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Puerta óptima

Las cámaras de Sanabria

No saben cómo lamento tener razón. A la sombra del nacimiento de una nueva asociación en Sanabria, dije que era un craso error bienvenido. Porque el asociacionismo lo que necesita, como su nombre indica, es asociación y no asociaciones, unión, más que individualismo.

Acabamos de comprobarlo en una manifestación celebrada en Puebla en contra de las videocámaras que el delegado de la Junta Alberto Castro pretende implantar para prevenir incendios. Según la guerra de cifras de toda manifestación que se precie, hubo, según quien las diera, medio centenar de personas o tres centenares.

Aceptando pulpo como animal de compañía, y suponiendo que los manifestantes fueran doscientos -ni pa ti ni pa mí-, el fracaso habría sido brutal. Porque el número de asociaciones convocantes eran, al parecer, unas cuarenta. Sin contar con las que se unieron de Aliste y Portugal.

Si en total hubieran sido unas cincuenta, habría significado que, cada asociación, habría movilizado a tres o cuatro miembros. Casi menos que extremidades tiene el cuerpo humano. Es decir, era un cuerpo manifestante que estaba manifiestamente cojo, le faltaban muchos miembros.

Independientemente de si las cámaras sí, o no, yo creo que ha sido un gran día para el delegado Castro. Viendo la unión de los sanabreses, alistanos y trasmontanos portugueses, se frotará las manos, porque la protesta a su iniciativa ha sido completamente nula.

Castro puede caer en la tentación de pensar, a la luz del fracaso de la manifestación, que la inmensa mayoría de los sanabreses están a favor de las cámaras. Y probablemente no se equivocaría. Pero cometería un enorme error si no tuviera en cuenta lo que los sanabreses, independientemente de su egoísta asociacionismo, tengan que decir.

Creo que quien nos representa, porque para ello los hemos votado, más allá de las cincuenta asociaciones, son los alcaldes. Ellos deben tener la palabra. Y en algunos casos no solo la tienen, sino que la ejercen de forma coherente. Es el caso del alcalde de Trefacio, que convocó a su pueblo para preguntar y obrar en consecuencia.

Me contaba esta semana santa uno de los alcaldes que, renunciar a las cámaras, era absurdo. Cualquier medio es poco para luchar contra el terror ecológico de los incendiarios. Pero no oír a los sanabreses, sería un suicidio.

Quien sostiene que hay que dedicar fondos para luchar contra los terroristas limpiando el monte, no van desencaminados. Así era «in illo tempore», y daba resultado. Los montes limpios, a través de operarios, cabras u otros medios, tendría el beneficio añadido del empleo e, incluso, rendimiento económico.

Prevenir, muchas veces, es la clave. Y creo que en esto la Junta puede hacer mucho más de lo que hace. No comparto eso de que el dinero gastado en las videocámaras da para emplear a veinte personas durante cuatro años. Puede ser cierto, pero luego, qué. Hay que volver a poner más dinero. Y así sucesivamente.

Yo creo que la solución está en el diálogo. Hay medidas intermedias. Hay fórmulas experimentales. Por qué no contratar una brigada que vaya limpiando el monte por sectores, comenzando por las partes más sensibles... Tal vez el importe del contrato no sería más allá de lo que cuesta la gasolina de una avioneta. Y si se evita el vuelo, mejor. Hablen, coño. Y las asociaciones, asóciense, coño. Solo unidos tendremos algo que decir.

delfin_rod@hotmail.com

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