Para el historiador británico Neil Ferguson, los datos que cedemos gratuitamente a Facebook o Google son un bien público y carece por tanto de justificación el monopolio que sobre ellos ejercen dos gigantes del sector privado. Esos datos podrían emplearse en beneficio del interés colectivo, afirma Ferguson en una entrevista con el semanario italiano "L'Espresso". Los gobiernos de Estados Unidos y Europa podrían exigir a esas empresas que pusiesen los datos a disposición de los poderes públicos y de sus competidores.

Según Ferguson, "si seguimos teniendo una esfera pública dominada por entidades privadas que venden a agencias publicitarias nuestros datos, que les hemos proporcionado además gratis, las consecuencias serán letales para la democracia". No puede permitirse, agrega, que los gigantes de Silicon Valley no se hagan responsables, salvo excepciones, de los contenidos publicados en sus plataformas porque a Facebook no le interesa si una idea es verdad o no, sino que capte la atención del usuario. "Tienen que cambiar las reglas", afirma el historiador, que acaba de publicar "The Square and the Tower", símbolos del orden jerárquico y el caos de la actual conectividad a través de la Red.

En la Red, "las ideas más locas pueden volverse virales, incluso más que las sensatas precisamente porque son seductoras", sostiene Ferguson, para quien el actual debate en torno a las "fake news" es como "la caza de brujas de esta época". Un mundo interconectado "no es necesariamente un mundo donde todos somos ciudadanos iguales que intercambian en la Red libremente ideas. En realidad, las redes tienen estructuras profundamente desiguales", agrega. Y más desiguales aún, habría que añadir, después de que los EE UU de Trump hayan decidido eliminar la neutralidad de la Red, lo que permitirá que se imponga un sistema que permita diferentes velocidades en función del pago y de los intereses de los operadores.

Ferguson echa de menos que, a diferencia de los chinos, que han creado sus propias plataformas, los europeos hayan perdido la ocasión de construir una Internet europea. Según el historiador británico, China ha tenido la astucia de seguir una vía independiente, aunque el objetivo de sus dirigentes ha sido siempre "controlar a los ciudadanos, algo que no queremos que ocurra en Europa".

En otra entrevista, con el semanario alemán "Die Zeit", Ferguson advierte de dos peligros relacionados con los abusos en internet: el primero es el que representa para el futuro de la democracia la polarización creciente en las redes sociales. El segundo es que China utilice sus medios tecnológicos para atacar la posición del dólar y provoque el caos en "la red de la dominación de Occidente". Ambos peligros son, en su opinión, "bastante verosímiles".