua. En muchos casos, la causa está en la impotencia de los padres para entender el cambio social y el miedo ante el rumbo que la vida de sus hijos pueda tomar. Aquí la socialización puede convertirse en contrasocialización, porque los hijos van adoptando los valores antitéticos de los de sus padres.

- La familia endogámica o "familista", al que pertenecen el 24%, muy centrada en sí misma, en la que las relaciones son excelentes y los conflictos muy escasos; los hijos están contentos con los padres y los padres están contentos con los hijos. El riesgo de esta familia es que no preparan suficientemente a los hijos para el momento en el que salgan a la "intemperie" o, simplemente, salgan de casa a estudiar lejos del hogar. Es el riesgo de la sobreprotección emocional que hace que el discurso ideológico, el constructo intelectual y el universo de valores, permeabilice sin resistencia alguna; esto es, sin haber sido internalizado mediante la reflexión personal del hijo. Este modelo familiar pivota sobre una figura que, estadística y sociológicamente hablando está desapareciendo, la figura del ama de casa.

- La familia adaptativa, que representa al 18% de las familias nucleares españolas. Con buena comunicación entre padres e hijos, con capacidad y voluntad de trasmitir opiniones y creencias, de ser una familia educadora, abierta al exterior, familia no exenta de conflictos y de desavenencias, fruto básicamente de situaciones nuevas en los papeles de sus integrantes, mujer y hombre, madre y padre, padres e hijos.

Ante estas estadísticas, cabría preguntarse si los padres también necesitan un apoyo formativo para desarrollar su labor como padres. No se trata de terapia, se trata de apoyo. Si nos formamos para mantenernos al día sobre el nuevo sistema operativo de Windows, ¿no merece la pena formarnos para "estar al día" como padres? Una formación que se centre en ayudar la calidad de comunicación, la toma de decisiones y la resolución de conflictos.

Una posible ayuda proviene de la colaboración entre los centros educativos y las familias. Actualmente, el Ministerio de Educación conjuntamente con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y otras entidades sociales, están estimulando en los centros académicos iniciativas de colaboración a través, entre otras, de las directrices formuladas por el Observatorio de Familias. Algunos centros escolares están promoviendo programas de orientación educativa de padres y madres para el ejercicio positivo del rol parental, pero se precisa aún mayor implicación institucional en el sentido de contar con profesionales adecuadamente formados y especializados en orientación e intervención educativa para la vida familiar, que sepan trabajar desde una perspectiva multidisciplinar. Esta autora, desde este rincón, también quiere contribuir a ello, divulgando entre los padres lectores algunas informaciones que nos proporciona la investigación y cuyos resultados se quedan "atrapados" en publicaciones especializadas entre los profesionales, pero que pueden resultar de utilidad a los padres por su facilidad de aplicación, por ejemplo, qué consecuencias puede tener para vuestros hijos un estilo educativo más o menos autoritario o indulgente, pero eso será en el próximo encuentro.