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Zamora no se sabe en batalla pequeña

Esta tierra necesita retomar la senda del crecimiento y trabajar para que no volvamos a sufrir el menosprecio del presente

Que Zamora no se conoce a si misma en pequeñas batallas, no lo digo yo, lo cuentan los libros de historia. Es una realidad que los zamoranos sólo nos hemos bregado con intensidad y determinación en las contiendas cuando todo parecía perdido, cuando nadie daba un duro por nosotros, cuando lo azaroso, o no, del destino, nos situaba al borde de los más escarpados acantilados y desfiladeros, pero siempre hemos sido capaces de revertir las situaciones más difíciles y complicadas, y hacer que nuevamente el viento soplase a favor en nuestras velas.

El momento actual, y también el que padecemos desde más de tres décadas, muestra un desplome social y económico en todas y cada una de nuestras comarcas. Pero no somos una isla en mitad del océano, pues esta problemática también es compartida por las provincias milenariamente hermanas de León y Salamanca. Hasta incluso en el desastre, la tierra leonesa parece incapaz de separarse tras más de un milenio de mutua compañía.

Nuestra sangría, nos habla de una creciente y continuada pérdida poblacional en el territorio leonés (ZA-SA-LE), cifrada en torno a 140.000 habitantes menos desde la imposición autonómica en el año 1983. Nos habla, de que nuestra renta per cápita, es un 14% inferior a la de Valladolid, un 27% inferior a la de Burgos, un 15% inferior a la española, y un 23% inferior a la renta media del continente europeo. Nos habla, de que hemos pasado de tener casi 3 nacimientos por fallecimiento en el año 1982, a casi 5 muertes por alumbramiento en el año 2017. Nos habla, de que no existe un tejido empresarial-industrial en nuestro entorno, pues el asiento de las grandes empresas, se lo reparten casi en un 70% entre Burgos y Valladolid. Nos habla, de que en tasa de empleo, de paro y de actividad, ocupamos los últimos lugares de las 9 provincias que componen la administración autonómica de León y Castilla. Y así podíamos seguir desgranando muchos datos más, y constatando con ello esta tremenda e injusta realidad que padecemos, fruto de las malas praxis y olvidos del ente birregional autonómico, y del propio estado español.

Mañana con motivo de una convención estatal sobre despoblación, vendrá a la ciudad de Zamora la cúpula del Partido Popular con el Presidente del Gobierno Español a la cabeza. Dicha "escenificación" (juzgo este vocablo como el más certero y definitorio) será la primera de muchas otras que al parecer tienen intención de acometer bajo esta temática. Y se pregunta este zamorano de la Tierra del Pan ¿vendrán sus excelencias a contemplar sólo la herida, o a plasmarán alguna medida concreta para detener la hemorragia? ¿No han sido conocedores sus excelencias hasta el momento presente de la situación de emergencia de todos nuestros pueblos y ciudades? ¿No será que solo buscan hacerse la foto y aparentar que en algo les importa nuestro devenir futuro? Y ya puestos a buscar ubicaciones para realizar tales actos, ¿por qué no se han concitado sus excelencias en algún pueblo alistano, sanabrés, carballés, sayagués o en cualquier otra comarca de nuestra afección, ya que es ahí donde verdaderamente el problema se cifra con números escandalosos y vergonzantes? Y para que ninguno de mis paisanos me acuse de ceñir la crítica en exclusividad al PP, aplíquese todo ello también al Partido Socialista, pues estos han desempeñado en tiempos pasados la encomienda de gobierno en las diferentes instituciones y administraciones que nos son de atribución.

