Un día después de las pasadas elecciones europeas, un amigo, periodista también, me mostró un montón de números. El tío había estado extrapolando los resultados a unos comicios locales en las capitales de provincia de Castilla y León.

-Fíjate, el PP perdería la mayoría absoluta en todas ellas y en la gran mayoría de los principales municipios, me dijo, llamando mi atención hacia varios círculos y subrayados que confirmaban sus palabras.

-Me dejas helado; yo creí que el varapalo al PP solo afectaría a Madrid, Valencia, las capitales andaluzas y poco más, pero aquí, donde no les tose nadie?, respondí.

-Pues ya ves, el "tsunami" puede ser más fuerte de lo que parece.

Sin embargo, ambos coincidimos en que los datos de las europeas no son aplicables punto por punto a las municipales, en que falta mucho tiempo y en que es posible que las tendencias cambien. Y coincidimos también en otra cosa. Una mirada cómplice, un suspiro, un movimiento de cabeza, una media carcajada y una frase: "Algo harán; si temen perder tanto poder, algo harán".

No nos equivocamos mucho. Apenas un mes después de aquel 25M, Rajoy ya ha lanzado su teoría de la regeneración democrática, que, de momento y a la espera de nuevas ocurrencias, se traduce en la elección directa de los alcaldes. Es decir, que sea máximo regidor de un ayuntamiento aquel que logre más votos, lo que equivale a cerrar la opción de pactos poselectorales entre concejales electos. Habrá quien juzgue más justa esta fórmula y quien piense lo contrario, pero lo que está claro es que no es, ni mucho menos, más democrática que la actual. Por tanto, no cabe hablar de regeneración democrática sino de otra cosa? que se parece más a las viejas, y nunca suprimidas del todo, alcaldadas. Como creo que vamos a perder, pincho el balón o me lo llevo a casa.

Por ahora, la oferta de Rajoy, lanzada en la sede del PP y no en el Parlamento, ha sido vitoreada por sus incondicionales y rechazada por la oposición, que teme que se trate de una nueva maniobra para frenar la previsible pérdida de poder local de los populares. Y quienes han prometido estudiarla ponen ya sobre la mesa una alternativa: que al alcalde se le elija en segunda vuelta, si no hay mayoría absoluta en la primera. Parece lo más lógico. Imaginemos que un candidato saca el 30% de los votos y hay varios más que se sitúan entre el 10 y el 15%. ¿Sería justo que alguien gobernara una ciudad con el rechazo (o no respaldo) del 70%?; ¿no sería más democrático y legítimo ir a una segunda vuelta entre los dos más votados y el que más chifle, capador? El PP no se ha pronunciado al respecto. No sabemos, por tanto, si esa segunda vuelta entraría en la regeneración democrática o se quedaría a las puertas, como ha sucedido con aquellos anuncios contra la corrupción hechos por Mariano Rajoy hace año y medio, cuando se publicaron los papeles de Bárcenas. Esos supuestos planes y medidas anticorrupción duermen el sueño de los justos en algún lugar no determinado mientras se descubren más y más casos de choriceo y mientras aumenta el cabreo de la gente por estas y otras razones.

Precisamente, el mismo día en el que Rajoy desgranaba, ante la cúpula de su partido, su vocación regeneracionista, el juez imputaba al extesorero del PP, Álvaro Lapuerta, por ayudar a Bárcenas a saquear la caja B del partido. Pablo Ruz implica también en las tramas al ex jefe de finanzas del PP en Castilla-La Mancha, el territorio de Cospedal, por la adjudicación de un contrato de basuras en Toledo a la misma empresa que, según Bárcenas, pagó una comisión ilegal de 200.000 euros al PP en vísperas de las municipales y autonómicas del 2007. Y ese mismo día, el extesorero popular culpó al famoso Camps ("Yo siempre estaré contigo, Paco, delante, detrás, al lado, siempre", dijo Rajoy en un inolvidable mitin) de la financiación ilegal del PP valenciano. Y por esas mismas fechas supimos de las andanzas trincadoras de dos hermanos Pujol, de nuevos y vergonzosos datos de los ERE y cursos de formación en Andalucía, de las aventuras de Urdangarín en Nóos, de la detención del alcalde de Torredembarra, de los intentos de compra de una concejala de la oposición por parte del regidor de Brunete?.

Mira tú si tiene corte Rajoy si de verdad quiere una regeneración política de este país. Y, sin embargo, vaya por Dios, quiere empezar por la elección de los alcaldes. Si la elección no está mal, hombre; lo que está mal es lo que algunos hacen después. Y lo que otros permiten, amparan, justifican sin exigir dimisiones ni rendición de cuentas. De esto no habló Rajoy el martes cuando se pronunció sobre la regeneración. Sospechoso y preocupante. A juzgar por esas palabras, anuncios y silencios, parece más interesado en mantener el poder municipal que en la salud democrática de España. Y eso es tan duro y grave como descorazonador.