Aún conmocionados por los ataques terroristas en París, es necesario recordar una vez más que las religiones buscan la paz, porque tienen en su mirada a la persona humana, a toda persona. Las palabras de rechazo de la violencia con falsas motivaciones espirituales cobran de nuevo todo su sentido. Aún recordamos las palabras claras y directas del papa Francisco: "la religión auténtica es fuente de paz, y no de violencia. ¡Nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia! ¡Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio!". Las dijo con fuerza ante los representantes de varias confesiones religiosas en septiembre de 2014 en Albania. Acabó señalando que "en realidad somos, junto con los demás, un equipo de hermanos". Dios es grande, claro que sí. Los terroristas atentan contra su grandeza.