Pero no pretende este artículo ser un acto plañidero, ni quiero con él invitar al llanto a nadie. Todo lo contrario. Cuando se me ofreció la oportunidad de poder escribirlo, me alegré enormemente de tener la oportunidad de decir a todos y cada uno de ustedes, mis paisanos, que yo creo en todos nosotros. Sí, rotundamente, creo en nosotros, porque sé del potencial de esta tierra, de la bondad de sus gentes luchadoras y trabajadoras, exactamente igual que antes lo fueron los nuestros. Creo, porque sé que somos un pueblo incapaz de posicionarse en la injusticia, un pueblo digno, fuerte y con aguante en el dolor y el padecimiento ante cualquier avatar que se nos presente. Creo, porque sé de la alegría que mana y fluye cual arroyo desbocado, en cada uno de los paisanos de este terruño ante la más mínima oportunidad que se presenta para ello. Creo, porque somos gentes acogedoras y siempre hemos arropado a todos los que por aquí se han quedado o simplemente han pasado. Creo, porque nos sé pedazo de cielo en tierra, palpable en nuestras ciudades y más aún si cabe en el más recóndito de nuestros pueblos. Creo, porque nuestra tierra nuestra es rica y vasta en recursos de toda índole, aunque a diario resuenen cantos de sirenas en forma de mensajes institucionalizados y mediatizados en el sentido contrario, intentando hacernos creer que nada tenemos, que nada valemos, y que nos sintamos dependientes de terceros, y de este modo hacernos perder la fe y la esperanza en nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Pero va a ser que no, que es nuestro orgullo zamorano, sanabrés, berciano, benaventano, bejarano, babiano, toresano, sayagués, y así podría seguir hasta enumerar todas y cada una de las preciosas comarcas que conforman la tierra leonesa, el que ha de sacarnos de esta infame situación. Sí, la tierra leonesa, esa es la nuestra, la de las comarcas de León, las de Salamanca y las de Zamora. Esa tierra a la que pertenecemos desde hace siglos aunque se empeñen institucionalmente en ocultárnoslo o llamarnos por lo que no somos, ni fuimos, ni seremos, pues Castilla nos es tierra ajena, aunque esto jamás estará reñido con que también la queramos y la respetemos, pero no, no es la nuestra.

Esta junta birregional autonómica de León y Castilla, con el beneplácito y la complacencia del gobierno estatal, ha resultado un rotundo fracaso, ojalá no lo hubiera sido, pero los hechos cantan esta canción que de melodiosa nada tiene, y como dicen los míos, y creo que acertadamente, "la casa pequeña bien se barre". Ha llegado el momento de exigir, por y para los leoneses de las tres provincias nuestras propias administraciones e instituciones, esas que velen por nuestros verdaderos intereses, esas que sean capaces de plantear soluciones a todos y cada uno de los problemas que tienen el millón de habitantes de esta tierra, esas que arrojen luz en el camino en pro de un futuro esperanzador para todos, a izquierda, centro y derecha, esas que posibiliten que concurran todas las circunstancias necesarias, para que nunca más un paisano de esta tierra tenga que abandonarla si no es por su propio deseo y no motivado por unas circunstancias como las pasadas y presentes, pues en torno a los 600.000 son los que en estos 35 años de autonomía compartida ya han dejado nuestra tierra para vivir por otros lares .

No es luchar en contra de nadie, ni en contra de ningún otro territorio, es luchar para volver a retomar la senda del crecimiento, y que lo sea bueno para nosotros, lo sea para el conjunto del estado español. Queremos luchar para sumar, luchar para no ser resta ni lastre, luchar por justicia, esa que se nos negó al imponernos en 1983 la autonomía birregional, ignorando el artículo número 2 de la Constitución Española del 78, y con ello, que los leoneses dispongamos de los merecidos e idénticos órganos de gobierno que poseen otros territorios españoles, no más, pero tampoco menos. Es luchar por que se vele por nuestros intereses, cuiden de nosotros, y que jamás volvamos a sufrir el menosprecio, el olvido y la indefensión del presente.

Por todas estas razones, encabecé este artículo titulándolo "Zamora no se sabe en batalla pequeña", porque creo firmemente que nuestro momento es ahora, porque los zamoranos ya hemos sido punta de lanza anteriormente, porque hemos sido capaces de liderar cambios en el pasado, porque siempre hemos sabido salir victoriosos, porque hemos estado a la altura de todos los aconteceres, y sobre todo, porque solo sé a los zamoranos para las grandes batallas, y siempre como vencedores de las mismas.

Por nuestras propias instituciones y administraciones, despertemos ya zamoranos. Recuperemos nuestro futuro ya a nuestrea tierra, la leonesa (ZA-LE-SA). Autonomía ya.

(*) Secretario del Colectivo Ciudadanos del Reino de León y miembro de Nós Terra Maire

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