Corría el año de 1303, cuando vinieron a España los primeros caballeros de la Orden del Temple, reinando don Alfonso VII "El Emperador"; y como hicieran buenos servicios en la guerra contra los moros, merecieron excelente acogida, siendo una de sus casas primitivas la de San Salvador de Toro. Crecieron pronto en número y riquezas y establecieron en nuestro territorio bailías y encomiendas (territorios con autonomía jurisdiccional) .

El año de 1310 llegaron a Castilla comunicaciones del papa Clemente V, dirigidas a sus prelados, haciendo saber que los frailes de la Orden del Temple habían sido acusados ante él de herejía; que llevados a su presencia algunos de la Orden de Francia, confesaron parte de los delitos, y por ello mandaba que prendiesen a todos los Templarios en Castilla, León y Portugal para que, fechada Inquisición en Concilios provinciales, se cumpliesen en ellos lo que fuera de justicia, reservándose el Pontífice para él la sentencia general.

Con este precepto se publicó citación o emplazamiento a los frailes en el coro de la Catedral de Zamora el día de Pascua, 19 de abril del mismo año, mandando al maestre de la Orden Rodrigo Yáñez, y a fray Alfonso Lus, comendador de la bailía de Zamora; a fray Lucas, comendador de Villalpando; a fray Aparicio, comendador de San Pedro de Latarce; a fray Gómez Pérez, comendador de Alba de Aliste, y a todos los frailes que residían en las bailías de Benavente y Tábara las correspondientes citaciones, también se citó al maestre Rodrigo Yáñez que se había refugiado en el Castillo de Alcañices porque eran perseguidos e injuriados por el pueblo.

La mayoría de los caballeros acudieron sumisos a Medina del Campo, donde se formaba el sumario. Algunos, sin embargo, indignados de la acusación, defendieron sus castillos, entre estos el de Tábara, aunque por breve tiempo.

Visto y examinados los procesos en el Concilio que se celebró en Salamanca, no hallando culpabilidad alguna en dichos frailes, ni en su orden en estos reinos de Castilla y León, sino que eran muy religiosos y de m uy buena fama, así lo declararon ,los prelados en Dios y sus conciencias, de lo que dieron pública fe.

La sentencia original de absolución estuvo en el archivo de la Orden, que se guardaba en la torre de La Horta.. Ha ilustrado el proceso de los Templarios, haciendo su defensa y juicio con documentos inéditos el sabio académico R. P. Fidel Fita que lo publicó en el libro titulado: "Actas inéditas de siete concilios españoles celebrados desde el año 1282 hasta el 1314".

Los caballeros Templarios nacieron con la finalidad de proteger a los peregrinos que visitaban Tierra Santa, pero pronto se extendió su influencia por todo el mundo cristiano. A diferencia de lo que ocurrió en otros reinos europeos, los caballeros del Temple encontraron en la península ibérica un escenario muy distinto al de las otras tierras.

El monarca francés Felipe IV detuvo por sorpresa a los hermanos de la Orden en el país vecino, bajo terribles e injustas acusaciones de herejía. Poco después el rey de la Corona de Aragón, Jaime II, a quien tan buenos servicios habían prestado, ordenó detener a todos los Templarios de la Corona y confiscar sus bienes. En 1312 las autoridades eclesiásticas decretaron la disolución de la Orden del, Temple.